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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Pablo Iglesias toma el control de Podemos Andalucía tras cinco años de pulso con Teresa Rodríguez hasta la ruptura

La diputada de Unidas Podemos por Córdoba en el Congreso, Martina Velarde, será la nueva coordinadora general de Podemos Andalucía, tras haber sido elegida por el 72,8% de los inscritos (5.573 votos) en la asamblea regional con menor participación hasta la fecha: en Andalucía hay 84.213 inscritos con derecho a voto; casi 8.000 han votado en este proceso, menos de la mitad de los 17.622 inscritos que participaron en las últimas primarias (2016) en las que Teresa Rodríguez salió elegida con el 75% de los apoyos.

Martina Velarde, gaditana afincada en Córdoba, forma parte de la dirección estatal de Podemos y es la candidata oficial de Pablo Iglesias, que finalmente toma el control de Podemos Andalucía tras cinco años de pulso con Teresa Rodríguez hasta la ruptura definitiva. Por detrás han quedado dos candidatos sin respaldo del aparato del partido: María Jesús Castaño con 931 votos (el 12,2%) y Miguel Aguilera con 635 votos (el 8,3%).

Este traspaso de poderes en Andalucía será complejo, porque Velarde aterriza en una organización desahuciada de las instituciones, sin representación parlamentaria, puesto que todos sus diputados y miembros de la dirección saliente abandonan el partido morado para pilotar Adelante Andalucía, la coalición que formaron con IU y otros dos grupos andalucistas. La izquierda andaluza se encuentra fragmentada y en vías de fragmentarse aún más, mientras el Gobierno de Juan Manuel Moreno se asienta cómodamente en la alianza de tres derechas: PP, Ciudadanos y Vox.

Para Iglesias, sin embargo, esta nueva etapa supone la conquista orgánica del territorio más extenso del país -más de seis millones de votantes- y que más se ha rebelado a su control durante todos estos años. Teresa Rodríguez fue cofundadora del Podemos original que emana del 15M, allá por 2014. Se estrena como candidata a la presidencia de la Junta antes de ser elegida secretaria general de Podemos Andalucía, en 2015, porque entonces el partido ni siquiera se había dotado de una estructura orgánica territorial. Desde el minuto uno libra un pulso interno con Iglesias por lograr autonomía política, orgánica y económica en su agrupación. Rodríguez quiere descentralizar Podemos, quiere un número de CIF propio para controlar sus cuentas, controlar y tener acceso al censo de militantes, y elegir a sus candidatos andaluces al Congreso para las generales.

Con ese programa se presenta a dos primarias orgánicas y a dos primarias para ser candidata en las autonómicas. Las asambleas regionales las gana holgadamente, aplastando en votos a la última candidata impuesta por Iglesias, la diputada Isabel Franco (que también va en la lista de Velarde). Pero la dirección estatal no cede a su esquema de partido, porque está convencida de que Rodríguez prepara una escisión de Podemos para construir en Andalucía una formación independiente. “Lo que ganaba en los congresos regionales luego lo perdía en Vistalegre”, explicaba recientemente la líder saliente en una entrevista con este periódico.

Martina Velarde se ha impuesto a otros tres candidatos, más desconocidos, y trae consigo a un equipo de caras conocidas que formará parte de la nueva ejecutiva de Podemos Andalucía. Entre ellas, la propia Franco, la también diputada en el Congreso de Unidas Podemos por Sevilla, María Márquez; dos ex parlamentarios andaluces en la anterior legislatura, como Libertad Benítez y Jesús de Manuel, o la ex portavoz de Adelante Sevilla en el Ayuntamiento hispalense, Susana Serrano.

Contratos de Podemos, salarios de Adelante

Su idea inicial es “recuperar Podemos Andalucía”, alinearse con la hoja de ruta de la dirección estatal, y marcar distancias con Teresa Rodríguez. Velarde no hereda diputados, pero sí una veintena de asesores parlamentarios y en las coordinadoras provinciales de Podemos (la estructura orgánica en las provincias), que son personas de confianza del equipo saliente, pero cuyos contratos dependen de la dirección estatal del partido morado. Resolver este tema es complejo, porque los salarios los paga el grupo de Adelante (del equipo de Rodríguez), pero los contratos los firma la dirección estatal (Podemos Andalucía no tiene CIF propio).

Hay una negociación entre ambas para el reparto de recursos y personal en esta transición, porque Velarde necesitará fichar a un equipo de confianza, y eso le obligará a prescindir de algunos de los asesores que ahora trabajan para Teresa Rodríguez. Lo mismo ocurre con la sede del partido en Sevilla y en otras provincias, pagadas con fondos del grupo parlamentario, pero con titularidad del partido morado. Ahora tendrá que negociar con Rodríguez el reparto de recursos y personal.

Pero el reto más difícil de Velarde es afrontar la compleja situación del nuevo Podemos Andalucía dentro de la coalición Adelante. Iglesias nunca creyó en esta confluencia, se opuso a su creación y finalmente aceptó hacer campaña junto a Rodríguez en las andaluzas de 2018 cuando no le quedó más remedio. Su último pulso con la gaditana fue en las últimas elecciones generales, en las que Rodríguez pidió concurrir con la marca Adelante, pero sus socios de IU se alinearon con Iglesias para que la papeleta fuera de Unidas Podemos.

La última vez que los inscritos de Podemos Andalucía fueron llamados a participar en un proceso interno fue en noviembre del año pasado, en el referéndum sobre la coalición de Gobierno con el PSOE. El censo entonces era de 84.213 personas inscritas con derecho a voto, según datos de la dirección estatal. Entonces participó en Andalucía el 26,6% -22.426 inscritos-, prácticamente el mismo porcentaje que lo hizo en el conjunto del país: 26,04%. Siete de cada diez simpatizantes o militantes de Podemos Andalucía ignoró la consulta, pero los que sí fueron a votar, lo hicieron mayoritariamente a favor del Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos. El 96,44% (21.603 inscritos) votaron a favor; 797 votaron en contra (3,56%) y 26 personas emitieron un voto nulo (0,12%).