Hace ahora un año El Niño de Elche y Los Voluble presentaron un espectáculo en el Sónar de Barcelona. Lo llamaron Raverdial, unión de dos palabras: rave y verdial. Rave no está en el diccionario, pero seguro que saben lo que es; el verdial es un folclore de la provincia de Málaga de ritmos hipnóticos, tan viejo como la cultura mediterránea.
El caso es que aquel espectáculo hizo click. El nombre de El Niño de Elche (Francisco Contreras) comenzó a aparecer donde menos se le esperaba, Voces del Extremo fue disco del año para Rockdelux (que etiquetó así el disco: “Poesía flamenca avant-garde”) y el espectáculo, radical como puede intuirse, empezó a girar por lugares insospechados. El Niño de Elche y Los Voluble preparan ahora una nueva obra para Sónar 2016 centrada en el Mediterráneo y en el concepto de lo fronterizo, mientras siguen presentando Raverdial. En Málaga, el escenario lo puso la Diputación Provincial, dentro del ciclo La Ciudad Demudada, organizado por La Térmica. En paralelo, sigue con la puesta en escena de Voces del Extremo: el 21 de mayo estará en el Territorios de Sevilla.
Hay en Raverdial cante, electrónica y un sermón ravero recitado sobre base tecno y verdialera, mientras por la pantalla desfilan en alucinada comunión Soraya Sáenz de Santamaría, Francesc Homs y Francisco de la Torre bailando, imágenes de El Rocío, Arias Navarro, porrazos policiales en pleno régimen del 78 o La Pasionaria con Alfonso Guerra. Es un espectáculo del que se sale noqueado. Esta es una conversación en la que el Niño de Elche, Los Voluble (Pedro y Benito Jiménez) y Pablo Peña (Pony Bravo), que también participa en el proyecto, hablan largo y tendido sobre fiestas populares, etiquetas, el 15M y el pensamiento crítico. Empecemos por el principio:
¿Qué hay de común entre una rave y una fiesta de verdiales?
Pablo Peña: Lo que nos llamaba la atención de las verdiales y de las raves era esa conexión con la colectividad, con la naturaleza, con el espacio público o común de manera diferente al capitalismo, de un sitio donde hay que pagar una entrada, aunque haya degenerado tanto en la fiesta de verdiales como en las fiestas electrónicas. En esa esencia común nosotros veíamos que no era como coger cosas extrañas y ponerlas juntas, y conforme más trabajábamos más encontrábamos los puntos en común. Así que el trabajo ha sido desenterrar conexiones y entender la fiesta como un acto político-cultural en el espacio público.
¿Qué papel juega lo identitario en fiestas como los verdiales o las raves?
Niño de Elche: Bueno, pero yo con la palabra identitario no me siento identificado. Yo me acerco desde lo que supone el fenómeno. Consiste en buscar los nexos y ver cómo entablas lenguajes y relaciones.
Pablo Peña: Al final son sentimientos universales, de colectividad. Alguien me lo decía el otro día: “A Benicassim voy porque la Virgen me llama”. Son encuentros colectivos que significan lo mismo, ya sea una rave, un festival o una fiesta de verdiales…
Y ese significado es…
Pablo Peña: Una comunión.
Niño de Elche: El sentimiento de comunidad.
Pablo Peña: Un sentimiento de comunidad que trasciende más allá del establishment, de lo que te intentan imponer.
Benito Jiménez: ¿Cuáles son las herramientas que llevan a ese sentimiento de comunidad? Pues algunas son las drogas, el alcohol…
Pablo Peña: Al final son las mismas, y eso es lo que me parece interesante de Raverdial. Hay mucho sentimiento enfrentado con esto de la tradición, pero resulta que todos están haciendo lo mismo. Es lo que dice el Sermón del ravero de Tyqqun.
En una entrevista decía que tanto la rave como los verdiales nacían desde abajo. ¿Puede explicarlo?
Niño de Elche: De mí no lo escucharías... Ese discurso es más de Pedro, yo con el concepto ese de popular, de abajo, de arriba…
Pedro Jiménez: Yo tampoco recuerdo haber hablado de esto. Lo que está claro es que son espacios en el que la fuerza del anonimato juega un papel importante. Es una fiesta que no necesita de genios. Entendemos lo popular como algo que nos es propio y podemos cogerlo porque nos pertenece, y da igual que eso sea mákina o bakalao, porque no sabemos quién la produjo.
