El debate del estado de la comunidad andaluza ha terminado este jueves con una imagen insólita en el Parlamento: 24 horas después de que saltaran por los aires todos los puentes de comunicación entre el Gobierno andaluz y el PSOE para pactar los Presupuestos de 2022 y evitar así un adelanto electoral, populares y socialistas han reconstruido el diálogo desde las cenizas y se emplazan a seguir negociando hasta el 18 de noviembre -fecha tope para presentar la enmienda a la totalidad- o hasta el 24 de noviembre -día del debate de totalidad-.
En medio ha habido un viraje de 180 grados en la estrategia del PSOE, oscilando entre el portazo a la negociación y la ventana abierta. Los socialistas tienen en dos semanas un importante congreso regional, que decidirá la ejecutiva del nuevo secretario general y todavía alcalde de Sevilla, Juan Espadas. Muchos frentes abiertos y muchas voces cruzadas y sin coordinar dentro del partido: el pasado viernes, el secretario de Política Municipal de la ejecutiva federal, el sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, anunció que el PSOE no pactaría nunca un Presupuesto con la Junta si se consumaba el despido de 8.000 sanitarios, previsto el 31 de octubre. El domingo, la dirección del PSOE andaluz lanzó un ultimátum al presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, al que emplazó a responder a sus propuestas antes del debate del estado de la comunidad, este miércoles, o daría por rota la negociación. El martes, el secretario general de los socialistas andaluces, Juan Espadas, se reafirmó en la fecha límite para el diálogo.
Al día siguiente, durante su intervención, la portavoz del PSOE, Ángeles Ferriz, lanzó al presidente un durísimo ataque, acusándole de “cínico”, de “mentir” y de “desmantelar la sanidad pública”, dejando patente que los socialistas daban por terminado el diálogo y abrían la puerta a una enmienda a la totalidad para tumbar las cuentas del Gobierno andaluz. 24 horas después, el PP votaba a favor de la mitad de las propuestas de resolución del PSOE, que condicionan políticamente al Ejecutivo, y el PSOE apoyaba un tercio de las iniciativas de los populares. En conjunto, las fuerzas de Gobierno han asumido 54 de las 105 iniciativas presentadas por la oposición, con objeto de posibilitar el diálogo que saque adelante los Presupuestos de 2022.
Sin embargo, una de las propuestas del PSOE rechazadas por PP y Ciudadanos es precisamente la que pedía renovar a los 20.000 sanitarios de refuerzo que la Junta contrató durante la pandemia, con fondos del Estado, y de los cuáles Moreno renovará a 12.000. Ahí los socialistas subrayan el “rechazo al despido de los otros 8.000 profesionales”, línea roja que marcó la dirección federal, sin consensuarlo con Espadas. Los socialistas han mezclado esta propuesta con el plan de equiparación salarial progresivo de los médicos andaluces con la media de España, un principio que comparten con el PP. Sin embargo, los populares han votado en contra porque la readmisión de esos 8.000 sanitarios la ven inviable.
La medida ha estado a punto de salir adelante, porque Vox se ha abstenido, pero han faltado los votos de los 11 diputados no adscritos de Teresa Rodríguez, que se han ausentado del debate en señal de protesta. De haber votado a favor, el Parlamento habría mandatado por mayoría al Gobierno de Moreno para readmitir a estos trabajadores. Una propuesta de resolución no es vinculante, en términos legislativos, pero sí compromete políticamente al Ejecutivo, sobre todo ahora que los sindicatos de médicos y enfermeros están manifestándose en la calle en defensa de los déficit de recursos que arrastra el sistema tras la pandemia. Rodríguez se ha excusado en que si hubieran votado hubiese “dado igual”, porque estas medidas no obligan a la Junta. Tampoco el PSOE, viendo la importancia capital que le está dando a estos 8.000 ceses, buscó la complicidad de otros grupos de la Cámara para conseguir que saliera adelante.
Pocas veces como ésta, la segunda jornada del debate del estado de la comunidad enmienda por completo a la primera. A media mañana, el presidente Moreno aparecía en la tribuna con el documento de propuestas del PSOE en la mano, anunciando que “han vuelto a revisar” el texto que le entregó el líder socialista, Juan Espadas, hace un mes, cuando viró por sorpresa la estrategia de oposición ofreciendo un pacto “inédito” para apoyar los últimos Presupuestos de legislatura del Gobierno de PP y Cs. “Vamos a aceptar algunas de sus iniciativas [reconvertidas en propuestas de resolución]”, dice Moreno. A los socialistas debió pillarles por sorpresa, porque en ese momento la bancada del PSOE estaba prácticamente vacía. No había interlocutor en el debate de política general más importante del año.
