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El metro de Granada acumula una década de retrasos

Los granadinos deberán esperar para subirse a su metropolitano. La razón es que la Junta de Andalucía a través de su consejero de Fomento Felipe López, ha vuelto a anunciar que el medio de transporte no podrá funcionar al menos hasta mediados de mayo de este año. Desde el Gobierno andaluz argumentan que prefieren ser “prudentes” y asegurar la “seguridad y fiabilidad del servicio”. Una prudencia que contrasta con la rotundidad con la que el propio consejero se mostró hace casi dos meses cuando confirmaba que el metro estaría “sí o sí” el próximo 31 de marzo.

Con este retraso, la ciudad de Granada, por la que discurre la mayor parte del recorrido del metropolitano, acumula ya una década de demora desde el momento en que las obras se pusieron en marcha. Fue en 2007 cuando los primeros trabajos para su construcción se llevaron a cabo y por el camino se han ido apeando, parada tras parada, las aspiraciones de que el metro granadino funcionara cuanto antes. La primera fecha que se dio hablaba del año 2010, tres después del inicio de las obras. La última, la del próximo mayo. Y en el trayecto, impagos y desencuentros entre las administraciones que han dejado Armilla, Granada, Maracena y Albolote sin el metro que debe recorrer los casi 16 kilómetros de trazado que cubre estos cuatro municipios.

La crisis como telón de fondo

El recorrido del que va a ser el metro de Granada es relativamente corto. Apenas 16 kilómetros para cuatro poblaciones que, sin embargo, han requerido una inversión elevada. 558 millones de euros han ido a parar de diferentes maneras a su construcción y precisamente el dinero ha sido su gran freno. Porque para entender buena parte de los retrasos hay que contextualizarlos en la fecha en que las obras empezaron a ejecutarse. Fue el 20 de agosto de 2007 cuando el metro comenzó a ser una realidad en Granada. Una fecha que se enmarca justo en el inicio de la crisis económica que ha frenado la mayoría de inversiones públicas de la última década.

En ese contexto, se empezó a construir un proyecto de metropolitano que recorre Granada capital sin pasar por el centro histórico aunque sí por diferentes puntos neurálgicos como la estación de trenes o la de autobuses. La idea por lo tanto implicaba que Camino de Ronda, una de las arterias principales de la capital, debía ser atravesada por el metro. Un punto en el que ha habido fuertes controversias y que ha ayudado mucho a que la inauguración se dilate en el tiempo.

Las discrepancias entre el Ayuntamiento de Granada que entonces gobernaba Torres Hurtado (PP) con la Junta de Andalucía sobre cómo debían ir los trenes por esta , y una clara intención de fomentar el enfrentamiento político, hicieron que las obras no empezaran hasta 2008 provocando que 2010 dejase de ser una fecha posible para la puesta en marcha del servicio.

No obstante, el contexto de la crisis económica quedó muy claro ese mismo año cuando la Junta de Andalucía optó por crear la empresa Metro de Granada S.A., para que pudiese haber participación privada en la construcción del metropolitano. Este movimiento no funcionó como se preveía y las empresas que ejecutaban los diferentes tramos del trazado comenzaron a sufrir impagos, lo que afectaba directamente a la velocidad con la que podían avanzar las obras al tener que recortar en personal y tiempo.

2011, un año en vía muerta

Con esas credenciales, el año 2011, uno después de cuando el metro estaba previsto que empezase a funcionar, resultó ser muy complicado para el futuro del mismo. La falta de pagos tuvo paralizados prácticamente todos los tramos afectando especialmente a la zona de Camino de Ronda.  Porque precisamente ahí, con la división evidente entre Junta y Ayuntamiento, quienes acabaron siendo perjudicados fueron los comerciantes que vieron cómo las obras que no avanzaban hacían que aquel lugar pasase a ser una zona prácticamente muerta de la ciudad. Una situación que de hecho se dilató durante prácticamente siete años.

