Entrevista

Sr. Chinarro: “No soy envidioso pero igual lo que hay que hacer es cerrar Instagram”

Alejandro Luque

25 de diciembre de 2022 19:57 h

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Antonio Luque (Sevilla, 1970) destila en sus entrevistas el humor de alguien que no quiere pasar por gracioso, pero cuya mirada sobre la realidad no le deja otra opción. Y lo mismo sucede con sus canciones, como las contenidas del nuevo disco de Sr. Chinarro, Reality show (Mushroom Pillow), donde estrena nueva banda y, con treinta años de trayectoria y 18 discos a sus espaldas, despliega una pletórica madurez.

Un álbum que se asoma al mundo pospandémico con una ceja levantada, confirmando el temor de que el confinamiento no iba a hacernos precisamente mejores. “Yo tenía claro que no íbamos a mejorar nada. Ni siquiera aplaudía a los sanitarios, porque sabía que toda esa gente asomada a los balcones iba luego a votar a los políticos que favorecen la sanidad privada. Si me hubiera quedado en Málaga, mirando al mar, al menos habría podido aprender algo del comportamiento de los delfines, pero pasé aquel tiempo como todos, imitando a James Stewart con la pata quebrada en La ventana indiscreta, espiando a los otros”.

Puede que esa observación del prójimo haya propiciado unas canciones menos introspectivas de lo habitual, como él mismo reconoce. “Sí, un disco en el que todas las canciones digan yo, yo y yo puede ser demasiado. Como el monaguillo del chiste, toca preguntarse: ¿Esto solo lo veo yo? ¿Solo me pasa a mí? Eso me ha animado a contar historias que le pasan a otras personas, aunque ya lo dice la canción: nadie puede escapar de sí mismo”.

Traje nuevo

En los últimos tiempos, Chinarro-Luque ha expresado sus dudas sobre si su carrera ha discurrido por los cauces más adecuados, o si podría haber aspirado a éxitos mayores. ¿Se compara a menudo con sus compañeros? “Me pasa como a todo el mundo, ya sea con gente de mi generación, como Los Planetas, o más jóvenes, como Dorian, de una generación que en cierto modo nos tuvo a nosotros como ejemplo. Los veo en las redes, siempre llenando, y me pregunto si habré hecho algo mal. Pero también habré hecho algo bien, porque demasiado bien me han ido las cosas para las canciones que he hecho”, dice. “No soy envidioso ni me gusta quejarme, pero igual lo que hay que hacer es cerrar Instagram. Cuando solo leíamos RockdeLux éramos más felices”.

Envidiable resulta, desde luego, la camarilla de músicos de la que Antonio Luque se ha rodeado para esta nueva producción: Dani Vega (guitarra de Mishima), Miquel Sospedra (bajista de lujo para Amaia, Alizz y Refree, entre otros) y Xavi Molero (batería de Iván Ferreiro, Zahara, Christina Rosenvinge…). El cantante acepta la comparación con estrenar traje nuevo, “porque a mí no me gusta ir de compras, no lo necesito; mientras se ensucia una camiseta, la otra se está secando. Pero una banda, como un traje, te tiene que quedar bien, el hombro, la manga, y eso me estresa. No me gusta cambiar de grupo, pero lo que sí me gusta es que me quede bien el que tengo, y el que tengo ahora parece hecho a medida para mí”.

