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Kin-Man Chan: “Probablemente este año o a comienzos del año próximo seré procesado”

  • (Segunda parte de la entrevista al disidente y activista por la democracia en Hong Kong Kin-Man Chan con motivo de su participación en las jornadas  'Gobernanza sostenible y derechos civiles en la China actual' organizadas por la Universidad de Sevilla con la colaboración de la Universidad Pablo de Olavide, la Unviersidad Loyola y la Universidad de Granada del 14 al 18 de diciembre.) 'Gobernanza sostenible y derechos civiles en la China actual'

Pregunta: Pekín quiere crear grandes grupos mediáticos para contrarrestar el poder de los medios de comunicación occidentales y también para controlar Internet; de hecho, parece que hay cada vez más cibercontrol. Sin embargo usted parece tener un discurso muy libre.

Respuesta: Hay mucha gente como yo, que cree en la libertad y el Derecho. Pero cada día dependemos más de China y esto nos está llevando a una creciente autocensura. Si continuamos así, Hong Kong no va a seguir siendo el mismo. Por eso tenemos que defender nuestros actuales derechos y libertades. Incluso sin democracia, necesitamos una vibrante sociedad civil, necesitamos preservar la libertad de nuestros medios de comunicación, la libertad de cátedra en el ámbito académico, para defender nuestros derechos y libertades.

Yo estoy cada vez más preocupado por lo que pueda suceder en el futuro; sobre todo, cuando el gobierno repite que deberíamos hacer más para proteger el interés y la seguridad nacionales. En 2003 sacamos a la calle a 500.000 personas en contra de una propuesta legislativa en torno a la seguridad nacional, porque consideramos que interfería con nuestra libertad personal. (...) Pero la gente afín al Gobierno dice que necesitamos leyes así, de modo que no se repitan las ocupaciones. Este tipo de amenazas son inminentes; necesitamos a más personas que alcen su voz para dar su opinión al respecto.

En cuanto al control de los medios de comunicación y de las redes sociales en China,(...) se ha filtrado un informe según el cual quieren contratar a un millar de estudiantes universitarios para que escriban en las redes sociales apoyando al régimen. Creo que van a ser cada vez más hábiles en cuanto a la propaganda del régimen.

P: Algunas voces aseguran que el discurso de la libertad de expresión tiene un sesgo occidental y que no tiene por qué someterse a esa perspectiva, con 5000 años de civilización frente a los 200 de experimento democrático en occidente. así reflexiona un libro de Zhang Weiwei que ha tenido mucho impacto: La oleada china. (...) Hoy se habla del 'consenso de Pekín' como nuevo paradigma de desarrollo que reemplaza al obsoleto 'consenso de Washington' ¿Qué opina usted sobre todo esto? La oleada china.

R: Tenemos una idea muy similar, la idea de que el gobierno debe ser para el pueblo, quizá no por el pueblo ni del pueblo, pero sí en su beneficio. Es necesaria una buena gestión, ocuparse de las necesidades de la gente. En China existe una larga tradición en este sentido, aunque no se considera preciso que el Gobierno deba ser elegido por la ciudadanía o que la soberanía descanse en el pueblo. Se trata de una particular aproximación china a la democracia, pero no creo que eso sea democracia.

En cualquier caso, creo que los problemas de gobernabilidad en muchos países occidentales durante las pasadas décadas (la crisis financiera, el punto muerto al que han llegado las relaciones entre el Congreso y el Presidente en Estados Unidos…) Todo esto hace que la gente tenga cada vez menos confianza en su propio sistema.

Sin embargo, ven a China como a una isla de desarrollo: cada año hablamos de un 7-8% de crecimiento del Producto Interior Bruto, la segunda potencia mundial… Ahora bien, si analizamos con profundidad el modelo chino su insostenibilidad se hace manifiesta. Estamos agotando muchos de los recursos que deberían pasar a las generaciones posteriores; fíjese en el problema de la contaminación, en la corrupción… Si China quiere pasar a otra fase del crecimiento necesitamos un sistema de gobierno más transparente, de rendición de cuentas, un sistema más equitativo. De manera que los jóvenes, la gente con talento, sienta que puede prosperar gracias a sus propias habilidades, no mediante conexiones con los oficiales del régimen. Por eso, debe adoptar unos valores universales; en definitiva, necesita un sistema más justo.

