Desde hace unos años, Francisco de la Torre, alcalde de Málaga, y Elías Bendodo, presidente de la Diputación de Málaga y del PP provincial, se envían recados cifrados a cuenta de quién será el candidato a la alcaldía del PP en 2019. En esos mensajes cada uno dice de palabra una cosa mientras expresa lo contrario, lo que resulta en un juego de espejos muy sutil. Si Bendodo dice que el partido respetará lo que decida De la Torre, “como no podía ser de otra manera”respetará lo que decida De la Torre, “como no podía ser de otra manera”, éste responde que estará a lo que diga el partido, faltaría más.
Nada de esto se explica sin tener en cuenta la importancia de Málaga para el PP. Málaga es el mayor feudo municipal de los populares, que llevan seis elecciones llevándose la victoria en la capital de la Costa del Sol, desde 1995. Primero gobernó Celia Villalobos y desde 2001 Francisco de la Torre. Este último ha ganado las elecciones desde 2003, todas con suficiencia menos la última, cuando tuvo que buscar el apoyo de Ciudadanos para gobernar.
De la Torre es cuidadoso en el trato, lleva la palabra diálogo en la boca y conserva un innegable tirón popular, mezcla de intuición política, cercanía con los vecinos y una sorprendente capacidad de estar en todos y cada uno de los sitios donde ocurre algo, desde una peña de verdiales a una emergencia. Es el alcalde que siempre está y eso gusta. En las últimas elecciones el PP perdió Madrid, Valencia, Sevilla, Palma de Mallorca, Las Palmas, Córdoba… En Málaga provincia, el batacazo fue igualmente mayúsculo: perdió Marbella, Mijas, Benalmádena, Torremolinos, Rincón de la Victoria, Vélez-Málaga y Nerja, entre otros municipios. Pero De la Torre ganó. Con 13 concejales (seis menos que en 2011), pero ganó y sigue en el gobierno.
Ocurre, sin embargo, que De la Torre tiene 75 años y acabaría una hipotética sexta legislatura (quinta completa) con 81. Su familia le presiona para que deje la política. Además, desde hace tiempo su poder en el municipio no se corresponde con el mismo peso en el partido, que dirige desde 2008 Elías Bendodo, de 43 años. Y es público y notorio que Bendodo quiere ser alcalde en lugar del alcalde.
Igual que pasó con De la Torre y Villalobos en 2001, se decía que a mitad de legislatura De la Torre daría paso a un lado para dejar el sillón de alcalde a Bendodo, que además de presidente del PP provincial, miembro de la Junta Directiva Nacional y del Comité Ejecutivo Regional del PP y presidente de la Diputación, es también concejal del ayuntamiento. Esos rumores de cambio a mitad de partido vienen de antiguo y los alimenta cada poco tiempo el PSOE. En 2011, De la Torre ya decía que agotaría aquella legislatura, y en 2015 tuvo que incluir una cláusula en el pacto de legislatura comprometiéndose a un “mandato completo salvo fuerza mayor”.
La cuestión es: ¿por qué el PSOE (unas veces Miguel Ángel Heredia, otras veces Francisco Conejo) alimenta regularmente las sospechas de una legislatura interruptus de De la Torre? Probablemente porque, a día de hoy, el tirón electoral del PP se reduce mucho con Bendodo de candidato (real o en la sombra). Y ese es el drama del PP. Su candidato in pectore no tiene ni de lejos el tirón popular que el candidato probablemente saliente.
Del “hubiese sido mejor que Bendodo hubiese ido en otro puesto” a “las cosas de Paco”
La cosa da para drama psicológico, pero lo que se muestra al público es algo parecido a una comedia de equívocos, con la prensa como escenario. Este es un resumen de sus episodios destacados:
En una entrevista en Sur poco después de las elecciones, De la Torre se despachó así: “Hubiera sido mejor que Bendodo hubiese ido en otro puesto, no en el número dos; parecía que estaba detrás de la puerta para pasar”. Poco después, al alcalde se le ocurrió que podría plantearse una consulta ciudadana para elegir a su sucesor. Bendodo, que espera turno desde hace años, replicó que “son las cosas de Paco”.
En mayo de 2016 Juan Manuel Moreno, presidente del PP andaluz e íntimo del malagueño, trazó un plan para que sustituir a De la Torre a mitad de partido. Lo hizo toscamente, proponiéndole encabezar la lista al Congreso, sin tanteo previo y en una cena. De la Torre se negó, pese a lo cual Moreno hizo pública la propuesta días después. Bendodo dejó caer lo siguiente: “A todos nos llegará el día de cerrar una puerta y de abrir otra; evidentemente a Paco (De la Torre) y a mí también. Uno va cumpliendo años y hay que dejar paso, eso es lo que va a sucedernos a todos, a mí también. Vendrán a renovarme y lo aceptaré gustoso”. Luego añadió que “lo mejor” era que De la Torre terminara la legislatura como alcalde. Entonces, ¿por qué le plantearon otra cosa?
De la Torre les dio portazo definitivo por “respeto a su compromiso con los votantes”, con lo que implícitamente afeaba en público la propuesta de sus jefes de partido.
El 11 de diciembre de 2016 Rosa Francia, esposa de De la Torre, acude a Cope Málaga, y dice que su marido no tiene “ninguna intención de presentarse” en 2019. Inmediatamente el alcalde aclara que aquello se lo dijo a su mujer como un “planteamiento personal”, que es “dificilísmo y complejo” repetir, pero “que me hace muy feliz trabajar por mi tierra” y “me encuentro bien de salud”. Nuevo empate consigo mismo.
En marzo de este año, la tensión se disparó cuando Bendodo dijo a los periodistas que contaba con el “aval” de De la Torre para ser candidato en 2019. De la Torre recogió el guante y lo dejó caer: “No soy quién para designar quién debe ser alcalde en un futuro dentro del tiempo que sea”. Y a otra cosa.
El último episodio se ha vivido hace dos semanas, y demuestra que la partida pasa ahora por ver quien muestra primero sus cartas, aunque cada uno sabe las que tiene el otro. En una entrevista con Europa Press, Bendodo se mostró partidario de limitar los mandatos a ocho años, que para él en Diputación se cumplen en 2019. Sin embargo, dejó abierta la puerta a llevarse la contraria y repetir. ¿Por qué? Cuestionado por De la Torre en esa entrevista Bendodo dice: “Su clara vocación es no presentarse, tiene 75 años y es comprensible, pero evidentemente es su decisión y la decisión que tome la respetará el partido, como no podía ser de otra manera”.
La réplica de De la Torre es mejor citarla con palabras literales: “He planteado que en el caso de que se vea oportuno reconsideraría esa postura de estar en el no y dejar abierta esa posibilidad”. Para dar un giro (de 360 grados) a los acontecimientos, aparece nuevamente Rosa Francia, esposa del alcalde, que en un tono distendido advierte a su marido de que no le perdonaría presentarse nuevamente.
El propio alcalde cerró el juego de espejos, refiriéndose a sus propia palabras: “En esos términos me he expresado y me vuelvo a expresar. Por tanto, digamos que hago una declaración en alguna medida recíproca o equivalente a lo que ha dicho Elías Bendodo”. Todo terminará en primavera, cuando el PP escoja a sus candidatos para las capitales de provincia y afronte la decisión de sustituir (o no) al longevo alcalde de Málaga.