Pablo Peña: En las raves el nombre del DJ no tiene tanta importancia como en una sesión programada, el ego se disuelve.
Pedro Jiménez: Es una cuestión de lo común más que popular. En los verdiales hay mucha gente anónima, que no aspira a una especie de profesionalidad mal entendida, o a tener que ser un genio, como te encuentras en muchos ámbitos del flamenco o la electrónica donde se construyen marcas con una lógica bastante capitalista.
Niño de Elche: Ojo, que todo esto es la reflexión y la culminación del trabajo reflexivo que llevamos para hacer Raverdial, pero no significa que Raverdial sea esto. Es un espectáculo, con su concepto de escena, de sonido, sus jerarquías escénicas… Que parece que pretendemos decir que Raverdial contiene todo eso y no. En el concepto tuvimos en cuenta todo esto, pero hay muchas más cosas.
¿Creen que las raves o los verdiales se han mantenido ajenas a la lógica de mercado?
Pedro Jiménez: Yo creo que la mercantilización les ha llegado. Apelamos a algo que ya no ocurre, porque el sistema lo tenemos tan dentro que ni nosotros mismos somos capaces de salirnos de esto. Esto no deja de ser un espectáculo que se mueve en un mercado, que es el de la música y funciona con esos criterios. No es una falsa nostalgia, pero creo que el sistema que tenemos no permite nada que no sea…
Pablo Peña: Pero siempre va a haber gente que lo busque.
Lo planteaba porque en el caso de las raves, puede que hubiera una marginilización por parte de la cultura dominante. ¿Tienen la sensación de que eso se fue suavizando?
Benito Jiménez: en las raves habría que diferenciar entre lo que Satisfaxion hizo (mercantilizarlas) a lo que es una rave: un grupo de colegas que se junta debajo de un puente y se montan un soundsystem para bailar y seguir consumiendo drogas desde las 10 de la mañana hasta las ocho de la tarde del día siguiente. Eso no tiene nada que ver con la Satisfaxion del Martín Carpena. Mercantilización de las raves sí que la hubo y más en Andalucía. Había una conexión Londres-Málaga-Sevilla que pocas veces la ha habido.
El caso es que a esa base electrónica le añaden la voz de El Niño de Elche. Alguien le definió como un cantaor que no canta flamenco. ¿Está de acuerdo?
Niño de Elche: No está mal la frase, porque una cosa es ser cantaor y otra cantar flamenco y el cantaor no sólo canta flamenco. Cantar flamenco es una cuestión de sonido, de estructura, de conocimiento musical… No es una definición global, pero es una parte de mí.
Da la impresión de que no se siente cómodo con las etiquetas.
Niño de Elche: Me parece que no aportan nada, más allá de que está dentro de un lenguaje de industria. Yo prefiero no participar en él. Está superado por los artistas y por quien consume música y arte.
Si no se hiciera llamar el Niño de Elche quizá nadie le etiquetaría con el flamenco…
Niño de Elche: ¿Tú crees? ¿Lo que hago te recuerda al flamenco?
Dicho de otra forma: ¿Voces del Extremo es flamenco?Voces del Extremo
Niño de Elche: Voces del extremo no tiene nada de flamenco, si acaso pequeñas cosas en mi voz. Pero hay una cierta actitud, unos colores en la voz, que están porque vengo del flamenco, y no lo puedo desprender de mi piel.
Da la impresión de que en la parte flamenca hay una resistencia a propuestas radicales que pueden tener un origen en lo flamenco…
Niño de Elche: Sí, nuestros espectáculos no están pensados para un festival flamenco. Pero yo intento no entablar conversación con los puristas. Tenemos diferencias entre nosotros: yo soy contrario a presentarlo en los festivales donde crea que no va a haber público o programación a favor, y Los Voluble sufren de esta enfermedad de la “andaloalucinación”, ¿la conoces?
No, ¿me la explican?
Niño de Elche: Es una enfermedad consistente en compartir cosas que vienen de la supuesta tradición y en intentar que eso genere hermandad, pero yo como soy andaluz de segunda… generación, a mí no me importa eso y por tanto intento no ir a festivales donde pueda haber sectores de puristas, porque no quiero gastar energía ni mezclarme con mala energía. Quiero ir a sitios donde sepa que el acto en sí sea una celebración, no un intento de convencer. Por eso a los puristas cada vez los siento menos.
