El Jueves publicó el lunes por la tarde un montaje fotográfico. En él se observaba una imagen de un Cristo crucificado al que se le había superpuesto una foto de la cara de Mariano Rajoy, que aparece con la boca entreabierta. En un balcón, Susana Díaz parece cantarle una saeta y tras ella aparecen el expresidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, y la exministra Magdalena Álvarez. “El PP pierde medio millón de votos y solo conserva la provincia de Almería”, era el titular.
El martes la imagen, que había sido colgada en Twitter, generó un considerable revuelo en Málaga. Los cofrades identificaron la talla, el Cristo de la Crucifixión, y la Hermandad amenazó con interponer acciones legales. El miércoles por la tarde el montaje había desaparecido de Twitter (aunque no de la web de El Jueves) coincidiendo con la llegada al departamento jurídico de la revista una comunicación requiriendo la retirada de la imagen. El jueves por la mañana la revista volvió a publicar la imagen en la red social.
Mayte Quílez, directora de El Jueves, explicó el miércoles por la tarde a eldiario.es/Andalucía la pertinencia de la broma: “Creo que el montaje refleja de manera acertada la realidad, porque acababan de pasar las elecciones y estamos a punto de empezar la Semana Santa. A veces hacemos cosas más jevis y no pasa nada…”. La foto es de 2010, está tomada en la calle Larios de Málaga y Susana Díaz es, en realidad, Terelu Campos. El objeto de la burla es político: ilustra el batacazo electoral del PP en las elecciones andaluzas personificado en Mariano Rajoy. Probablemente, el chiste fuera inicialmente entendido así por el público al que iba dirigido. En la web de El Jueves hay una decena de comentarios y en todos se realiza una lectura exclusivamente política.
Así que durante el lunes, todo fue bien, pero el martes, el montaje se filtró al mundo cofrade. Una web tiene un perfil de lector y es un medio más estanco que Twitter, donde la circulación fluye en todas direcciones. “Nuestros lectores entienden nuestras claves, pero cuando sale de nuestro canal, la gente puede sentirse ofendida, aunque no esté dirigido a ellos”, reconoce Quílez. Y en el cambio de público primero se identificó la imagen (algo imposible para los no implicados en el mundo de la Semana Santa) y muchos se ofendieron porque interpretaron el montaje como una falta de respeto. De la lectura de las quejas se deduce que la ofensa no es la imaginada crucifixión de Rajoy, sino la utilización de una talla concreta, la del Cristo de la Crucifixión.
El perfil de la Hermandad de la Crucifixión se llenó de mensajes de apoyo de otras cofradías, de webs y blogs especializados y de particulares. “¿Es necesario herir sensibilidades de esa manera? No tenéis categoría ni clase ninguna… No obstante mucho no se os puede pedir”, escribió un usuario. Otros, como la Hermandad Salutación, “condenaron” el montaje: “No todo vale en nombre de la libertad de expresión”.
Dos meses después del atentado contra el semanario Charlie Hebdo y las reacciones que suscitó en defensa de la libertad de expresión, es evidente que cada uno extrajo de aquel episodio su particular lección: “¿Haríais igual con iconos de otras confesiones? Estoy seguro que no, no tendríais c…, todos somos @crucifixión”. “¿Hasta dónde llega la libertad de expresión?”, se preguntaba alguien. “Ni en nombre de la libertad”, podía leerse. “Indignante”, “zafio” y “de mal gusto”, se dice de la caricatura.
El daño “ya está hecho”
El Hermano Mayor, José Núñez, anunció que requeriría a la revista para que retirara el montaje de la red social y que denunciaría el caso ante la Fiscalía. Sin embargo, concluyó que el daño “ya está hecho” en declaraciones a los medios locales. Y la Agrupación de Cofradías expresó su “malestar” por el montaje y transmitió un “mensaje de apoyo y cariño” a los hermanos de esa cofradía. “Entendemos el tono satírico de esta revista, pero creemos inconveniente y de mal gusto el uso que se ha dado de una imagen que despierta tanta devoción entre los malagueños”, dice el comunicado.
El Jueves recibió ayer por la tarde un burofax. Durante la misma tarde el enlace, que no aparece en Facebook, fue retirado de Twitter. Al ser cuestionada por la retirada de Twitter Mayte Quílez dijo no estar al tanto y explicó que la viñeta seguía, en todo caso, en su web. “Nunca sabes por qué se va a ofender la gente. Aunque deberíamos estar acostumbrados, siempre nos sorprende cuando pasan estas cosas porque con los ojos con que lo miramos no pensamos que se va a desatar esta polémica”. El jueves por la mañana la imagen volvió a la red social.