Los padres de una niña con parálisis cerebral denuncian “reclusión y aislamiento” en centros educativos
Raquel tiene 8 años, está afectada por parálisis cerebral y desde 2009 ha pasado por cuatro centros educativos distintos. En ese peregrinaje la ha acompañado, a veces, su hermano mellizo, que también tiene necesidades educativas especiales. En su caso, lo que se denomina altas capacidades. En estos cinco cursos, Raquel no ha estado escolarizada en dos ocasiones porque sus padres entienden que la atención que la pequeña recibe en los centros públicos de Linares (Jaén), su ciudad, no es la adecuada a sus necesidades. Hasta la fecha, todos los colegios han sido propuestos por el equipo de orientación educativa que ha evaluado a la menor.
Los padres considera que lejos de la inclusión que les prometen con cada alternativa, lo que encuentran es “reclusión y aislamiento”. “No recibe estímulos externos ni aporta nada al resto de la clase”, explica su padre, Gregorio Godoy. La mayor parte del horario escolar lo pasa “en un aula donde están el resto de niños con necesidades educativas especiales, aparte del resto”. Godoy señala que su hija necesita la socialización que la escuela puede proporcionarle e interactuar con otros niños, con y sin sus mismas necesidades.
Por eso, este curso su hermano ha estado en clase, en el colegio San Joaquín, y Raquel se ha quedado en casa. Sin embargo, ha acudido a algunas actividades en el centro escolar de su mellizo y se ha relacionado con facilidad con otros niños, por eso los padres han solicitado su ingreso en este colegio concertado. “No queremos un ‘cole’ público porque lo que ofrece no es lo que queremos para ella”, indica.
En el centro que solicitan han encontrado un profesor con formación específica y el apoyo para que la niña reciba los estímulos que requiere, incluida la integración con otros escolares que “cuando hemos ido a alguna actividad, se acercan a jugar con ella”. Pero el colegio tiene los grupos cerrados. Piden a Educación que abra la ratio que permita a la pequeña asistir al mismo centro que su hermano.
Proceso de adjudicación
La Junta de Andalucía ha explicado, a través de su gabinete de comunicación, que el proceso de adjudicación de plazas aún no ha terminado. Argumenta que habrá que esperar a la reunión de la comisión de garantías de admisión y la calificación de las matrículas para ver si existe alguna plaza disponible. En ese caso se baremarán y se adjudicarán a quien corresponda. Aún no se sabe si Raquel puede beneficiarse o no de ese nuevo reparto.
No obstante, la Junta insiste en que en Linares “se ofertan recursos para la atención al alumnado con necesidades educativas especiales” y que la niña tiene puesto escolar garantizado en dos centros públicos: Arrayanes y Cardenal Spínola. Para los padres el problema no radica en la instrucción, que creen que pueden realizar sin problemas en casa –el padre es profesor de Universidad- como en la necesidad de que conviva con otros menores con las adaptaciones necesarias para favorecer su integración, algo que entienden que solo les proporciona el centro elegido por ellos y no otros.
Por otra parte, este jueves los padres están citados a una reunión con la inspección educativa, en el que previsiblemente se les pedirá que aguarden a la finalización del proceso antes de solicitar la apertura de la ratio en el centro concertado. Este no es el primer encuentro que mantienen con responsables educativos para abordar la situación de su hija. Pero sí es la primera vez que se produce desde que la familia abriera en la plataforma change.org una petición que, desde el pasado 19 de mayo, no deja de acumular firmas.
Cada día, el consejero de Educación, en funciones, de la Junta de Andalucía, Luciano Alonso, y la delegada territorial en Jaén, Yolanda Caballero, reciben un correo electrónico con la actualización del número de rúbricas. Este miércoles, el número de personas que se ha sumado la petición de los padres rondaba las 30.000.