Espero que la gente tenga más confianza en esto, en la gente de la sociedad occidental. Tarde o temprano tendremos que adoptar un sistema de este tipo. Por supuesto, nosotros tenemos nuestra propia cultura, somos un país grande y necesitamos más tiempo para construir un sistema más transparente. Evidentemente, hemos de mirar las cosas dentro de su contexto, pero eso no implica que no existan valores universales; claro que sí existen. Esos valores no son exclusivos de Occidente. Son algo que pertenece al mundo, por eso son universales. Son valores modernos, no occidentales.

P: Algunos académicos occidentales justifican la versión del Gobierno Chino acerca de los derechos humanos basándose en una interpretación posmoderna. Según ésta, las diferencias culturales pueden implucar diferencias en la concepción de la ética que deben ser respetadas, no juzgadas de acuerdo con nuestros patrones axiológicos.De otro modo, se estaría imponiendo la propia visión y se caería en un deplorable etnocentrismo neoimperialista. 

R: Entiendo. Pero pienso que si la ciudadanía china fuera libre para recibir información, si gozara de libertad de expresión, organización y reunión, si pudiera discutir sobre los temas que le interesan, ciertamente deberíamos respetar el hecho de que la gente debe tomar sus propias decisiones acordes con su cultura. Ahora bien, mire lo que está sucediendo en China. La gente no goza de suficiente libertad, como he explicado anteriormente. Carece de libertad de expresión, reunión, manifestación… Hasta que eso no se consiga, los académicos occidentales no deberían precipitarse afirmando tal conclusión; porque sólo cuando China conceda plena libertad a sus ciudadanos podremos hablar de respeto a las diferencias culturales.

P: ¿Se ha visto usted obligado a dimitir de algunos cargos? 

R: Sí, he tenido que dimitir como director de dos centros de investigación; uno de ellos es el University Service Centre for China Studies, una institución muy prestigiosa y con una larga historia; el otro es el Centre for Civil Society Studies. Dimití en beneficio de estos centros porque algunos de nuestros patrocinadores, algunas fundaciones, expresaron su preocupación cuando me uní al movimiento Occupy Central. Tampoco deseo perjudicar a los académicos que provienen de China continental y que visitan nuestros centros. De modo que, por el bien de estas instituciones, he dimitido.

Ahora mismo no puedo regresar a China continental. Hace dos años me invitaron a participar en un debate público que iba a celebrarse en una ciudad del sur de China, pero el evento fue cancelado. La orden procedía del Police Bureau de Guangdong. A partir de ese momento se me advirtió que no volviera más a China. No creo que pueda regresar, al menos en un futuro próximo.

Hace un mes (marzo) fui arrestado por la policía de Hong Kong, por participar, organizar e incitar a la gente a unirse a las ocupaciones. Probablemente este año o a comienzos del año próximo seré procesado. Pero esto es algo para lo que estoy preparado, no me preocupa.

P: Sus reivindicaciones poseen una gran trascendencia histórica, no sólo para Hong Kong sino para toda China. ¿Tienen usted la sensación de estar haciendo Historia?

R: Ciertamente, todo esto posee una trascendencia histórica, pero creo que no se trata de una historia hecha por un puñado de personas, por un grupo de líderes. Es toda una generación de gente joven la que está escribiendo la Historia. Alguna gente piensa que la población de Hong Kong ha sido muy apática con respecto a la política; pero eso me parece cinismo. Ésta es, ciertamente, una sociedad muy conservadora: lo que ha originado el Movimiento de los Paraguas es que la gente se ha dado cuenta de que los manifestantes han sido tan valientes… Creemos fuertemente en nuestros valores. Cuando la policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a la multitud, nadie respondió a las provocaciones de modo violento; no se causaron incendios, no se recurrió al vandalismo contra bienes públicos… Yo me sentí muy orgulloso de quienes participaban en las protestas“.

P: Los medios transmitieron que su comportamiento cívico fue ejemplar. También su eslogan , que es Occupy Central with Peace and Love. ¿Cómo respondería a los que creen que están manipulando a las masas con esas bellas palabras?

R: ¿Quién habla de manipulación? Mire lo que ha pasado en los medios mayoritarios: casi todos apoyan abiertamente al Gobierno. Si hablamos de manipulación, ellos tienen más recursos para manipular el mensaje. Sólo gracias a los social media hemos tenido la oportunidad de explicarnos, de hacernos entender por los más jóvenes o por los que han recibido una mejor educación. Sin embargo, la mayoría de los ciudadanos de Hong Kong, sobre todo los de edad avanzada o quienes no han gozado de muchas oportunidades para formarse, obtienen información sobre todo a partir de los medios masivos, de las grandes cadenas de televisión o de las cabeceras dominantes, que están en gran medida a favor de los gobiernos de Hong Kong y Pekín.

