- José Luis Cienfuegos, director del Festival de Cine de Sevilla, afirma que “le colocamos al espectador el espejo de la Europa que nos está tocando vivir”
José Luis Cienfuegos se enfrenta a su séptima edición del Festival de Sevilla. La 15ª edición certamen de cine europeo ha recorrido casi la mitad de su existencia bajo la dirección del gestor asturiano. Y lo hace con un importante reto: tenderle una mullida alfombra roja a los premios del Cine Europeo (EFA), cuya gala tendrá lugar el próximo 15 de diciembre.
Antes, la otra fiesta del cine de nuestro continente que comienza este viernes 9 de noviembre se celebrará con 220 películas, 400 proyecciones, 35 estrenos mundiales, 116 estrenos nacionales y 1.169.000 euros de presupuesto. Hasta ahí, las cifras.
En la programación encontrarán acomodo algunas de las películas más celebradas de la temporada festivalera, como el Oso de Oro de Berlín (Touch Me Not, Adina Pintille), un Oso de Plata (Dovlatov de Alexei German Jr) y algunos éxitos de Venecia (Joy de Sudabeh Mortezai) o Locarno (All Good ( Eva Trobisch), Dead Horse Nebula ( Tarik Aktas) y Chaos (Sara Fattahi).
El pistoletazo de salida lo dará este viernes, desde el Lope de Vega, la actriz sevillana Macarena Gómez, que conducirá una gala “desenfadada” y cuya película de inauguración será Non-fiction del reputado director francés Olivier Assayas.
¿Cuál es la esencia del Festival de Sevilla y cómo ha cambiado desde que tomó las riendas hace seis años?
Lo importante del festival es no sólo su especialización en cine europeo, sino el equilibrio entre los grandes nombres y los nuevos valores. La línea de programación es su principal valor. Además, queríamos crear un ecosistema reconocible entre directores, espectadores e industria, transmitir la idea de que éste es un festival abierto. Y, por supuesto, serle útil a las películas, decidiendo bien dónde colocarlas y cómo presentarlas.
¿Resulta complicado atraer a los espectadores a las salas para ver cine europeo de autor?
Es más complicado de lo que puede parecer en un primer momento. Yo insisto mucho en lo de ganar públicos, no solo entre los jóvenes, sino también entre los seniors, que es un público muy agradecido y con formación cinematográfica.
Si hubiera que buscar algún hilo que una las películas de la programación este año, ¿cuál sería?
Hay muchos hilos que ayudan a tejer el panorama global del cine europeo. Con la programación de este año le colocamos al espectador el espejo de la Europa que nos está tocando vivir. Hace unos años había un cierto adormecimiento por parte de los artistas, pero la programación de este año es absolutamente beligerante. El mensaje puede asustar a algunos, pero lo cierto es que el cine europeo está pegado a una realidad que nos invade y a la que tenemos que dar contestación. Hablamos de urgencias.
¿Y cuáles son esas urgencias?
Hablamos de los grandes temas que acaparan páginas en prensa y minutos de televisión, pero que, reconozcámoslo, o los leemos en diagonal o miramos para otro lado. El ejemplo más claro es Joy (Sudabeh Mortezai), la película austriaca de sección oficial, que habla sobre la prostitución de mujeres de color en Europa occidental. Curiosamente, las tres personas del equipo de programación que vimos la película repetimos el mismo gesto de manera individual: buscar información en Internet sobre un problema que habíamos ignorado hasta ese momento. Esa reacción no es casual.
Con Europa en plena ebullición por el auge de la extrema derecha, las políticas de austeridad, la migración, el terrorismo... ¿qué refleja el cine de esas realidades?
Los cineastas sienten que no pueden ser ajenos a todo eso y que su modo de hacer cine es una manera de hacer política. Eso se refleja en la sección Revoluciones permanentes. Me parece un ejercicio muy sano, aunque siempre hemos huido de términos como cine necesario.
¿Nos mejora el cine como personas?
Me pones en un compromiso. No soy muy partidario de llevar las cosas por el cine de valores. Creo que se puede educar en valores sin caer en obviedades. Sí estoy seguro de que cuando acabe el festival no serás el mismo, sobre todo después de escuchar a los ciento y pico de directores que van a participar en los coloquios de las películas. Los directores no vienen de vacaciones, vienen a reivindicar su película.
¿Qué grandes figuras destacaría de esta edición?
