Andalucía Big Festival: el debut del polémico evento que sitúa a Málaga en el circuito de festivales

Néstor Cenizo

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Muse, Jamiroquai, Suede, Franz Ferdinand, C. Tangana, Nikki Hill, María José Llergo, Los Planetas, Vetusta Morla, Stereophonics… Nunca en Málaga se había recitado una alineación de artistas similar, convocados junto a miles de personas a un fin de semana largo de música y fiesta. La ciudad, que hace tiempo que decidió hacer de la cultura (especialmente los museos, pero también el cine) uno de sus grandes atractivos turísticos, estaba hasta ahora huérfana de un gran festival de música, con la única excepción del efímero 101 Sun Festival, allá por 2014. Este jueves debuta el Andalucía Big Festival, un evento con vocación de continuidad, según vienen insistiendo sus promotores, también responsables del Mad Cool de Madrid.

Ocho años después, volverán los escoceses del archiduque, esta vez como sustitutos a marchas forzadas de uno de los grandes alicientes del Andalucía Big Festival: Rage Against the Machine se cayeron del cartel (y de toda su gira europea) el 11 de agosto, alegando una lesión de Zack de la Rocha. Fueron reemplazados el 29 de agosto por Suede, Franz Ferdinand y C. Tangana, en una decisión que levantó una tremenda polvareda en redes sociales.

Muchos fans de la banda de rap metal mostraron su decepción por el cambio, augurando un aluvión de devoluciones que la organización no cuantifica. Los norteamericanos, que este año han regresado a los escenarios tras once años de ausencia, justificaban por sí solos la compra de muchos abonos y entradas de día. “Cambiar Rage Against the Machine por C. Tangana es igual a si en una romería cambiáis a los Ecos del Rocío por Marilyn Manson”, dice el comentario más aplaudido entre los más de 1500 que recoge la publicación de la noticia en Facebook.

Batalla empresarial

Pero más allá de la evidente disonancia estilística entre unos y otro y de las dudas que genera sobre el criterio artístico del festival, la incorporación del madrileño probablemente limite el daño económico: se caerán muchos fans de RATM, pero se ganará a un público masivo y menos militante. No hay duda del poder de convocatoria de C. Tangana, que ha crecido durante este verano de intensa gira, aunque está por ver si aquí afecta el hecho de que sea su cuarta visita a la provincia (la segunda a la ciudad) en apenas seis meses. El viernes el plato fuerte será Jamiroquai, mientras que el sábado será el turno de Muse.

La cita es apenas una semana después del Festival Cala Mijas, otro evento de nuevo cuño apenas a 30 kilómetros, con un perfil muy similar en su cartel (Nick Cave & The Bad Seeds, Liam Gallagher, Arctic Monkeys, The Chemical Brothers) y pretensiones: situarse en el circuito de grandes festivales, atraer público local e internacional y consolidarse a medio plazo. Los eventos organizados por las dos promotoras (Last Tour y Mad Cool) vienen solapándose en los últimos años, y esa batalla empresarial se ha trasladado ahora a Málaga.

En Mijas hay un contrato con el Ayuntamiento para cuatro años, y los asistentes han sido 107.000, según el consistorio. En Málaga, el patrocinio de la administración andaluza es para 2022, aunque sus promotores aseguran que vienen para quedarse. La previsión de Mad Cool es reunir a unas 100.000 personas en los tres días de festival.

Andalucía Big Festival llega a Málaga tras siete meses envuelto en la polémica. Los cambios de ubicación (de playa a asfalto) y de cabeza de cartel, la gestión de la devolución de las entradas o los retrasos en la publicación de información esencial para los asistentes (los horarios no se han conocido hasta el lunes) jalonan las semanas previas al evento, que cuenta con una inyección de dinero público (a priori con cargo a fondos europeos) inaudita: más de 4,2 millones de euros.

Fondos europeos para un festival de nuevo cuño de una empresa madrileña

La Consejería de Turismo, a través de la empresa pública para la gestión del turismo y del deporte de Andalucía, S.A., patrocina el festival con 3,5 millones de euros + IVA. Se trata de una cantidad nunca vista hasta la fecha en este tipo de eventos, lo que motivó la queja pública de otros promotores del sector. Este año, Turismo Andaluz patrocina otros tres festivales, pero Andalucía Big Festival se lleva el 85% del total asignado a este concepto. Este patrocinio se suscribió mediante un contrato negociado sin publicidad: es decir, a dedo.

