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El Gobierno andaluz aprovecha un defecto de forma del anterior Ejecutivo del PSOE para aumentar las clases de Religión

El Gobierno andaluz de PP y Ciudadanos ha aprovechado el error de tramitación en una norma del anterior Ejecutivo socialista -anulada por el Tribunal Supremo por un “defecto de forma”- para sustituirla por otra orden, que aumentará el horario lectivo de Religión en la enseñanza Primaria el próximo curso, como venían demandando los obispos andaluces. De paso, la Consejería de Educación ha aprobado una profunda reforma del currículum en Primaria, Secundaria y Bachillerato que implica ampliar las horas de asignaturas troncales -Lengua, Matemáticas e Inglés; más Educación Física-, a costa de reducir las materias especializadas o de libre disposición.

Hasta ahora, las clases de Religión en Primaria (o su alternativa: Valores Cívicos) duraban 45 minutos a la semana -el mínimo legal establecido-, pero los colegios andaluces tenían autonomía para aumentarlas hasta los 60 o 90 minutos. La normativa anterior (2015) permitía a cada escuela decidir el peso de esta asignatura optativa en sus aulas. Ahora, la Consejería de Educación ha confirmado que aumentará el horario de Religión a una hora semanal en los primeros tres cursos de Primaria (1º, 2º y 3º), y ampliará hasta las dos horas por semana en los tres siguientes cursos (4º, 5º y 6º). El horario será el mismo para todos los colegios, que perderán la autonomía pedagógica para decidir qué carga lectiva tendría la Religión en el currículum de sus alumnos.

El 81,7 % de los alumnos de Primaria en Andalucía estudia Religión, porcentaje que baja al 67,9 % en los de Secundaria, según datos del Ministerio de Educación. Sin embargo , el impacto del nuevo reparto horario aprobado por la Junta será distinto en cada escuela, dada la diversidad de carga lectiva de esta asignatura que regía en Andalucía. En el último curso académico, según datos de la Consejería de Educación, el 63,56% de los centros de Primaria impartía una hora y media de Religión a la semana (90 minutos); el 13,54% de los colegios ofertaba 60 minutos a la semana; y el 22,9% de las escuelas había limitado la asignatura a 45 minutos. Si el nuevo currículum se mantiene de forma permanente -por ahora es provisional para el próximo curso-, todos los alumnos andaluces habrán dado más clases de Religión al finalizar los seis cursos de Primaria, porque el cómputo total para toda la etapa asciende a nueve horas semanales. Supondrá el doble de clases para los alumnos del 22,9% de colegios que había limitado el horario de Religión a 45 minutos por semana.

Sin embargo, a corto plazo la medida tendrá el efecto contrario al que pretende la Consejería de Educación. El 63,56% de los colegios andaluces que ahora oferta 90 minutos de Religión a la semana verá reducido su horario a 60 minutos a partir de septiembre. Esta carambola la notarán, sobre todo, los alumnos de 2º y 3º de Primaria de estas escuelas, que tendrán clases de Religión 30 minutos más cortas que las del curso que acaba de finalizar.

Criterio político, no jurídico

Para explicar los cambios en el currículum, el departamento que dirige Javier Imbroda ha argumentado que el Tribunal Supremo ha dado la razón a los obispos andaluces, que impugnaron la orden del anterior Gobierno socialista de reducir las clases de Religión en Primaria, y que el fallo les obligaba a “cubrir ese vacío normativo” de cara al próximo curso. Esta explicación es una verdad a medias.

El Supremo no obliga a la Junta a aumentar el horario de Religión, eso es una decisión política de la Administración actual, que vira ideológicamente hacia el modelo educativo que siempre ha defendido el PP, en consonancia con la Iglesia católica y sectores más conservadores de la sociedad. En realidad, el Alto Tribunal ha emitido una providencia, a la que ha tenido acceso este periódico, que “acuerda la inadmisión a trámite” del recurso de casación que interpuso el anterior Gobierno socialista contra una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) del 23 de mayo de 2018 que anuló la orden que regulaba el currículum de Primaria.

