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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Un paseo por la Granada desbordada por Covid-19: “Mañana nos confinan, yo hoy me voy de cañas”

Salvo por el hecho de que las caras se han decorado con mascarillas higiénicas, de tela o con banderas de España cada vez más grandes, nada puede hacer pensar a un turista o vecino de Granada, que ahora mismo se esté viviendo una pandemia mundial. Ese es el boceto que mejor se ajusta a lo sucedido en la ciudad de la Alhambra durante este puente del 12 de octubre. La afluencia ha desbordado las previsiones más optimistas logrando un nivel de ocupación hotelera del 80% (entre los establecimientos hoteleros que no están cerrados). De hecho, la Alhambra ha vuelto a colgar el cartel de lleno por primera vez desde marzo. Y todo, cuando los contagios por COVID-19 no hacen más que crecer en esta capital andaluza y la amenaza de confinamiento se cierne sobre ella.

La economía ha sonreído a la tierra de Boabdil durante el fin de semana, pero la sanidad ha temblado. Los numerosos positivos que se están registrando en las últimas semanas han dado pie a un clima de inquietud que no se deja ver a pie de calle, pero que se escucha en cada conversación. Porque desde que Granada superase el pasado viernes los 500 casos por cada 100.000 habitantes de tasa de incidencia –uno de los umbrales que pone la Junta de Andalucía para confinar municipios–, el miedo a un colapso sanitario solo ha sido un tema para charlar y una excusa para culpar al resto de falta de responsabilidad, mientras las terrazas de los bares y las calles no dejaban de estar a rebosar.

Paseando por la ciudad, Granada ha presentado un aspecto muy similar al del año pasado por estas mismas fechas. Con la ausencia notable de la gran cantidad de acentos extranjeros que suele haber por estos lares, el visitante nacional ha permitido que la capital granadina tuviese un aspecto muy vivo. La Catedral, la Alhambra, el Paseo de los Tristes, un mirador de San Nicolás repleto de turistas o el Albaicín atestado de gente por sus calles, no han dado la sensación de formar parte de la estampa de una pandemia.

“Os van a confinar”

Sin embargo, muchos de los visitantes no han dejado de repetir la palabra que ha flotado en el aire durante todo el fin de semana: confinamiento. Algunos como Maribel, llegada desde Valencia, daban por hecho que “os van a confinar, porque todo el mundo lo dice”. Otros como Pedro, procedente de Albacete, afirma lo impresionante que es “ver el Mirador de San Nicolás completamente lleno”. El hombre, que ha visitado también la Alhambra, asegura que ha compartido espacio con mucha gente en el monumento nazarí.

Los estudiantes universitarios han sido también foco de las críticas. Desde la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía llevan señalando que el incremento en el número de positivos ha estado íntimamente ligado con el inicio del curso en la Universidad de Granada (UGR). Botellones en plena calle o fiestas en pisos compartidos llevan semanas siendo la tónica dominante tras el cierre del ocio nocturno más allá de la medianoche con 50.000 estudiantes matriculados en la Universidad.

Las quejas llegan sobre todo por parte de vecinos de la capital como Cristina o Raúl. La primera, que también es universitaria, censura la actitud de sus compañeros: “Está habiendo comportamientos desfasados estos días”. La joven explica que, en el entorno de la calle Pedro Antonio de Alarcón, “la gente baja a la calle y se pone a bailar y beber alrededor de los coches aparcados”. Raúl cree que muchos de los jóvenes que se ven por las calles granadinas no son tanto estudiantes de la UGR, como “personas que han venido a echar el fin de semana a Granada”.

La policía desbordada

La presión del turismo y las fiestas estudiantiles han provocado que la Policía Local haya tenido que redoblar esfuerzos para tratar de mantener la calma y evitar aglomeraciones en las calles y establecimientos de ocio, pero la realidad es que los agentes se han visto desbordados en más de una ocasión. Fuentes del cuerpo municipal llevan años denunciando la falta de personal y de medios para poder custodiar toda la ciudad como es debido. Algo que quedó de manifiesto en la madrugada del sábado al domingo cuando tuvieron que llevar a cabo más de 120 intervenciones que se saldaron con 90 multas tras recibir más de 350 llamadas de vecinos de la capital.

Paseando por la ciudad, se ha podido ver a la policía granadina en lugares muy concretos como Plaza Nueva o Plaza de las Pasiegas, junto a la Catedral, pero en calles de ocio como Ganivet o Pedro Antonio de Alarcón los visitantes y vecinos protestan porque su presencia ha sido algo escasa. “No estaban cuando tenían que estar y hemos visto botellones por todos lados”, explica Paco, un joven que el pasado viernes pudo comprobar cómo decenas de estudiantes se agolpaban a las puertas de los pubs cuando estos cerraban.

Expectantes

Con todo, el ambiente festivo y el buen ambiente no han empañado un puente del 12 de octubre que ha parecido ser un oasis de normalidad dentro de la pandemia. Granada no se veía así desde que la vida se dibujaba en la vieja normalidad y la amenaza de un posible confinamiento no ha frenado las ganas de disfrutar de muchos turistas y vecinos. Aunque todos los que hablaban acababan admitiendo cierta expectación sobre las decisiones que pueda tomar la Junta de Andalucía en las próximas horas.

Las cifras hasta el momento no son positivas, a pesar de haberse producido un descenso en el número de contagios. Este lunes Granada ha registrado 327 nuevos contagios –a partir de los datos del domingo– que son 200 menos que los que ha sumado en los últimos tres días. El Gobierno andaluz decidirá este martes si amplía las restricciones en la ciudad de la Alhambra y el Ayuntamiento de Granada se reunirá el miércoles. Pero hasta entonces, por las calle sigue sonando una frase a modo de leitmotiv: “Mira, que mañana nos confinan, yo hoy me voy a la calle a tomarme unas cañas”.