Las
problemáticas sociales no sólo se ven en la calle. Llegan hasta la consulta del
médico y se manifiestan en forma de enfermedad. Y tras ello, existe un proceso
de “medicalización” de los problemas sociales pero también un camino de vuelta,
de “desmedicalización”, que se produce cuando el paciente comparte su problema
y se une a la lucha social.
Ambos
procesos han sido objeto de análisis en un estudio realizado por la médico Elena
Ruiz Peralta, especializada en Medicina de Familia Comunitaria y en
Antropología Médica, que ha trabajado de cerca con integrantes de la plataforma
Stop Desahucios en Córdoba para elaborar este informe.
A través de su
e studio “Desahuciar, desalojar, ejecutar.Cuando la política callejera se convierte en medicina”,
refleja cómo personas
afectadas por un proceso de desahucio son diagnosticadas de diversas
enfermedades a raíz de su problema social.
Para
comprobar estos procesos, la doctora se ha metido de lleno en un trabajo de
campo de la dinámica de los grupos de apoyo mutuo de la plataforma Stop
Desahucios en Córdoba. Y es ahí donde, a través del análisis, de entrevistas
con personas afectadas por procesos de desahucios, del trato con ellos y con
los psicólogos que les apoyan, ha podido ofrecer los resultados de su estudio.
“Cuando pierdes tu vivienda hay un problema de salud, de privación de tu salud”
“Cuando pierdes tu vivienda hay un problema de salud, de privación de tu salud”
Ansiedad,
depresión o úlceras gástricas por estrés son algunas de las enfermedades
diagnosticadas a afectados por un desahucio. Así es cómo “un malestar social
pasa a convertirse en un problema médico o psicológico“, explica la doctora,
porque “cuando pierdes tu vivienda hay un problema de salud, de privación de tu
salud“.
En esos
momentos, la persona afectada “vive su problema de forma aislada. Lo ve como un
problema personal que aísla al sujeto socialmente bajo sentimientos de culpa,
vergüenza y miedo“. Es lo que esta médico ha denominado ´el estigma del deudor´.
“Cuando la
persona está en situación de impago de su hipoteca se considera la única
culpable y responsable. Se invisibiliza la responsabilidad que sobre esa
situación también tienen el Estado y otros agentes. Se ahonda en pensar que se
ha llegado a esa situación porque se ha vivido por encima de sus posibilidades.
Hay un juicio social a los deudores. Y esa estigmatización acaba en una enfermedad
y en su medicalización“, relata Ruiz Peralta. ”El sufrimiento se termina
medicalizando“, sintetiza.
El valor terapéutico del “sí se puede”
El valor terapéutico del “sí se puede”
Pero también
se ha comprobado que hay un proceso de vuelta, protagonizado por la acción de
Stop Desahucios. “La plataforma acaba desmedicalizando ese sufrimiento”. Y es
que cuando una persona afectada por un proceso de lanzamiento de su casa pasa a
formar parte de Stop Desahucios, “la plataforma consigue socializar el
problema: que pase de un problema individual a social y eso es muy importante
para la visión que tenemos de esa problemática“, señala la doctora.
Los
testimonios que ha recogido para su estudio lo corroboran así: “Yo veo mi
problema de una manera distinta antes y después de entrar a la plataforma“, es el modo que tiene de explicar este proceso una afectada.
“Socializar
ese sufrimiento hace que se venza el obstáculo del aislamiento individual y esa es la primera fase de la
desmedicalización“ de estas personas, dice Ruiz Peralta.
Una segunda fase del
proceso se da cuando la plataforma Stop Desahucios hace que el afectado pase “a
participar, a ser activo, a luchar y reivindicar, a dirigirse a las
administraciones, a los bancos, al resto de la población“. Es el valor terapéutico
del “sí se puede”.
Y junto a
ello –explica la doctora- el afectado también encuentra las distintas formas de
cuidado que le ofrece la plataforma. A través de los Grupos de Afinidad y Apoyo
Mutuo (GAYAM) del colectivo, el paciente consigue “hablar de sus emociones. Convertir
el sufrimiento en emociones para poder hablar de ello. Se crea la intimidad
necesaria para que afloren los sentimientos y, de alguna manera, se buscan
s oluciones para que el problema no se medicalice“, analiza desde su experiencia
esta médico.
La
plataforma juega así, en muchos casos, el papel de una familia para los
afectados a los que, en algunos casos, sus parientes les han dado de lado. En
otros casos, los familiares son directamente afectados y también se integran en
la plataforma para luchar conjuntamente contra los procesos de desahucio.
No obstante,
la experiencia ha demostrado –advierte Ruiz Peralta- que con la acción social “desaparece
´el estigma del deudor´ pero no la impotencia y la frustración de cada persona
que se ve en esa situación. “Hay procesos en los que sigue siendo necesario un
tratamiento médico“. Porque, a pesar de llegar a comprender que el problema no
es individual sino social, a pesar de quitarse el sentimiento de culpa, la
situación se sigue sufriendo día a día. “Todos los días hay que seguir viviendo
con ello“.