Lejos quedan los primeros discos de Sr. Chinarro de los 90 para el sello Acuarela, clásicos como Sr. Chinarro (1994), Compito (1996), El porqué de mis peinados (1997), Noséqué-nosécuántos (1998), a los que siguieron los aclamados La primera ópera envasada al vacío (2001), Despídete del lago. Las rarezas de Antonio Luque (2001), Cobre cuanto antes (2002) o El ventrílocuo de sí mismo (2003) para poner de manifiesto hasta qué punto se trataba de un creador prolífico. Pero todo ha cambiado, empezando por la industria. ¿O no tanto? “Es un poco como cuando pongo de pronto Canal Sur y veo a los mismos presentadores de siempre, solo que diez años más viejos. En cambio, si ves el Telediario todos los días, no te das cuenta”, explica. “En la música se ven los cambios a través de los hitos, como el triunfo de Izal, que tampoco sé a qué se debe. Tocan bien, pero, ¿son como para llenar el Estadio Olímpico? Bueno, Héroes del Silencio tampoco me gustaban y también llenaban… Pero no me paro a pensar lo que le gusta la gente, no hago estudios de mercado. A veces pienso que los gustos de la gente son precisamente el problema. Sin embargo, yo estoy contento con los míos”.

El Betis, algo que esperar

“No sé cuándo empezaron a cambiar las cosas, si cuando los hermanos Morán vendieron el Benicassim, o cuando las marcas de cerveza empezaron a organizar las giras… El dinero lo va cambiando todo, lo va comprando todo”, agrega el músico, que presentará su disco en el CondeDuque de Madrid (28 de diciembre), Girona (9 de febrero) y Barcelona (10 de febrero). “Y da igual lo que hagas, da igual que montes una hamburguesería exquisita: si estás al lado del McDonald’s, es éste el que va a triunfar”.       

Por otro lado, no solo de música vive el Sr. Chinarro. Está la literatura, terreno en el que ha hecho varias incursiones, aunque no está seguro de que vaya a tener nuevo libro en breve. “Tengo una segunda novela empezada, pero cuando me meto en mis ideas y empiezo a vivir más en los personajes que en mi propia vida, me asusto un poco. Me absorbe tanto que dejo hasta de componer, y no sé si me puedo permitir tener a Sr. Chinarro parado tres años. Me da más satisfacción terminar una canción en una mañana. La novela es como una maratón: si corriendo diez kilómetros estoy en forma, ¿para qué correr 42?”.

Otra de sus pasiones conocidas es el Real Betis Balompié, cuya sola mención lo pone a hablar de un modo algo más excitado que su sobrio tono normal. “Cuando juega el Betis, la semana ya tiene un momento fijo muy guay, hay algo que esperar. Y eso, en una vida como la mía, en la que hago lo que me da la gana, supone un momento clave”, asegura. “El del Betis no es un juego de mentira, como el de la Selección Española. No analizo tácticas, pero tengo claro que, en comparación, el fútbol de Setién, de Luis Enrique o del Cholo Simeone es un timo”.

Maravilla climática

Cuando se le pregunta si ha aprendido algo del manque pierda, asevera que “Chinarro ha sido siempre muy así. De qué te sirve ir de competitivo por la vida, si al final te vuelves loco, como le está pasando a Monchi [director deportivo del Sevilla FC, eterno oponente del Betis]. Porque la gente enloquece con la ambición. Mira, volviendo al asunto de mis músicos, con 50 años me di cuenta de que tenía que contar con los mejores, con la gente que toca con Zahara, con Iván Ferreiro. ¿Puede Monchi contar con los mejores futbolistas del mundo? No, pero lo intenta, y así va”.

Afincado en la zona de la playa de Pedregalejo, en Málaga, Antonio Luque cree que esta ciudad, de moda en los últimos tiempos, “ha hecho un trabajo promocional impresionante. Yo llevo 17 años aquí y no viví la época en que la gente no se atrevía a entrar en el centro porque era peligroso. Ahora sigue habiendo calles que lo son, que recuerdan a la Sevilla previa a la Expo 92, pero lo cierto es que viene todo el mundo, y yo estoy encantado de vivir aquí, porque climáticamente es una maravilla”.

¿Y los grupos locales? “Los hay, pero como todo el mundo ahora, parece que van a sacar a Almodóvar de invitado de un momento a otro. Pasa aquí y en toda España: salvo los pantalones de campana, todo vuelve. Todo el mundo quiere sonar como Los Nikis, Parálisis Permanente y Siniestro Total. La verdad, me aburre un poco”.

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