Sobre todo a Roy Andersson, llevábamos tiempo queriendo traerlo. No viaja mucho y lo admiramos mucho, nos fascina su sentido del humor tan frío y retador. Es un referente del cine europeo. Es además un ejercicio de provocación: el año del centenario de Ingmar Bergman viene a Sevilla un cineasta que cuestionó la posición política de Bergman. También estará Olivier Assayas (Non-fiction, película inaugural), después de él nos quedan muy pocos cineastas franceses por venir a Sevilla. Adina Pintilie, ganadora del Festival de Berlín, tenía que venir a defender su Touch Me Not, que fue tan polémica en la Berlinale. Yolande Zauberman, que presenta M, es el nuevo tipo de directora coherente con la línea de programación del festival. M va de una mujer que se sumerge en un mundo tan cerrado y masculino como el del judaísmo ortodoxo y los abusos sexuales. O Elsa Amiel y su Pearl, donde se mezcla maternidad y culturismo.
¿Qué podemos esperar de la inauguración, que presentará la actriz sevillana Macarena Gómez?
(Silencio). ¿Cuándo sale esta entrevista? ¿El viernes? Ah, vale. Sí, lo presentará Macarena. Seguimos el modelo de inauguración relajada, no demasiado protocolaria, integrando el trabajo de los músicos, con una duración de unos 30-40 minutos, donde se vuelca el espíritu del festival.
¿Qué peso tiene el cine dirigido por mujeres en esta edición del festival?
Nunca hemos trabajado por cuotas. La programación de las mujeres cineastas está integrada con total normalidad y naturalidad. De hecho, el actual comité de selección es absolutamente paritario. Las cineastas que presentamos o el ciclo un poco incómodo Yo no soy esa, de hace cuatro ediciones, con cineastas de feminismo punk, son directoras coherentes con la línea editorial del festival. Como Ula Stöckl, que fue la primera directora feminista alemana, de la que se hace por primera vez un ciclo en España, que viaja luego a Galicia, Cantabria y Valencia.
¿Y qué importancia tiene el cine andaluz?
Tiene toda la importancia. Los festivales tenemos el deber de potenciar las películas que encajan en la propia línea de programación del festival e intentar acercar el talento de los jóvenes realizadores a la industria europea que nos visita. Lo más bonito que vamos a hacer es ese encuentro de los cortometrajistas de Panorama andaluz con los nominados a Mejor cortometraje en los premios del Cine Europeo. El año pasado, provocamos cuatro encuentros profesionales entre los directores andaluces y ellos mismos se diseñaron su propio menú.
En un año en el que ha habido una excelente cosecha de cine andaluz: ¿Por qué no hay películas andaluzas en sección oficial?
A mí también me choca, pero ahí se aplica el mismo filtro para unos como para otros. El año pasado estaba El mar nos mira de lejos (Manuel Muñoz Rivas).
Usted decide la programación, ¿por qué le choca?
Me gustaría tener una película andaluza en algunas de las secciones competitivas, pero a lo mejor no coincide en el calendario una película que sea coherente con la línea de programación del festival. También hay otras que sí presentamos, pero obviamente, un documental, del que tenemos la premiere mundial, como Todos los caminos (Paola García Costas) no encaja lógicamente con nuestra línea de no ficción. Tenemos que ser coherentes con nuestras líneas de programación. Si un documental como Todos los caminos se viene a presentar al festival, nosotros le damos el mayor y mejor espacio posible: fin de semana y Lope de Vega. Pero no tiene que estar en competición, porque eso perjudica a la película y al festival.
Si no hubiera influido el calendario o su presencia en otros festivales, ¿qué película andaluza habría elegido para sección oficial?
He estado en el comité de evaluación del ICAA en los últimos años y creo que en los últimos años el cine andaluz no ha ido mal parado… más bien al contrario. Por ejemplo, Viaje al cuarto de una madre es una película que perfectamente podría haber encajado en nuestra línea de programación. Es un proyecto modélico y estoy feliz de que la película fuera seleccionada y premiada en San Sebastián y estrenada en salas. Nos parece tan bien la película, que vamos a tener una charla sobre presentación de un modelo de proyecto con su directora (Celia Rico).
¿Se ve dirigiendo el festival en su 20ª edición?
Soy muy cortoplacista, yo me veo dirigiendo el festival hasta el 17 de noviembre, porque ahora mismo lo que me preocupa es acabar el festival y echar una mano en lo que son los premios del Cine Europeo.
¿Y luego?
Descansar, que llevo meses sin ver a mi familia y mis amigos.