Solo hace falta un breve repaso por los carteles de los principales festivales de música que se celebraron en Andalucía, y en España, en 2017 para comprobar que la brecha de género en este sector es abismal. En el pasado Interestelar Sevilla solo cinco del medio centenar de conciertos programados contaban con mujeres en el escenario. En el cartel de Alrumbo (Chiclana, Cádiz), festival que finalmente se canceló, solo aparecían tres mujeres entre una treintena de bandas. En el Weekend Beach (Torre del Mar, Málaga ) 12 bandas o solistas mujeres en más de ochenta conciertos. Son solo tres casos que sirven de ejemplo para ilustrar lo que sucede en el circuito festivalero. Un circuito en el que, por cierto, la mayoría de público es femenino.
“Solo el 10% de los conciertos programados en la mayoría de los festivales están protagonizados por mujeres, y eso en los mejores casos”, asegura Laura Hidalgo, integrante de Territorio de Nabos, una plataforma de mujeres que desde Sevilla pretende visibilizar la brecha de género en el ámbito musical. Su denuncia está corroborada por algunos estudios como el realizado por la plataforma de venta de entradas Ticketea a partir de sus propios datos. De los 250 conciertos con más entradas vendidas en 2016, 192 (77%) no tuvieron a ninguna mujer en el escenario, ni como artista principal ni como integrante de banda. Solo el 10% de los conciertos programados tuvieron protagonista femenina. Y la situación en 2017 no cambió mucho. “Soy consciente de ser una de las pocas mujeres que aparecen en los nombres de los festivales de nuestro país”, asegura Amparo Sánchez, Amparanoia, con más de veinte años de carrera musical. Su nombre figuraba entre las pocas mujeres del festival Alrumbo en la pasada edición o el Weekend Beach. “Desde siempre, la presencia de mujeres es muy desequilibrada respecto a la masculina y aunque poco a poco vayamos conquistando ese espacio somos una silenciosa minoría que nos abrimos paso con mucho trabajo, constancia y creencia en lo que hacemos”.
“Vivimos en una sociedad patriarcal y la leyenda de que el mundo del rock es solo para hombres la han propagado ellos mismos. Y lo siguen haciendo”, apunta Sagrario Luna, escritora, periodista y promotora musical. “Hace tres o cuatro décadas, la presencia de mujeres músicas era muy inferior y se las ignoraba, pero no es el caso actual aunque aún se las siga ignorando”. Luna reivindica una apuesta real en los festivales de música, una apuesta a partes iguales en los escenarios. “Oferta hay pero la dirección de los festivales está en manos de hombres. Cierto es que los criterios para programar son la venta de tickets, pero ahí entramos en la pescadilla que se muerde la cola: si no se programan artistas femeninas no se escuchan en las radios y no se promocionan, con lo que nunca podrán ser visibles. Todos deberíamos poner de nuestra parte para que este círculo vicioso se rompa”.
La plataforma Territorio de Nabos nació precisamente hace un par de años para romper ese círculo. Está integrada por una decena de mujeres afincadas en Sevilla, aficionadas al ya cancelado festival Territorios y sorprendidas por la ausencia de mujeres en los escenarios, “sobre todo si hablamos de rap donde hay una buena representación femenina”. “En los festivales las mujeres estamos entre el público, pero llegar al escenario es muy difícil. Queremos visibilizar esta realidad y luchamos para que se potencie la cuota femenina con apoyo de la industria”.
“Supongo que es reflejo de la escena de los últimos años, aunque también muchas veces es consecuencia de la pereza o la rutina de los programadores”, apunta Tali Carretero, codirector de los festivales Monkey Weekend (dos escenarios: Sevilla y El Puerto de Santa María, en Cádiz) . “Creo que más que primar, hay que conseguir que la presencia de mujeres en los carteles sea algo normal”. Carretero reconoce que les sorprendió “gratamente” la cantidad de propuestas artísticas de o con mujeres que optaron a la convocatoria de pasadas ediciones y que quedó reflejada en carteles como el de Aries, Agoraphobia, Ariadna Castellanos o Museless, entre otras, propuestas protagonizadas únicamente por mujeres, bandas donde la mujer tiene una especial relevancia o donde comparten el protagonismo a partes iguales con los hombres. “Que acabaran en el cartel no era cuestión de primar unas sobre otras, era simplemente puro reflejo de una realidad”, concluye.
Pero la ausencia de mujeres artistas en los festivales de música no es un hecho aislado. No es algo único en Andalucía, en España o el resto del mundo. Y en algunos países han comenzado a poner remedio aunque a veces con medidas cuestionadas. En 2016 el festival de Glastonbury (Reino Unido) anunciaba como novedad la apertura de un escenario sin presencia masculina. Tanto el cartel de artistas como el equipo técnico o seguridad eran femeninos. Hasta ahí, aplauso generalizado. La polémica llegó cuando se prohibió el acceso a ese escenario a “toda aquella persona que no se identificara como mujer”. Y el de Glastonbury no es el único festival con espacios femeninos. En Michigan (Estados Unidos) o en Canadá, los festivales Electric Forest y Shambhala, respectivamente, también cuentan con escenarios similares.
Sin llegar a esos extremos, Amparanoia sí que apuesta por dar más visibilidad a las mujeres en los escenarios, “tienen que vernos” y para ello es fundamental la labor de los promotores. “En mi banda somos cuatro mujeres”, explica y es algo de lo que asegura sentirse orgullosa porque “a lo largo de toda la gira, muchas mujeres jóvenes van a ver a mujeres en el escenario y se dan cuenta de que ellas también pueden estar ahí. Nuestro lento acercarnos al mundo de la música ha sido porque otras mujeres, en mi caso Lole (del dúo Lole y Manuel) o Luz Casal, lo hicieron antes. Pero reconozco que seguimos siendo minoría”.
Una minoría que también se aprecia en la promoción y en otros campos dentro de la música: el management, la producción, técnicos de sonido de directo y de estudio... “La reivindicación es la misma que para los festivales y para cualquier otro campo dentro de la música y de la sociedad”, explica la periodista Sagrario Luna y añade: “Hoy la mujer está preparada para cualquier sector, máxime cuando en la actualidad se han creado escuelas de formación para todas estas tareas”. Una reivindicación que aplaude Amparanoia, quien apuesta por caminar hacia la igualdad en todo lo artístico. “Tenemos que seguir reforzando nuestra presencia para darnos visibilidad. Si hoy preguntas a los chavales nombres de cinco pintoras de la historia, no sabrán contestarte. Si preguntas cinco nombres de pintores, te responderán. Si no ponemos remedio en la música pasará algo parecido”.
“Vivimos en una sociedad patriarcal y eso hay que combatirlo”, asevera Laura Hidalgo, integrante de Territorio de Nabos. “Por educación o por cultura, la mujer no acaba de destacar en el ámbito de la música”. Y precisamente la educación “recibida y heredada” explica, a juicio de Tali Carretero, la poca presencia femenina en los escenarios aunque este promotor descarta con rotundidad que la música sea cosa de hombres. “El tiempo seguro que dará la razón a ese aforismo universal: la música no entiende de géneros”. A lo que Sagrario Luna apostilla: “El arte pertenece al ser humano y como tal se debería entender, sin importar el género”. Pues eso, el tiempo dirá porque a día de hoy, incomprensiblemente, el género sí que parece importar.