Alfonso Rodríguez Gómez de Celis iba a ser “el próximo alcalde de Sevilla”, pero nunca llegó a serlo. Esto ocurrió hace ocho años. Desde entonces -desde mucho antes, en realidad- Gómez de Celis ha sido el más furibundo rival político de Susana Díaz dentro del PSOE. Lo fue, lo sigue siendo, y es algo recíproco. Ahora será el nuevo delegado del Gobierno central en Andalucía, interlocutor directo de la presidenta de la Junta. Las circunstancias -esa cosa tan difícil de gestionar en política- pero también el protocolo vuelven a colocarles uno al lado del otro.
Alfonso y Susana tienen trayectorias políticas paralelas. A los dos se les conocen muchas desavenencias y golpes bajos casi desde su época juntos en las Juventudes Socialistas de Andalucía, a las que él afilió a ella. Casi desde entonces han estado enfrentados, con mayor intensidad durante la época en la que coincidieron en el Ayuntamiento de Sevilla, donde Gómez de Celis se consolidó como mano derecha y hombre fuerte del alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín. En distintos episodios de sus carreras, él frenó el ascenso de ella y ella vetó la promoción política de él. Díaz siempre ha estado en el oficialismo y Celis en el sector crítico.
Luego está esta anécdota, particularmente doliente para el dirigente sevillano: El ex presidente de la Junta José Antonio Griñán confiaba en Gómez de Celis, respetaba su formación y su capacidad política. En 2010, cuando el PSOE andaluz buscaba un recambio para Monteseirín en la Alcaldía de Sevilla, Griñán le citó en su casa del Aljarafe para prometerle el puesto. “Alfonso, vete tranquilo, tú serás el próximo alcalde de Sevilla”, le dijo. Nunca ocurrió, suele contar el aludido, porque Susana Díaz, entonces secretaria de Organización del PSOE andaluz, maniobró para deshacer aquella promesa de Griñán, y el sustituto acabó siendo Juan Espadas (actual regidor de la capital andaluza).
Gómez de Celis ha militado en todos los movimientos críticos con el poder de Susana Díaz, casi siempre como perdedor. Él apoyó a Alfredo Pérez Rubalcaba en el Congreso federal del PSOE en 2012, y ella respaldó a Carme Chacón, pero perdió por un puñado de votos. Fue una derrota menor. Los acontecimientos dieron un giro imprevisto hace un año, cuando Pedro Sánchez derrotó a la andaluza en las primarias del PSOE de forma ostentosa. El mayor fracaso político de Díaz, éxito participado por su compañero Celis, que dejó su cargo en el Gobierno andaluz para coordinar la estrategia y la comunicación de campaña del madrileño. En el segundo asalto en primarias, logró vencerla. El primero había sido en 2013, cuando Celis pilotó sin éxito la campaña del exconsejero de Agricultura Luis Planas [hoy ministro de Sánchez], que intentó disputarle a Susana Díaz el liderazgo del PSOE andaluz en unas primarias que nunca llegaron a celebrarse porque éste no reunió los avales suficientes.
El nuevo delegado del Gobierno en Andalucía -Alfonsito, le llaman muchos en el PSOE andaluz- milita en el partido socialista desde hace casi treinta años y ha sido también diputado en el Parlamento de Andalucía, concejal y teniente de Alcalde en el Ayuntamiento de Sevilla. Es licenciado en Ciencias del Trabajo y diplomado en Relaciones Laborales. Dirigió la campaña del PSOE en la capital andaluza para las elecciones de mayo del 2007, que auparon a Monteseirín como alcalde. Entre los años 1998 y el 2003 desempeñó el cargo de director provincial del Instituto Andaluz de la Juventud, y desde abril del 2010 hasta febrero del 2012 fue secretario general de Vivienda de la Junta de Andalucía.
Cuando se sumó a la campaña de Sánchez a las primarias, el sevillano estaba dirigiendo la Agencia Pública de Puertos del Gobierno de Susana Díaz. Esos primeros días, antes de que dejara el puesto, la presidenta andaluza estaba bajo el foco mediático nacional, y cuando hacía declaraciones ante la prensa preguntándose, con ironía, si Gómez de Celis estaba trabajando para los andaluces, y no haciendo campaña por su rival... en Madrid, en Cataluña y en Navarra se preguntaban: ¿Quién demonios es Gómez de Celis? Un desconocido al que Susana Díaz menciona por su nombre cuando, por entonces, ni siquiera nombraba a Pedro Sánchez. Celis es un veterano del partido que, en los últimos años, ha fomentado su faceta de antisusanista por encima de otras tareas orgánicas e institucionales, de modo que es difícil trazarle un perfil más allá de este rol. El próximo 29 de julio cumplirá 48 años.
Gómez de Celis, casado y con dos hijos, fue de los primeros dirigentes andaluces en ver en Pedro Sánchez el futuro del PSOE. En 2008 participó con él en un grupo de trabajo que impulsó el entonces secretario de Política Municipal del PSOE, Antonio Hernando. Luego formó parte de la primera camarilla del madrileño, cuando ya barajaba salir de su anonimato y postularse a la secretaría general del partido, frente al favorito, Eduardo Madina. Logró vencerle gracias al favor de Susana Díaz y la potente federación andaluza, que aupó al madrileño, sin saber que detrás de él estaba Gómez de Celis. El dirigente sevillano acompañó a Sánchez hasta aquel convulso comité federal del PSOE que forzó su dimisión, luego el madrileño desapareció, dio muestras de haber tirado la toalla, y la confianza de Celis en él se enfrió. Regresó a su equipo -como parte integral de su campaña a las primarias- aupado por la militancia, y actualmente ocupa la secretaría de Política Institucional y Administraciones Públicas de la ejecutiva federal del PSOE. Hay quien dice que aspiraba a más. Hay quien dice, de hecho, que aspiraba a mucho más, que su ambición política le hacía pensar en un ministerio en el Gobierno. Pedro Sánchez estrechó mucho el círculo de confianza dentro del partido, a lo sumo cinco personas, y Gómez de Celis se quedó cerca, pero fuera de ese círculo.