El incendio de Sierra Bermeja, que ha afectado ya a casi 7.800 hectáreas en un perímetro de 85 kilómetros, mantenía este lunes a más de 1.600 personas desplazadas, atendidas en pabellones deportivos o viviendas de particulares, amigos y familiares, fundamentalmente en Ronda.
No es la primera vez que ocurre. En julio, un incendio calcinó 450 hectáreas de monte público de Jubrique. Entonces el origen fue una chispa de un motor en una plantación de marihuana, explica Alberto Benítez (PSOE), alcalde de Jubrique. En esta ocasión, al incendio originado a mediados de la semana pasada, aparentemente intencionado, se le sumaron unas condiciones de fuerte viento. Unas pavesas acabaron provocando un nuevo frente que puso a Jubrique de frente a las llamas.
Durante los últimos días, Benítez ha recibido incesantes llamadas de propietarios que querían saber si sus castaños (el principal sustento en este municipio de 523 habitantes) se habían quemado. El lunes por la mañana pudo identificar las fincas afectadas. “Es difícil para mí mantener la calma, transmitir tranquilidad”, comenta, en un momento en que el fuego y la meteorología parecen dar tregua. Cae un chaparrón que puede ayudar algo a refrescar todo lo que arde.
Un alcalde denuncia la “descoordinación brutal”
En Genalguacil, el fuego que en otras ocasiones se ha controlado con celeridad mutó en un monstruo incontrolable. Esto llevó a que Miguel Ángel Herrera (PSOE) convocara a la prensa para expresar con rabia su indignación ante la “dejadez” con la que, según cree, se ha actuado.
“Si no se actúa con contundencia desde el principio, sale mal”. El lunes a mediodía Herrera atiende a elDiario.es/Andalucía más calmado, “emocionado” por la “contundencia” con la que actúan en ese momento los medios aéreos después de días en los que ha sentido que clamaba en vano. Cree que se ha despreciado el conocimiento del terreno que los locales podían aportar y que ha existido una descoordinación “brutal”.
“Cuando hemos informado de la peligrosidad de ciertas cosas no se ha valorado. Nosotros no podemos hablar de aspectos técnicos, pero sí de la zona, de la masa forestal, por dónde se puede entrar. Eso sí lo sabemos”, lamenta. “Había un retén de Genalguacil, se pidió autorización para trabajar y no se concedió. ¿No hubiese sido diferente si hubiese personal de aquí y los hubiesen guiado?”, se pregunta. “Llegaban aquí y no sabían dónde ir ni cómo llegar. La información que yo daba no era valiosa para ellos. Lo que he dicho que iba a ocurrir ha ocurrido, no porque sea técnico sino porque me he vivido fuegos aquí”.
Herrero dice que el trabajo del INFOCA es heróico, pero cree que algunas decisiones, como situar el centro de mando a Estepona, han sido políticas. “En el momento que el fuego se extiende en la Costa del Sol todos los focos se ponen ahí. Los vecinos han visto lo que está pasando, igual que yo. Cualquier vecino aquí podía estar viendo la televisión en su casa y los titulares: ”41 medios aéreos en Sierra Bermeja, 500 personas“. Luego mira por su ventana y ve su sierra quemándose. ¿Dónde están? ¿Cuántos hay aquí? Esa es la realidad”.
“Alguno puede pensar que es una guerra política. La gestión de los montes está muy mal, y no es de ahora. También con el PSOE. Llevamos 30 años mal”, denuncia Herrera.
La salida en tromba de Herrero ha generado recelos, por producirse con el incendio activo. Este lunes, fue criticado por el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Salado (PP), que pidió “responsabilidad, lealtad institucional y cooperación”. Salado acusó al alcalde de sembrar dudas sobre la profesionalidad y los criterios técnicos de quienes trabajan contra el incendio, y de mentir por insinuar que se priorizó la protección de urbanizaciones en Marbella sobre los municipios del interior.
La solicitud de intervención de la UME, al cuarto día
El resto de alcaldes consultados, también del PSOE, están siendo más moderados en sus críticas a la gestión de la lucha contra el incendio. Alberto Benítez, alcalde de Jubrique, prefiere ser cauto mientras continúan las labores de extinción. Por su parte, Francisco Fernández, alcalde de Pujerra, lamenta la tardanza en solicitar la intervención de la UME. “Si están disponibles todo el año entero para estas cosas, lo más normal es que se les avise”.
En 2020, la UME intervino en 23 incendios forestales; en 2021 había intervenido en 14 hasta el 25 de agosto, según datos de la propia UME. El domingo por la mañana, la Junta de Andalucía formuló la solicitud para activar el Protocolo de Intervención de la Unidad Militar de Emergencias.
Este lunes, Juan Sánchez, al mando del operativo de extinción del Plan Infoca, alegó que de nada servía acumular más medios en las condiciones del jueves, viernes y sábado. “Tener más medios a veces lo que ocasiona es tener problemas: de logística en las pistas y aeródromos y en el propio incendio”, explicó Sánchez. “La suma de más efectivos cuando no había condiciones hace que tengan que esperar uno detrás de otro. Cuando los trabajos son quirúrgicos y no hay flancos para repartir el personal, el personal se estorba”.
“Una cerilla junto a la gasolina”
Los tres alcaldes consultados coinciden en que la falta de desbroce adecuado y el abandono del medio rural son otras causas que explican la virulencia del fuego. “Era como jugar con una cerilla al lado de la gasolina”, comenta el alcalde de Genalguacil. “Los incendios hay que apagarlos en invierno, pero la sierra está abandonada. No se limpia ni se hacen labores de prevención”, admite el de Jubrique.
Hay también acuerdo en que la burocracia ahoga muchas veces la buena gestión forestal. “Se ponen muchas pegas para hacer un carril o para desbrozar en una finca privada, y ahora hace falta. Estamos siempre diciendo que eso no se toca”, apunta el regidor de Pujerra. “No es normal que a un vecino por cortar una rama de un alcornoque lo multen con 3000 euros”, dice Herrera.
Han ardido castaños, pinos, camaleones, cabras montesas. Quienes descorcharon el año pasado habrán perdido todo el rendimiento. Pasarán muchos años hasta que estos pueblos se recuperen del mazazo ambiental y económico. Pero más aún tardarán en olvidarlo. “El daño emocional generado es incalculable. Ningún plan paga ese daño”, lamenta el alcalde de Genalguacil.