Pero viene del mundo flamenco tradicional, de las peñas. Y de pequeño le colmaron de premios flamencos…
Niño de Elche: Sí, hay una peña que lleva mi nombre en Murcia. Fui el cantaor más joven en tener una peña. Son bastante fachas los que llevan esa peña [ríe]. Yo les he dicho a ellos [Los Voluble] que vayan sin mí. Me daban premios cuando era niño porque creían que yo iba a ser… Mi padre, el otro día le dijo a un amigo, “Francis cantaba mejor antes. Pero bueno, él hace ahora todas estas cosas raras, llega un momento que da un quejío y a la gente le gusta”.
Me gustaría que me hablara de su proyecto sobre la figura de Miguel Hernández.
Niño de Elche: Siempre que se escribe sobre figuras tan paradójicas cada cual intenta cortarse el traje a su medida. Pasa con Hernández, con García Lorca, con Vicente Aleixandre o Juan Ramón Jiménez. Hay muchos que han sido instrumentalizados. Tiene algo positivo: por lo menos todo el mundo se siente con el derecho de transgredirlos. Pero no es fiel a la historia. Yo lo que intenté hacer fue no tanto una investigación sino el acercamiento a una esquizofrenia, a ese delirio social y político, y estético incluso, en el que la gente se acercaba a Miguel para cubrir sus necesidades.
Fue una especie de esponja para limpiar conciencias de un lado y otro y para crear un discurso sin tener en cuenta el contexto. Crear por la izquierda un santo laico, y por la derecha un poeta religioso que se echó a perder. Me gustaba confrontar eso, buscar la grieta, y me reuní con gente que pasó por la Transición, una época perversa. Luego está el tema de la iconoclastia, los derechos de autor, una entrevista sobre el tema anticarcelario… El tema de Hernández me interesa como muleta para hablar de nuestro día. La música es una herramienta para entablar discursos.
“Creo que Carrillo no llegó a ser comunista. Una cosa es ser del PC y otra cosa es ser comunista”
“Creo que Carrillo no llegó a ser comunista. Una cosa es ser del PC y otra cosa es ser comunista”Hablando de discursos: ¿piensa en alguien cuando canta El Comunista? [unos de los temas de Voces del Extremo, sobre un poema de Francisco Fenoy Rodríguez]
Niño de Elche: Pienso en la gente que defiende a unos iconos desde el fanatismo. Habla del ala del Partido Comunista más conservadora, que es bastante grande. Y pienso en… Bueno, Carrillo es una figura que representa muy bien los últimos coletazos más vergonzosos de la República y del movimiento socialista, y representa muy bien la tragedia de la Transición. Creo que Carrillo no llegó a ser comunista. Una cosa es ser del PC y otra cosa es ser comunista. Le llamaban eurocomunista y Europa y comunismo no tiene sentido. Ahora son incompatibles. La Internacional pensaba que alguna vez lo serían.
Da la impresión de que está calando el discurso de que durante muchos años gran parte de la música popular española vivió de espaldas a la realidad. ¿Ven un movimiento contrario en la actualidad?
Niño de Elche: Hay mucho de estética. Sobre todo en la música independiente. Es difícil hacer un discurso sobre esto sin poner nombres y no quiero que me pongan una querella, pero creo que desde el 85 en adelante no ha cambiado mucho la actitud general de la gente que se dedica al arte ante las cuestiones políticas. Tal vez un poco más desde el 15M por debajo, desde la base, y muchas veces lo que hace el arte es traducir eso en un sentido simplista, naif, perverso e interesado. Y me incluyo.
Pedro Jiménez: Yo creo que si el arte político no se hace políticamente, si es una letra de “me cago en el político de turno” pero sigues funcionando de la misma manera, sin ser consciente del sistema en que vivimos… Nosotros intentamos construir espacios de autogestión dentro del proceso, con lo que supone de precarización y complejidad. Sería más fácil si cediéramos el control a quien se dedica profesionalmente a esto, pero ese es nuestro posicionamiento político. En un arte donde el individualismo es rampante, nosotros somos seis personas girando para hacer un concierto porque pensamos que la colectividad va más allá de un grupo, un líder y unos músicos. Hay debate, hay posicionamiento, reflexión y trabajo en común.
Niño de Elche: Hay una diferencia entre el pensamiento criticón y el pensamiento crítico, entre criticar al político desde una perspectiva generalizada, sin entrar en contar tus miserias dentro de la esquizofrenia social en la que te mueves… Porque la industria musical genera una serie de conflictos, de tensiones, de incoherencias y de catástrofes personales y colectivas que te ayudan a relacionarte de una forma. Yo no creo en esta cosa del enfrentamiento quijotesco.