A estas alturas, las previsiones más optimistas que habían llegado a predecir que 2012 iba a ser por fin la fecha en que el metro funcionaría, tuvieron que poner su vista más lejos aún. Ahora el objetivo a alcanzar era finales de 2013 y para ello se contó con una ayuda que ha resultado vital para el repunte definitivo de las obras. La inyección en 2012 de 130 millones de euros procedentes del Banco Europeo de Inversiones (BEI) aclaró bastante el panorama que hasta entonces se dibujaba muy desolador.

ADIF entra en juego

Tras la inversión europea, la construcción de los diferentes tramos del metro de Granada avanzaron notablemente. Los 16 kilómetros del trazado comenzaron a estar prácticamente terminados. Todos menos 300 metros del mismo. Los que correspondían a la zona que hay junto a la estación de trenes de Andaluces y que también ha formado parte de la dilatada historia de retrasos de este medio de transporte granadino. En 2014, con toda la obra cerca de finalizar, la coyuntura que se presentaba para la construcción de esta parte del recorrido resultó compleja.

Fue compleja porque los terrenos sobre los que debían pasar las vías pertenecían a ADIF, empresa pública de trenes dependiente de Fomento, y no al Ayuntamiento de Granada. Por lo que las negociaciones para el inicio de las obras no fueron sencillas. En primer término, por cuestiones políticas al sentarse en la misma mesa PSOE y PP representados por Junta y Fomento respectivamente, y en segundo lugar, por otras obras que a día de hoy siguen dando problemas en Granada: las obras del AVE.

Entre 2014 y 2015 se discutía de qué modo entraría el tren de Alta Velocidad en la capital (algo que aún sigue sobre la mesa). Dicha discusión suponía que no estaba claro si habría una nueva estación de trenes o si las obras de ampliación afectarían al trazado del metro. Por ello la fecha de inauguración saltó a un optimista primer semestre de 2015 con el objetivo de que funcionase parcialmente el metro desde Albolote hasta Caleta. Una idea que pronto quedó desechada y que tuvo su culminación cuando las obras con ADIF no se desbloquearon hasta julio de aquel mismo año.

La luz al final del túnel

Con todo, a finales de 2015 la infraestructura necesaria para que el metro de Granada pudiese empezar a funcionar ya era prácticamente un hecho. Gracias sobre todo a una nueva inyección económica de 262 millones de euros procedentes de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER) al catalogar la Unión Europea al metro como “gran proyecto europeo”. De esta manera se logró el impulso necesario para que por fin las obras finalizaran el 8 de junio de 2016. Pese a ello, el metro aún no ha empezado a funcionar.

Una vez que la Junta liquidó la empresa Metro de Granada S.A. para hacerse cargo de la infraestructura de manera pública a través de la Agencia de Obra Pública había otras trabas que superar. Primero, porque tras acabar la construcción del trazado había que empezar con el periodo de pruebas para comprobar la funcionalidad del transporte. Con esa cuestión encima de la mesa y con la necesidad de licitar qué empresa se haría cargo de la explotación comercial del metropolitano la inauguración quedó pospuesta para diciembre del pasado año. Sin embargo, en noviembre de 2016 el Gobierno andaluz volvió a anunciar un retraso y aseguró que ahora sí, en marzo de 2017 el metro empezaría a funcionar. Entonces explicaron que la empresa contratada para la señalización y seguridad había pedido que se ampliara el tiempo que tenían para poner todo a punto.

Ahora, cinco meses después, el retraso se vuelve a postergar dos meses más y no será hasta mediados de mayo cuando el metropolitano quizá pase a ser una realidad. Hasta entonces se trabajará, según el consejero de Fomento de la Junta Felipe López, en la adecuación de las vías para que la seguridad esté garantizada para usuarios, peatones y conductores y que el metro pueda circular a la velocidad prevista y no a la que lo está haciendo en el periodo de pruebas que está resultando ser sensiblemente inferior. Problemas que deberán solventarse antes de que mediada la primavera el metro deba empezar a funcionar tal y como la Junta de Andalucía ha prometido.