P: ¿Qué se puede hacer desde España?

R: Simplemente, difundan este mensaje. Hagan saber con cuánta determinación personas como yo queremos la democracia, preservar nuestros derechos y libertades. Deseamos que el mundo nos observe. Lo que está en juego no es sólo Hong Kong, sino China.

P: ¿Podría comentar las diferencias económicas y de poder adquisitivo en la sociedad de Hong Kong?  

R: Hong Kong es una de las sociedades más desiguales del mundo. Poseemos un índice Gini de más del 0,5%, uno de los peores del mundo en términos de equidad. La razón por la que la gente acepta esta situación es porque vienen de clases bajas, o porque son mayores, o por su pasado. Esta gente llegó a Hong Kong a finales de la década de los 40 ó a partir de 1950, escapando del régimen comunista en la China continental. Hong Kong fue su refugio. Al principio pretendían regresar a sus lugares de origen, esperando que China se estabilizaría políticamente, pero se quedaron aquí porque la situación en el continente era tan deplorable debido a la Revolución Cultural en el 50, y las hambrunas de finales de los 50… La gente estaba tan agradecida de haber encontrado refugio aquí que no se ha preocupado mucho por la política y ha procurado solucionar sus problemas por sus propios medios, recurriendo a la red de amigos y familiares en cuestiones de vivienda, educación… Quienes llegaron pusieron pocas esperanzas en el gobierno, pensaba que eran refugiados y estaban agradecidos de estar seguros fuera de China.

Pero la generación más joven, la del baby boom, mi generación y la siguiente mantenemos unas expectativas muy diferentes respecto de la sociedad. Nosotros consideramos que éste es nuestro hogar. Poseemos una identidad como ciudadanos de Hong Kong mucho más fuerte que la de nuestros padres. Y hemos comenzado a luchar por un Estado de Bienestar, por un gobierno más honesto –hace algún tiempo el gobierno de Hong Kong era muy corrupto. Queremos tener más voz en el proceso de toma de decisiones políticas.

Por lo tanto, hay una diferencia inmensa entre lo que piensan los mayores y los jóvenes en cuanto a bienestar y políticas sociales, lo que ambos grupos exigen del gobierno y sus respectivos modos de percibir el movimiento Occupy Central. Pero creo que la sociedad de Hong Kong va a cambiar. Va a continuar reivindicando una sociedad más justa, frente al conformismo de nuestros padres y abuelos, que toleraban todo porque se sentían agradecidos con el gobierno británico. Nuestra posición ideológica es que debemos confiar en nosotros mismos, no en el gobierno. 

P: Sin embargo, en China continental el éxito empresarial se debe en gran medida a la connivencia con el Gobierno, el modelo de 'Capitalismo de Estado' o 'Crony Capitalism', capitalismo de amiguetes. 

R: Efectivamente, China no es un mercado completamente libre, sino que el poder político se encuentra estrechamente vinculado al poder económico, al poder del dinero… Sí, lo llamamos capitalismo de amiguetes“.

P: China parece decir: A nosotros nos a mejor que a quienes se mueven en el libre mercado, nuestro modelo es superior. 

R: Sí, pero actualmente muchos chinos lamentan carecer de poder para acabar con este capitalismo de amiguetes. De vez en cuanto se producen disturbios en diferentes regiones de China debido a conflictos laborales o a la confiscación de tierras a los campesinos por parte de oficiales de gobiernos locales que luego venden esos terrenos a promotores inmobiliarios. Esto sucede con cierta frecuencia. Y se pone de manifiesto la debilidad de la sociedad civil china, pues este tipo de resistencias se producen de modo disperso, no son capaces de organizarse para constituir una gran fuerza política que haga posible una transformación social de mayor calado.

Así que el gobierno de China se enfrenta a esta clase de conflictos; a veces se producen atentados contra policías o se cometen atrocidades como, por ejemplo, ataques contra niños en las guarderías para expresar el malestar. Ahora bien, a la vista de tales actos, el Gobierno no llega a permitir que la sociedad civil se organice y pueda negociar con las autoridades de un modo más racional. Aún con huelgas y protestas, éstas podrían ser más pacíficas y racionales. Pero a los ojos del Gobierno, seríamos una amenaza política y por ello no permite que la gente se una.

Así que yo no creo que por ahora China vaya a experimentar ninguna revolución. Se incrementarán los conflictos, pero de un modo disperso.