Si hoy es viernes, esto es poesía: Begoña M. Rueda

Alejandro Luque

10 de junio de 2021 18:47 h

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A pesar de su juventud, Begoña M. Rueda (Jaén, 1992) posee un palmarés abrumador, a premio por libro: Princesa Leia (La Isla de Siltolá, 2016), II Premio de Poesía Joven Antonio Colinas; Siberia es un estado de ánimo (Ediciones en Huida, 2017), I Premio Luis Cernuda de la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla; Reencarnación (Ediciones Complutenses, 2019), primer Premio de Poesía de la Universidad Complutense de Madrid; Error 404 (Visor, 2020), XLVI Premio de Poesía Ciudad de Burgos; Todo lo que te perdiste por meterte a monja (Difácil, 2020), VIII Certamen Internacional de Poesía Joven Martín García Ramos, de Albox, Almería; Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa (Aula de Poesía de la Universidad de Murcia, 2020), XVII Premio de Poesía Dionisia García de la Universidad de Murcia…

 

El último de sus galardones es el prestigioso Hiperión, que recayó sobre Servicio de lavandería, título que alude al empleo de la poeta en un hospital andaluz, a la vez que le sirve para desarrollar su personal poética, donde lo personal se proyecta siempre sobre lo universal. Una lectura que en pandemia ha adquirido nuevos significados.  

A 23 de marzo de 2020

 

Los sudarios se apilan en cajas de cartón

junto a la puerta del cuarto de baño.

Son las únicas prendas del hospital

que no se lavan después de darles uso.

Como todo en nuestra época

también vienen dentro de un plástico,

encontrándose la muerte como la bollería industrial,

envasada y directa al vacío.

Una se pregunta quién fabrica los sudarios,

qué fría máquina los cose y los empaqueta

listos para cubrir cualquier cuerpo

que yazca mudo en la morgue.

Yo por sudario quisiera las manos de mi madre,

morir antes que ella

y engendrarme de nuevo en su vientre,

volver a ser niña y no tener ni idea

de que en las lavanderías de los hospitales

la muerte se apila en cajas de cartón

junto a los inodoros.