Como si hubiera ardido la mitad de la ciudad de Huelva. Ni el cielo ni el ser humano se lo han puesto fácil a los bosques andaluces en lo que va de año. La temporada de máximo riesgo ha terminado dejando atrás más de 7.000 hectáreas de tierra quemada, entre las 6.097 hectáreas de matorral y las 905 de terreno arbolado. Si el año pasado las lluvias le dieron una tregua al campo y ‘solo’ se quemaron 1.811,9 hectáreas, este año no ha habido tanta suerte.
La propia consejera de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, María José Serrano, recordaba este miércoles en su comparecencia parlamentaria dos de las principales adversidades de la lucha contra el fuego: la falta de lluvias y las altas temperaturas. “La escasez de precipitaciones en el arco mediterráneo, un 50 por ciento menos del nivel normal de un año hidrológico, generó un severo estrés hídrico en la vegetación por la falta de humedad, lo que junto a las altas temperaturas predispuso al combustible a arder con facilidad”, explicó.
4500 efectivos, 38 aeronaves, más de un centenar de vehículos, ocho centros operativas, 23 centros de defensa forestal… en este sentido nada ha cambiado respecto al año pasado. Pero, al igual que las condiciones climáticas, el presupuesto para prevención y extinción sí ha sido diferente respecto a 2013: ha habido un recorte de más del 5%... diez millones de euros menos. De 188 a 177,9 millones de euros. José Luis Pérez, portavoz de Infoca, insiste en que esos recortes han afectado a la prevención y no la extinción, pero que se han compensado con los tratamientos selvícolas y las actuaciones forestales del plan de choque por el empleo. “Hemos pasado de pagar por los clareos a cobrar por ellos, ya que las industrias madereras compran la poda y la destinan a generación de energía por biomasa”, subraya Pérez.
La mano del ser humano
“El 95% de los incendios tienen detrás la mano del ser humano. El 5% restante son causas naturales como los rayos de las tormentas”, aclara el técnico de Infoca. Aunque todavía queda por conocer las causas del 34% de los incendios, ya que se están investigando, se sabe que una cuarta parte han sido intencionados y casi un 28% han sido fruto de negligencias, datos similares a los del fin de campaña del año pasado, que registraron un 23% y un 22,42% respectivamente.
José Luis Pérez recuerda que las causas son “muy variopintas. El incendio de Mijas se produjo el seis de julio por una colilla que prendió la masa forestal y el del 25 de julio en Algeciras lo provocó alguien a quien no le gustaba la repoblación que se había hecho, ‘animadversión contra repoblación forestal’ figura en el informe”. Sin embargo, el que más llama la atención por sus ecos satánicos es el de Cenes de la Vega (Granada), que devastó 200 hectáreas de pinar. “La causa fueron ritos pseudorreligiosos al filo de las tres de la tarde. Se dejaron las velas encendidas”. En cualquier caso, la concienciación ayuda a evitar y atajar los incendios antes de que cobren mayor virulencia. Este año, los responsables del teléfono de emergencia, el 112, han recibido unas 18.000 alertas relacionados con incendios forestales.
Almería ha sido la provincia más sacudida por el fuego con más de 5000 hectáreas calcinadas. Tan solo dos incendios durante la primavera en Alhama de Almería y Lucainena de las Torres arrasaron 4.425 hectáreas. Las causas de la facilidad de su propagación: “el estrés hídrico en la cuenca mediterránea” y que “las tareas de extinción se realizaron con vientos con una velocidad punta de 70 km/h, que empujaban las llamas a una velocidad tremenda. Los aviones no podían volar”, señala el experto en incendios.
Hay que reforzar la prevención
Desde las organizaciones ecologistas ven necesario “mejorar la prevención y reforzar el operativo del Infoca, además de revisar la gestión forestal y paliar el abandono rural”. La organización SEO/Birdlife lamenta especialmente que se haya visto afectado un espacio protegido como la Sierra de Gádor en la provincia de Almería, un lugar que “alberga uno de los mejores núcleos reproductores de águila-azor perdicera de la provincia de Almería, además de otras rapaces como el águila real o el halcón peregrino”.
La ONG denuncia también que las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama hayan ardido, al igual que un lugar único como el Parque de los Alcornocales, donde habita el alimoche, que se encuentra en peligro de extinción en Andalucía. La asociación critica que se hayan destinado diez millones menos para esta temporada y ve indispensable “pensar en soluciones sostenibles. Mantener un mundo rural vivo, apoyar la ganadería extensiva, la agricultura tradicional en zonas de montaña y parar el proceso de abandono socioecónomico”.