La gente camina entre visiones enfrentadas. Los tiempos de movilización feminista coexisten, por ejemplo, con discursos extremistas como el que ha dinamitado las elecciones andaluzas. Es una suerte de réplica manipulada del principio de acción y reacción que explica la tercera ley de Newton. Y una muestra de esas “contradicciones de la vida” que la escritora Elvira Lindo describe, también, en su libro 30 maneras de quitarse el sombrero.
“Me alucina cuando hay gente que asume, tal como ha dicho Donald Trump, o Bolsonaro, o aquí VOX, que las reivindicaciones feministas o de los inmigrantes les están quitando algo”, dice la autora. “Son mensajes que calan mucho porque encuentran un enemigo al que atacar. Y ese enemigo en muchos mensajes somos también las mujeres, que al parecer hemos venido a quitarles el trabajo y la dignidad a los hombres”, sostiene Elvira Lindo.
La escritora ha presentado 30 maneras de quitarse el sombrero (Seix Barral) en Sevilla dentro del ciclo literario ‘Letras Capitales’, organizado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía a través del Centro Andaluz de las Letras (CAL). En esta obra, presenta 29 ensayos literarios que analizan la obra y el tiempo en el que vivieron creadoras que han desarrollado su obra al margen del canon más convencional.
Aparecen en el texto la historia silenciada de Concha Méndez, la afilada pluma de Dorothy Parker, el sendero político de Victoria Kent o la poesía de Gloria Fuertes. E incluso personajes de ficción como Pippi Langstrump o Pipi Calzaslargas. Y remata Lindo el texto con un autorretrato marcado por la “honestidad” en el que repasa su propia trayectoria vital y literaria.
El poso antifeminista de ‘los Trump’
“No digo que todo sea una reacción contra el feminismo, pero tiene mucho que ver”, dice Elvira Lindo en un encuentro con la prensa a preguntas de eldiario.es Andalucía. “Porque en todos los discursos, en estos modelos muy reaccionarios, hay como un poso de antifeminismo”, subraya.
‘Si un cuerpo A ejerce una acción sobre otro cuerpo B, éste realiza sobre A otra acción igual y de sentido contrario’, describe la teoría newtoniana. Y el discurso machista entiende que patriarcado y feminismo responden a este enunciado.
“Hay una reacción contra el avance a la igualdad de las mujeres y una estigmatización del movimiento feminista. Eso se ve de una manera cruda con todos estos líderes que han surgido pero también de una manera sutil muchas veces”, sostiene. Y lo explica: “Lo advierto en hombres que parecen que están alertados por el poder que están tomando las mujeres y es una alerta injustificada. Los hombres siguen teniendo el poder en el mundo. Entonces, ¿a qué se debe esa alarma que tienen?”, remata.
Por el momento, dice, “no hay un cambio brutal, simplemente ese discurso que se ha hecho visible”. Y ahí el feminismo confluye con los colectivos LGTBi, “los inmigrantes y también el odio a los pobres”, ejemplifica. “Es muy fácil alimentar esos miedos desde un discurso político”, asume Lindo.
Lo “exportable” de la mundialización del odio
Esta mundialización del odio “parece que surgió en los EEUU y hemos visto lo exportable que es”, refiere, como en el caso de la entrada de la extrema derecha en el Parlamento de Andalucía. Aquí hay una conclusión: “Nunca hay que dar por hecho que los derechos adquiridos van a quedarse para siempre”. Y un consejo: “La izquierda tiene que replantearse sus reivindicaciones en un sentido no solamente económico, sino entender que ya está todo mezclado”. Es decir, en clave “de derechos humanos”.
Quizás un ejemplo son estas mujeres que retrata en 30 maneras de quitarse el sombrero. “Ellas no se describían como feministas ni… ellas actuaban. Lo que somos las personas se aprecia sobre todo en lo que hacemos, más que en lo que decimos que somos”, cuenta.
Como la propia escritora con esta obra. “No tengo sensación de tener la voluntad de hacer un libro feminista sino que es feminista sin que sea una intención, lo es porque lo es. Porque todas esas mujeres, que a lo mejor algunas jamás utilizaron la palabra feminista, o la palabra lesbiana y lo eran… no se definieron a sí mismas pero en su vida está lo que son. Y sus obras está la prueba de que querían ser libres”.
Y todo trae algo en común: “Tiene que haber una alerta social siempre”, en palabras de Elvira Lindo. “Ha habido muchas movilizaciones feministas en España, en el mundo, y no hay causa de los derechos humanos que no se cobre víctimas. El mensaje ”excluyente“ cala, atraviesa ”determinado tipo de población“ y en España ”va unido para algunas personas a un mensaje españolista innecesario“.
Porque a veces la teoría fructifica y explota en principios de acción y reacción. Propiciando, en ocasiones, escenarios manipulados frente a reivindicaciones legítimas. Como esas 30 maneras de quitarse el sombrero con las que Elvira Lindo fotografía a otras tantas mujeres. Como las que se quitaron el sombrero en plena Puerta del Sol como un gesto de desobediencia para desafiar las normas de la época. “Todas las mujeres de este libro han influido en mi vida”. O como la “gente joven” que sigue rompiendo ataduras, enfrentando esas “contradicciones de la vida”.