Los obispos andaluces y la Asociación Profesional de Profesores de Religión de Centros Estatales (Apprece) combatieron aquella norma -incluso se manifestaron en las calles- porque permitía a las escuelas recortar el horario de Religión y ajustarlo a las necesidades educativas de sus alumnos. Según su comunicado de denuncia, “se vulneraba el artículo 27.3 de la Constitución que consagra la obligación para los poderes públicos de garantizar el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral de acuerdo con sus propias convicciones”. Pero eso no fue lo que recurrieron en los tribunales los obispos ni sobre lo que se pronunció el TSJA ni sobre lo que ha resuelto hace días el Supremo.

Las diócesis solicitaron la nulidad de la orden alegando un defecto de forma, a saber, que la Junta les había citado en un lugar erróneo para el trámite de audiencia y, al no poder asistir, los obispos no pudieron presentar sus alegaciones a la norma (un derecho que les reconoce la ley). Los jueces del Alto Tribunal andaluz no entraron en el fondo del asunto, es decir, no se metieron en si la Junta de Andalucía tenía competencias o no para alterar los horarios de Religión. Pero acusó a la Administración de no cumplir los procedimientos y, en consecuencia, dejó sin efecto la orden que regulaba el currículum de Primaria.

La sentencia del Alto Tribunal andaluz es de mayo de 2018. Casi por las mismas fechas, el Tribunal Supremo dictó otra sentencia que sí entraba en el fondo del asunto, a partir de un litigio similar entre el Gobierno de Asturias y las diócesis del Principado, y que falló en contra de los obispos al reconocer el derecho de una Administración autonómica a reducir el horario de Religión en Primaria. La sentencia abría la puerta a unificar la jurisprudencia respecto a este asunto, y devolvía el optimismo al Gobierno andaluz del PSOE. A partir de ahí, la anterior consejera de Educación, Sonia Gaya, hizo dos cosas: primero, recurrió la nulidad de su orden ante el Supremo; y segundo, redactó una nueva orden curricular para tenerla preparada, en caso de que los jueces terminaran desestimando su recurso (como ha ocurrido).

El plan de la Administración anterior era solicitar “una moratoria” al Supremo para evitar “un vacío legal” en mitad del presente curso, para que la nueva orden entrase en vigor en el siguiente (2019-2020). Pero Gaya hizo más: aprovechó la coyuntura judicial para cambiar drásticamente la norma, retirando a los centros la autonomía para decidir su horario de Religión, y estableciendo el mismo horario fijo para todos los colegios de Primaria: 45 minutos a la semana, el mínimo que estipula la ley básica del Ministerio de Educación.

El borrador de esa nueva orden se quedó en un cajón de la consejería, a espera de iniciar el trámite de audiencia con la comunidad educativa. Luego el PSOE perdió el poder, entró el Gobierno de PP y Cs, y el nuevo consejero de Educación, Javier Imbroda, decidió dejar aquel borrador en el cajón y redactar su propia norma curricular, que amplía la carga lectiva de Religión, y vira 180 grados la política educativa de la Junta de Andalucía. Una decisión política, no judicial, y legítimamente “ideológica”.

¿Hay vacío legal?

La otra explicación que ofrece la consejería es la de evitar un “vacío legal” después de que el Supremo haya ratificado la nulidad de la orden en vigor. Pero esto también es una verdad a medias. Según fuentes consultadas, al suspenderse una orden curricular de rango autonómico, rige la ley básica, es decir, la que establece el Ministerio de Educación. Las competencias educativas están transferidas a las comunidades, pero el Gobierno central conserva las de Ceuta y Melilla. Para ambas ciudades autónomas, el ex ministro de Educación José Ignacio Wert estableció un horario de 45 minutos a la semana de Religión.

