El tren es un medio de transporte residual en la provincia de Huelva y corre el riesgo de que desaparezca en los próximos años a la espera perpetua de la llegada del Tren de Alta Velocidad (AVE). Como en ningún otro lugar de España, los railes tienen más carga romántica que práctica. El ferrocarril en Huelva supera los 120 años de historia a partir de un origen asociado a la industria minera. En la actualidad, el desplazamiento de personas por este medio es mínimo, en sintonía con la oferta de servicios. Dos viajes, de ida y vuelta, a Sevilla y uno Madrid son las únicas alternativas diarias para subirse al tren en la estación de la capital onubense. Y el mapa provincial sólo incluye una línea desde que a principios de los ochenta desapareciera la Huelva-Ayamonte que vertebraba el litoral occidental desde la capital hasta alcanzar la frontera con Portugal. Solo queda vigente la que conecta Huelva con Extremadura después de atravesar el territorio onubense de sur a norte y viceversa. Es la Huelva-Jabugo-Zafra y a partir del próximo 14 de abril dejará de existir como tal.
La Dirección General de Movilidad de la Junta de Andalucía y los sindicatos asociados al ferrocarril han desvelado el plan del Ministerio de Fomento para prescindir de ella y programar un servicio mínimo. Según alerta Izquierda Unida (IU), a partir de la segunda quincena del próximo mes sólo quedarán operativos dos apeaderos, los de Belmonte y El Cobujón, que serán atendidos por la línea con destino a la capital de España durante los fines de semana. Serán sólo paradas técnicas, previa demanda. Esta reducción del servicio ferroviario en Huelva es consecuencia de la política actual de reducción de gastos del Gobierno central al amparo de la nueva normativa europea.
La apuesta actual del Ministerio es por los trenes de cercanías y de larga distancia. En Huelva, la red ferroviaria en torno al área metropolitana esta deshuesada, por lo que los cercanías están descatalogados. Y solo hay conexión estable, pero escasa, con la capital de España. Los de media distancia están abocados al reajuste o a la eliminación. En Andalucía hay 14 líneas de recorrido medio y 5 están amenazadas, entre ellas la Huelva-Jabugo-Zafra, una reliquia para los onubenses. Este tren precisa de tres motores que elevan a 186 las plazas disponibles. Una media de 26 personas utiliza el servicio.
“Se toman decisiones por no haber una rentabilidad económica, pero hay que buscar las causas por las cuales no se está utilizando el tren. Se cambian horarios y se disminuyen servicios y eso hace que se utilice el transporte por carretera”, critica el portavoz de IU en Huelva, Pedro Jiménez. El propio Partido Popular (PP) en la provincia reclama más atención al ferrocarril, focalizada en la única línea que une municipios onubenses y que está herida de muerte. “Hay que mejorarla por una cohesión social. Hay que hacer que sea utilizada por los viajeros”, ha dicho hoy el responsable del PP en materia de infraestructuras en la Diputación de Huelva, José Luis Barragán. Los populares proponen que la Junta de Andalucía subvencione la línea para cubrir el millón de euros que cuesta mantenerla según Adif y toman como ejemplos la asistencia en este sentido en la zona oriental de la Comunidad o el respaldo de la Junta de Extremadura a su red. Además, solicitan más inversión del Gobierno Central para mejorar la infraestructura e involucrar a la Autoridad Portuaria de Huelva por el interés para el transporte de mercancías. Todo ello, anuncia el PP onubense, integrará un manifiesto que llevaría a un pretendido pleno extraordinario en la Diputación.
Sólo 24 horas antes, el PSOE había presentado en la misma línea otro manifiesto de la mano de IU, formación con la que gobierna en el ente provincial. El PP lo ve “muy partidista”. Los socialistas se muestran flexibles. “Si es necesario, nos sentamos todos y hacemos un nuevo manifiesto por el bien de la provincia”, asegura el secretario general del PSOE onubense, Ignacio Caraballo. Izquierda Unida quiere ir más allá con una proposición no de ley en el Congreso de los Diputados para que Fomento mantenga la Huelva-Zafra al menos hasta junio para buscar soluciones.
No sólo hay sobre la mesa iniciativas políticas, también populares. Los usuarios se han movilizado, tanto en la calle como en las redes sociales. Se encuentra activa una recogida de firmas, con un perfil específico en Facebook y puntos de rúbricas actualmente en Huelva capital, Calañas, Valdelamusa, El Repilado, Cortegana, Aracena, San Juan del Puerto y Almonaster la Real. “Parece mentira que en los tiempos que corren, cuando a todos los políticos se les llena la boca hablando de ecología, transporte y movilidad sostenibles, haya que estar reclamando algo que parece de sentido común”, comenta Francisco Díaz, uno de los impulsores de esta campaña de concienciación.
Amén de los beneficios medioambientales y la vertebración geográfica, estos ciudadanos unidos por este fin exponen como argumentos la seguridad en el transporte de viajeros y de mercancías peligrosas y las ventajas para las relaciones comerciales, la minería y el turismo. En general, la plataforma, más espontánea que organizada, defiende la continuidad de todas las líneas férreas en España, de ahí que participe de un foro nacional en este sentido para llegar hasta el Ministerio de Fomento.
En Huelva, las medidas de Fomento también puede afectar a la línea regular con Sevilla. IU se teme una reducción de servicio en los próximos meses por ser, igualmente, de media distancia. “Está claro que con el perjuicio al ferrocarril en Huelva se beneficia al transporte por carretera y en esta provincia los desplazamientos en autobús los lleva una empresa privada muy concreta. Es la única lógica”, denuncia Pedro Jiménez, quien opina que “el PP sólo se dedica a hablar del AVE como cortina de humo”.
La influyente coyuntura económica mantiene bloqueado el proyecto del Tren de Alta Velocidad para Huelva, tanto de la línea como de la nueva estación. Antes de las últimas elecciones generales, el debate político en la provincia fue intenso sobre este asunto. Ahora, los presupuestos dan pocas posibilidades de que el AVE llegue antes de que la red convencional se desmorone definitivamente.