La crisis del coronavirus se ha cobrado otro hecho insólito: el cierre de la Alhambra por primera vez en toda su historia. El monumento granadino estará cerrado al público “hasta nuevo aviso” después de que la Junta de Andalucía decretase que desde este viernes 13 de marzo no puede abrir sus puertas. Con su clausura temporal, la economía granadina sufre un serio revés ya que la Alhambra es el segundo monumento más visitado de España por detrás de la Sagrada Familia, recibiendo a más de 2,5 millones de turistas al año.
Para entender la trascendencia del acontecimiento, hay que recordar dos cosas: que no fue monumento visitable hasta los años 40 del siglo XX, aunque permanecía abierta para quien la quisiera recorrer la construcción, y que el coronavirus ha conseguido lo que no lograron ni las guerras ni la invasión de España por parte de las tropas de Napoleón, que estuvo a punto de reducirla a escombros de no ser por la intervención heroica de un soldado.
Merece la pena entender la importancia del monumento y sus circunstancias a lo largo del tiempo. Por eso, más allá de lo puramente económico, hay que viajar hasta el siglo IX de nuestra historia. En esas fechas, ya hay noticias de la existencia de edificaciones en la colina de la Sabika. Aunque se sospecha que durante la época romana ya hubo algún tipo de construcción en ella, no es hasta entonces cuando el lugar empieza a cobrar importancia. Sin embargo, no sería hasta el siglo XIII cuando el fundador de la dinastía nazarí, Al-Ahmar, mandaría construir lo que hoy conocemos como la Alhambra.
Un recinto amurallado que no fue solo un lugar de defensa, sino que fue mucho más. Palacio y ciudadela, la importancia artística del monumento granadino está por encima de cualquier duda. Sobre todo, porque su construcción se dilató más de cien años hasta alcanzar su máximo esplendor durante el segundo reinado de Muhammad V ya en el siglo XIV. En el intervalo que tuvo lugar entre el inicio de la construcción y su finalización en época árabe, se levantó también el Generalife y sus jardines. La residencia de verano de los reyes nazaríes e inspiración para historias caballerescas y leyendas.
Después, ya en época cristiana, los Reyes Católicos mandarían restaurarla e instalarían en ella la Casa Real a cargo del Conde de Tendilla. Posteriormente, en el siglo XVI, el emperador Carlos V mandaría construir su palacio allí para demostrar su poder, siendo esta la última gran transformación del monumento. Pasarían dos siglos más hasta que en el XVIII, el entonces rey Felipe V desposeyó de la Alhambra al Marqués de Mondéjar, heredero del Conde de Tendilla, iniciando así una etapa de semiabandono del lugar. Esto no se solucionaría hasta comienzos del siglo XX cuando se creó un primer patronato para proteger la construcción, una vez esta pasó a ser patrimonio nacional. Ya en los años 40 se abrió al público general como monumento visitable. Por eso, la Alhambra nunca había estado cerrada, ni siquiera durante la Guerra Civil, porque había pertenecido a reyes y marqueses y porque cuando estuvo sin dueño, estuvo siempre abierta, según explican los historiadores.
Inédito
Ante este hecho inédito, como inédita es una pandemia de estas características en España, fuentes del monumento explican que se va a proceder a la devolución de las entradas que ya han sido adquiridas. Aunque aún no hay cifras del dinero que se puede perder con ello, sí se puede estimar que durante el tiempo en que la Alhambra se mantenga cerrada se perderán alrededor de 6.000 visitantes diarios -la media habitual por estas fechas-. Una cifra que puede ser peor si la crisis se prolongara hasta verano, cuando los turistas suelen superar los 8.000 diarios.
Como el decreto de cierre no informa de cuándo se volverá a abrir, sino que se apunta que se mantendrá cerrada “hasta nuevo aviso”, desde la Alhambra explican que la venta de entradas por internet ha sido desactivada. Sin embargo, sí se pueden adquirir boletos para abril, aunque desde el monumento “no se recomienda”. Ante las dudas por lo excepcional de la situación, desde la Consejería de Cultura están calculando qué pérdidas se pueden producir y qué actuaciones llevar a cabo. “Tenemos que ver en qué situación se quedarán los empleados”, indican desde la Alhambra.