Manuel Ovalle, el incipiente reportero que vigiló el (otro) entierro de Franco
La mañana del entierro de Francisco Franco en 1975 sólo había una docena de personas alrededor del féretro. Seis de ellas eran periodistas, y dos formaban parte del equipo que Televisión Española envió a cubrir el acontecimiento. El ente público envió al Valle de los Caídos a un experimentado cámara, Gabriel Flores, y a un joven de 20 años que había llegado a Prado del Rey desde su Ponferrada natal para ser reportero gráfico.
Era Manolo Ovalle, que ese día tuvo en sus manos la labor de iluminar todo para que la imagen fuese lo más nítida posible, pero también tuvo en sus manos la película de la cámara que tuvo que llevar rápidamente a los estudios para ser revelados. “Sólo pensar que se podía velar la película y que un documento como ese se perdiese me ponía nervioso, me sudaban las manos”, recuerda.
Ovalle es uno de los personajes más buscados en estos días, para dar testimonio de lo vivido en aquella jornada: “Cuando di la luz, vi un cadáver embalsamado, impecable, hasta arriba de medallas en su uniforme”. Manuel llevaba poco más de un mes en la empresa, y recuerda como anécdota que le dijeron que tenía que llevar una camisa blanca, y sólo tenía a mano la que había comprado poco antes para su boda, prevista para unos días después.
Recuerda que fue testigo de una de las historias que parecían leyenda pero fue verdad: cómo que e l Marqués de Villaverde fue la última persona que besó al cadáver, y esparció “tierra española para despedir a un gran español”, como recuerda las palabras del marqués, justo antes de enterrarlo.
Aquel día, todo salió bien para el reportero y su equipo, y sus imágenes quedaron archivadas para la historia. Sólo hay una foto de él junto a su compañero, en segunda línea, la foto que esta semana ha sacado del recuerdo para dar fe de que fue testigo de un momento histórico que, a sus 64 años, todavía guarda como una parte importante de su currículum.
Este jueves, 44 años después, el destino ha querido que Ovalle prácticamente no haya visto nada de lo vivido hoy en el Valle de los Caídos ni en El Pardo. Se ha pasado la mañana entre los platós de Antena 3 y TVE-1, y solo “de pasada” ha podido ver algo en pantalla, “como cuando han subido el féretro al helicóptero, que les han costado algo de trabajo”, pero en general se ha pasado el día atendiendo a los compañeros que querían recoger su testimonio: “He hecho catorce entrevistas, creo”.
“Todo lo que se ha hecho me ha recordado un poco a aquello, sobre todo los preparativos, las 16 horas que estuve trabajando sin parar, los recuerdos me los han transmitido los compañeros, sobre todo, porque de aquella foto solo queda un compañero de Europa Press, y muchos me lo han recordado”.
A un año de jubilarse, ha intentado llevar la jornada con toda la normalidad posible, ajeno a lo que se vivía en torno al féretro del dictador.
La culpa fue de Miguel de la Quadra Salcedo
Ovalle recuerda que su admirado Miguel de la Quadra Salcedo fue quien lo animó a presentarse a unas pruebas que superó y que le permitieron empezar como auxiliar de los entonces llamados filmadores de TVE. La web oficial de Televisión Española recuerda que su primer viaje le llevó a París en 1975, para hacer un reportaje de una exposición.
Durante 40 años ha sido testigo de 15 guerras (Nicaragua, El Salvador, Chad, Zambia, Rhodesia, Mozambique, Líbano, Guinea Conakry, El Sáhara, Bosnia, Macedonia, Kurdistán, Gaza, Irák y Libia) y de los cambios políticos, sociales y económicos que acompañaron a dichos conflictos.
Su vida profesional también ha estado marcada por la cobertura informativa de otros grandes momentos históricos: desde el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, la matanza de Puerto Hurraco, el tsunami, o el terremoto de Haití. También ha acompañado a Miguel de la Quadra Salcedo al Amazonas, y ha viajado al Polo Norte junto a un equipo de exploradores. También ha cubierto acontecimientos deportivos, como cuatro Juegos Olímpicos.