Ni su portavoz, Ángeles Ferriz, ni la portavoz adjunta, María Márquez, ni el portavoz de Hacienda, Antonio Ramírez de Arellano, ni el diputado Mario Jiménez, otro de los pesos pesados del círculo de confianza de Espadas. El secretario general del PSOE-A estuvo en la jornada previa, certificando el fin de la negociación presupuestaria, pero este jueves estaba en Torremolinos en calidad de alcalde de Sevilla, en las jornadas del 40 aniversario de la FEMP. No había interlocutores de peso en el principal partido de la oposición para ver cómo el presidente de la Junta se adueñaba de la iniciativa que partió de Espadas hace un mes, la que permitió resituar al PSOE andaluz en el tablero político con un modelo de oposición pactista.
En los últimos cinco días, sorpresivamente y aún sin una explicación plausible, los socialistas han abandonado precipitadamente esa estrategia de diálogo y se instalaron en el ataque bronco que resumió Ferriz en su intervención contra Moreno: “Usted es muy del PP y muy de derechas. Está desmantelando la sanidad pública”, espetó. El presidente andaluz mantuvo la calma en todo momento, y terminó las cinco horas y media de debate pidiendo a la oposición “estirar la legislatura”, apoyar el Presupuesto “sin vetos ni cordones sanitarios”.
Al día siguiente, la misma Ferriz que había lanzado su lema de campaña electoral -“O con nosotros o con Vox”-, se mostraba “satisfecha” con el debate, porque habían “forzado” a Moreno a posicionarse, “por primera vez”, sobre las propuestas que Espadas le hizo llegar un mes atrás. 28 días esperando y una única reunión formal, dijo, en contraste con la intensa negociación que mantienen ambas fuerzas sobre la futura Ley andaluza del Suelo -diez reuniones-, que ya fue tumbada en el Parlamento por el rechazo sorpresivo de Vox. Los socialistas se muestran vacilantes, han cambiado el discurso y la estrategia en cuestión de días, mientras el presidente Moreno mantiene la vía del diálogo abierta desde el principio, aunque en su entorno hayan lanzado mensajes que contaminan ese acuerdo con el PSOE. Por ejemplo, las declaraciones del vicepresidente de la Junta y líder regional de Cs, Juan Marín, que respondió al ultimátum de Espadas con tono chusco: “Se van a quedar esperando”.
Del discurso de Espadas el martes y, sobre todo, del discurso de Ferriz el miércoles se extrae la idea de que el PSOE ha abandonado apresuradamente la iniciativa política de negociar los Presupuestos que ellos mismos crearon. Todos niegan “injerencias” de Ferraz, aunque internamente se muestran muy molestos por el primer ultimátum que lanzó Gómez de Celis el pasado viernes, condicionando el diálogo a la renovación de esos 8.000 sanitarios. Tampoco ahora es definitivo. El colectivo se irá a la calle el día 31 de octubre, como estaba anunciado, y el PSOE seguirá negociando un día después. La nueva meta volante de los socialistas ahora es el día 18, fecha tope para registrar una enmienda a la totalidad en el Parlamento, o quizá el 24, cuando se celebre el debate de totalidad.
Ferriz acusa a Moreno de “cambiar unilateralmente las reglas del juego”, porque lo que Espadas planteó al presidente andaluz fue negociar las cuentas antes de que éstas llegasen al Parlamento, cosa que ocurrirá el próximo 3 de noviembre, después de que las apruebe el Consejo de Gobierno. Tampoco esa meta volante será definitiva para los socialistas. El aguerrido mensaje del miércoles se ha apagado de sopetón y la posibilidad de un acuerdo inédito entre el Ejecutivo andaluz y el PSOE sigue vive, aunque previsiblemente avanzará a trompicones. La única diferencia ahora es que el que pilota esa iniciativa ya no es su autor original, el socialista Juan Espadas, sino el presidente Moreno, abanderado del diálogo “sin trincheras ideológicas”, que hace sólo un mes barajaba como única vía posible la prórroga del Presupuesto en vigor, porque su socio natural, Vox, llevaba meses pidiéndole un adelanto electoral.