Por este motivo, Juan Marín (por entonces consejero de Turismo) tuvo que escuchar en el Parlamento Andaluz que este contrato “huele muy mal”. “Peor huelen los EREs”, replicó el exdirigente de Ciudadanos. Después, EPE desveló que uno de los socios de Mad Cool es amigo y colaborador habitual de Albert Rivera.

Marín siempre justificó la inversión en la promoción de la marca Andalucía y en la conveniencia de desestacionalizar el turismo, aunque en septiembre la provincia recibe casi tantos visitantes como en agosto. En teoría, este dinero público saldrá en un 80% de los fondos europeos FEDER. Así consta en el contrato, y lo ha dicho Marín. Esto también es inusual. Tras recurrir al portal de transparencia, elDiario.es en Andalucía informó de que la Junta de Andalucía justifica el uso de fondos europeos para un festival de música en “mejorar la competitividad de las pequeñas y medianas empresas” y el fomento de la “internacionalización de las empresas andaluzas”. Sin embargo, la entidad promotora del festival está radicada en Madrid, donde se constituyó apenas cuatro meses antes de lograr el contrato público.

Los cambios y la devolución de las entradas

El festival también ha visto dañada su imagen por los cambios respecto a lo que se anunció inicialmente. Ni será en la playa de Sacaba ni vendrá RATM. Esto ha provocado la apertura de dos procesos de reintegro de entradas. Del primero, motivado por el cambio de ubicación, el festival apenas informó: no lo comunicó individualmente a los asistentes ni por redes sociales. Tan solo añadió una frase al comunicado en el que informaba del nuevo recinto, después de varios días en que decenas de asistentes se quejaron en redes y medios de comunicación.

El segundo plazo de devolución, que estará abierto hasta esta tarde, está justificado por la caída del cartel de RATM, pero no se abrió hasta 20 días después, cuando se anunciaron los sustitutos, y no será efectivo hasta la finalización del festival. FACUA ha interpuesto una denuncia ante Consumo, por retrasar y limitar el plazo, que la legislación obliga a abrir desde que se anuncie un cambio “sustancial”, como informó este medio. Además, en ninguno de los dos casos se va a proceder a la devolución de los gastos de gestión, de 12,5 euros por abono.  

El permiso no solicitado

Durante meses, se ha anunciado la celebración del Andalucía Big Festival en la playa de Sacaba. Así constaba en las entradas y en los carteles publicitarios. El cartel sigue evocando un atardecer marino. En realidad, el festival nunca tuvo la posibilidad de celebrarse en la playa, porque nunca solicitó los permisos a la Delegación Territorial de Medio Ambiente. Así lo confirmó este organismo a este medio, que preguntó por esta cuestión durante semanas. Toda la comunicación de los promotores fue con el ayuntamiento e informal, sin que se registrara oficialmente un solo papel, según respondieron durante meses fuentes municipales.

En una reunión “a principios de julio”, el consistorio y los promotores llegaron a la conclusión de que era imposible celebrar el evento en la playa, pero hasta el 20 de julio esto no se hizo público. Fue el Ayuntamiento de Málaga quien lo comunicó. De paso, el Consistorio, que siempre se ha desmarcado de cualquier participación en el evento, dejó claro que había pedido al festival que dejase de utilizar el logo municipal sin permiso.

Horas después, los promotores aseguraron que el festival sería en el recinto ferial, para mayor “comodidad” de los asistentes. Lo cierto es que nunca registraron solicitud alguna ante la Delegación de Medio Ambiente, única competente para autorizar el uso del dominio público marítimo-terrestre, muy cercano además al paraje natural de la desembocadura del Guadalhorce. Muchos asistentes se sintieron engañados.

El último desliz, menor, vuelve a trasladar una imagen de improvisación: el 24 de agosto, la organización anunció que el festival contaría con tres escenarios y, sorpresa, una noria desde la que algunos asistentes podrían disfrutar del espectáculo. Remitió incluso una imagen recreada. Cuatro días después tuvo que corregirse, porque carecía de los permisos para levantar una estructura así.

Finalmente, el evento tendrá lugar en el recinto ferial pero sin noria, y justo al lado de una autovía, desde donde este martes se podía ver a los operarios culminando el montaje del escenario principal. No será en la playa y no estará RATM, pero el jueves hace su debut un festival que vuelve a traer a Málaga a grandes bandas del panorama internacional. 

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