Se dio aquí una paradoja: las comunidades gobernadas por el PP ampliaron el horario de Religión, pero el Ejecutivo central lo redujo al mínimo en dos territorios donde el islam compite con el Catolicismo como religión mayoritaria del alumnado. El 40% de la población de Ceuta es musulmana, y el 50% en Melilla, cuyo Gobierno ha estado presidido durante los últimos 19 años por Juan José Imbroda (PP), a la sazón, hermano del consejero andaluz de Educación. Esa realidad demográfica se proyecta en las escuelas de ambas ciudades, donde los padres eligen si sus hijos estudian Religión católica, islámica, judía, evangélica u otra alternativa.

Más horas de Lengua y Mates

Aprovechando la coyuntura judicial sobre el litigio de Religión, la Junta de Andalucía va a modificar sustancialmente todo el currículum de Primaria a través de unas instrucciones que se dieron a conocer este lunes. Así pues, se reforzarán todas las materias troncales, que son las que evalúan las competencias y el nivel de aprendizaje del alumno y las que miden la calidad del sistema educativo en el informe PISA. Las clases de Lengua aumentan 30 minutos, pasando de 4,5 a cinco horas semanales en 1º, 2º, 3º y 4º curso de Primaria; y se amplían en 15 minutos en 5º y 6º curso, pasando de 3,45 a cuatro horas a la semana.

Las clases de Matemáticas aumentan media hora en 1º y 2º curso, pasando de 4,5 a cinco horas a la semana; y también se amplían 15 minutos para los cursos posteriores, pasando de 3,45 a cuatro horas semanales. En Inglés, el horario se duplica en 1º y 2º curso: de 1,5 a tres horas a la semana; y aumenta 45 minutos en el resto de cursos: de dos horas y 15 minutos a tres horas semanales. En Educación Física, una materia que no es troncal, pero a la que Imbroda le da una importancia capital, también se duplica el horario en los primeros tres cursos: de 1,5 a tres horas por semana; y tendrá media hora más en 4º, 5º y 6º curso: de 1,5 a dos horas. El Francés como segunda lengua es una materia que ve disminuido su horario en 30 minutos (una hora semanal).

Toda la modificación curricular es provisional para un año y se sostiene sobre unas instrucciones, una norma de rango menor a la orden habitual de la consejería. Educación sostiene que tienen en cuenta el marco legislativo nacional y autonómico en vigor, así como las 1.650 aportaciones de la comunidad educativa, que señalaron la importancia de aumentar la carga horaria en Lengua (81,3%), Matemáticas (77,5%), Inglés (68,1%) y Educación Física (37,9%), aseguran desde Educación. El incremento del horario en las materias troncales provocará un recorte en el tiempo lectivo de libre disposición de los colegios, aunque la mayoría de ellos ya desempeñaban ese espacio para refuerzos en este mismo área, según la consejería. Lo que viene a hacer esta norma es a oficializar algo que ya se da en la práctica en muchas escuelas.

Todas las modificaciones curriculares previstas por el nuevo gabinete van a tener, obviamente, una repercusión directa en la plantilla de profesores. Sobre todo en los 2.000 docentes de Religión, un colectivo que depende administrativamente del Ministerio de Educación, pero que es seleccionado por el Obispado según criterios de moral cristiana ajenos al sistema de acceso a la función pública que rige para el resto de profesores de la pública. Estos docentes de Religión vieron recortado su horario en la etapa anterior, hasta el punto de que unos 235 mantuvieron la plaza en sus escuelas, a pesar de que habían perdido total o parcialmente su carga lectiva. El Ministerio estuvo pagándoles durante tres años por clases que ya no impartían ( desde 2015, cuando la Junta aprueba la norma de reducción horaria). I ncluso cuando se destapó el escándalo, el Ministerio y la Junta de Andalucía no lograron llegar a un acuerdo para evitar que el problema dejara de existir por completo.