“La sensación de libertad se consigue casi siempre si construyes desde la derrota”
“La sensación de libertad se consigue casi siempre si construyes desde la derrota”La sensación de libertad se consigue casi siempre si construyes desde la derrota, y eso los movimientos libertarios lo han sabido hacer. Eso te lleva a reconocer tus miserias y a saber que vives dentro de la bestia. ¿Cómo sobrevivir dentro de la bestia? Como comenta Pedro: con estas válvulas de escape y no con acciones quijotescas como vende otra gente y cuando rascas ves que no. La cuestión es cómo ejerces y si necesitas ese sistema para que en esa perversión se sigan generando diferentes debates y máscaras.
Pedro Jiménez: Es la cultura de la transición de la que habla Guillem Martínez. La Transición fue muy política estéticamente, hay unas letras, una recuperación de cosas prohibidas y ¿dónde nos ha llevado? A mafias como la SGAE, a grandes egos que llenan y controlan el cotarro.
Niño de Elche: O al fascismo sociológico de la industria de la música. Porque no son sólo las cúpulas. Las mafias de SGAE o de las multinacionales existen por algo. Por eso el pensamiento crítico debe trabajar desde abajo, si no va a ser imposible romper el imaginario.
Pablo Peña: La putada de lo que habláis es que se crea una segunda perversión: aquellos que defienden ese discurso y se les mete en el caso de “el discurso que se usa de manera mercantilista”. Al final tanto se muerde la cola la pescadilla que ya no sabes quién defiende un discurso auténtico. Es como cuando Bill Hicks, hablando del marketing, se dirige a los publicistas: “A todos los publicistas les digo: suicídate. Sois unos mierdas, utilizáis el discurso para crear...” Y luego dice: “Ahora estarán todos los publicistas en su casa diciendo, qué inteligente Bill Hicks, cómo usa el discurso”.
Niño de Elche: Claro, ese es el delirio al que me refería, al final el sistema te hace entrar.
Pablo Peña: O no te deja salir. Ahora hay alguien que dirá, mira Paco cómo usa el discurso político para venderse. Y llega un momento que tienes que pasar de todo.
Niño de Elche: Por eso es importante dejar claro que trabajamos desde la derrota. Yo no voy ni en contra ni a favor, simplemente intento sobrevivir en esa mierda. Sabes que yendo de Quijote hay un público. A mí me preocupa más cómo nos relacionamos y qué generamos en las relaciones.
¿El 15 M ha cambiado en algo estas relaciones?
Pedro Jiménez: ha cambiado la escala de valores y la medida de lo político. Hasta entonces hablábamos de si eres más o menos político en tus letras, más o menos de izquierdas, y el 15M ha puesto encima de la mesa la precariedad, la forma de relacionarnos, la construcción de la ciudadanía, la recuperación de los espacios públicos…
Lo mediático necesita que las cosas sean simples y el 15M o la PAH son movimientos poliédricos, que viven en sus contradicciones, se unen en una lógica distinta al partido político, y ahí es donde está la potencia. Me da igual si IU y Podemos se unen. Me importa si esa unión va a suponer una complejización de los sistemas, de los discursos, de las posibilidades, de eliminar el machirulismo habitual de la política que sigue creciendo. ¿Vende lo de ser político? Claro, hay un canal de televisión que se basa en un target muy concreto y que usa la lógica de Telecinco llevada a la política, las mismas herramientas para debatir supuestamente sobre política. No deja de ser interesante que el dueño de La Sexta sea el mismo que Antena 3. Si con Antena 3 ya tengo cubierto una gente y los que están en contra necesitan un sitio, genero un nicho. Y si necesito que salga Pablo Iglesias… Que no digo que sea un producto, sino que hay una lógica de mercado y una simplificación de la política. Y el 15M no, era una complejidad extrema, tan extrema como estar acampado en una plaza y construir una ciudad.
Niño de Elche: Todo esto lo da la construcción de un pensamiento crítico. Va incluso más allá de los sistemas. Y eso es al fin y al cabo nuestra forma de trabajar. Nuestra luz se coloca allí, no en que un espectáculo como raverdial va a cambiar la realidad de una Diputación Provincial.
Pablo Peña: Bueno, ya veremos, Paco, ¡ya veremos!