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Plataformas contra la Toma de Granada denuncian la “deriva conservadora” del PSOE al apoyar la conmemoración

La simbología está presente en la Toma cada año | L.D.

Álvaro López

Hay rituales que nunca cambian ni con el año nuevo. En Granada esta lección se sabe muy bien desde que el 2 de enero de 1492 los Reyes Católicos tomaran la capital al recibir las llaves de la misma de manos de Boabdil, el último rey musulmán de la península Ibérica. Y casi desde ese momento, surgió la polémica. Porque cada 2 de enero se ha celebrado -desde 1516 de manera institucional- el hecho de que los Reyes Católicos se impusieran a los musulmanes. Lo único que ha cambiado con el tiempo son los detalles dependiendo del gobierno de turno (absolutista, republicano, franquista o demócrata). Sin borrar el fondo de vencedores y vencidos que provoca una división de opiniones de la que no se ha escapado tampoco en este 2018.

Porque Granada ha vuelto a salir a la calle a celebrar su día de la Toma. Que en la plaza del Carmen donde está el Ayuntamiento y donde se llevan a cabo el grueso de los actos, haya grupos de extrema derecha y extrema izquierda que se echen en cara lo que unos ven y lo que otros sienten sobre la ceremonia, no hace que los granadinos en líneas generales vean esta celebración como un día festivo sin más. De hecho, muchos opinan que la polémica entre las ideologías les cansa. “Todos los años lo mismo”, repiten. Lo que obvian, conscientemente o no, son los tintes políticos de racismo y xenofobia que año tras año vuelven a provocar la polémica.

Una celebración marcada por los gestos

Los actos, que han empezado al filo de las once y media de la mañana cuando desde el Ayuntamiento de Granada ha partido una comitiva presidida por el alcalde socialista, Francisco Cuenca, han contado con algunos gestos a analizar para entender la división de opiniones. Por un lado que los grupos extremistas congregados en la plaza hayan portado banderas católicas en el bando de la derecha gritando “arriba España”. Mientras que los de izquierda portaban banderas por la independencia de Andalucía y respondían a la Toma con un “los genocidios no se celebran”. Los primeros, por cierto, han contado con el apoyo abierto de VOX.

Ahí está la polémica. En si la celebración supone poner de relieve el racismo y la xenofobia que señalan las plataformas en contra de ella. 'Granada Abierta' y 'Plataforma contra el 2 de enero' han recordado que lo que se conmemora es que los cristianos se impusieran y derrotaran a los musulmanes y que años después estos últimos fuesen perseguidos y expulsados de la que había sido su tierra. Porque estas plataformas recuerdan que más allá de la religión que siguieran, quienes vivían en Granada antes del 2 de enero de 1492 también eran granadinos.

Con su ausencia, Izquierda Unida y Vamos Granada han opinado que sí. Que la Toma es un ejemplo de racismo y que no es inclusiva. Quienes sí han estado han sido el resto de grupos municipales. PP, Ciudadanos y el PSOE que ostenta la alcaldía. Curiosamente, el actual alcalde, Francisco Cuenca, llegó a votar en contra de la celebración cuando era el principal líder de la oposición a Torres Hurtado (PP) en el Ayuntamiento de Granada. Sin embargo, el PSOE sigue celebrándola. El equipo de Gobierno socialista aclara lo que parece un cambio de opinión explicando que no apoyaban una celebración “arcaica” como la anterior por lo que su solución ha sido añadir un desfile de “moros y cristianos” al final de los actos. No obstante, este desfile de comparsas llegadas de Benamaurel, Zújar y Cúllar, es la muestra de “una deriva conservadora” del PSOE para las plataformas que rechazan la Toma.

Recordar a Mariana Pineda

Para acabar con la celebración de la Toma, IU, Vamos Granada y las plataformas piden que se celebre otro día clave para la historia granadina: el 26 de mayo. Ese día en 1831 fue en el que Mariana Pineda fue asesinada por defender la libertad y el feminismo. Por eso, en paralelo a la celebración de la Toma, se ha celebrado un acto alternativo en el que se ha recordado no solo a Mariana Pineda sino a Lorca y al poeta granadino recientemente fallecido, Juan de Loxa.

De momento, que se cambie la festividad local de Granada parece muy lejos. Lo que sigue muy presente es que la capital viven cada 2 de enero una división más real entre políticos y manifestantes que entre sus propios vecinos. Tras más de cinco siglos de celebración, la fiesta ha calado entre los habitantes de Granada. Ni siquiera la II República acabó con ella. El franquismo la hizo suya utilizando a la Iglesia en su favor y la democracia la “reformó” añadiendo vítores a Andalucía y eliminando de la celebración oficial toda la simbología franquista.

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