Un año tras el fuego: 30.000 toneladas de madera, un plan de caza y sin responsables del incendio de la Sierra de Mijas

Néstor Cenizo

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Hace ahora poco más de un año, una columna de fuego arrancó de un bocado un buen trozo del cinturón verde de la Costa del Sol. Las llamas arrasaron 2.000 hectáreas de la Sierra de Mijas en poco más de 48 horas, obligando a desalojar a más de 3.000 vecinos de Mijas, Alhaurín de la Torre y Alhaurín el Grande, que vieron peligrar sus casas.

Un año después, en el terreno arrasado abundan los brotes de palmito, romero o torvisco, mientras los camiones siguen abriéndose paso para sacar de allí la madera quemada. La Junta de Andalucía acaba de darse más plazo para realizar las tareas que prevengan avenidas o caídas de árboles, mientras grupos ecologistas locales reclaman que la sierra sea declarada Parque Natural para facilitar la protección de sus valores naturales, y alertan del riesgo de que la apertura de nuevos carriles facilite la antropización del terreno y nuevos incendios.

Además de abordar las obras “de emergencia”, consistentes en poner diques y extraer la madera quemada, la Junta de Andalucía ha aprobado también un plan de caza integrado. Entre tanto, nada se sabe de la autoría de un fuego que, según concluyeron los investigadores, fue intencionado.

Dos millones de euros para 600 hectáreas

Entre el mediodía del 15 de julio de 2022 y la tarde del 17 agosto las llamas arrasaron 1.939,33 hectáreas de la sierra, la mayor parte (el 87%) superficie forestal pública. Desde un paraje de Mijas, fueron avanzando hacia el norte y el oeste, hasta quedarse a las puertas de las casas de Lauro Golf o Pinos de Alhaurín. El fuego, estabilizado el 17 de julio, controlado dos días después y extinguido el 3 de agosto, revivió el calvario de Sierra Bermeja, donde un bombero forestal falleció y se quemaron cerca de 15.000 hectáreas en dos incendios ocurridos en 2021 y 2022, afectando gravemente a un valioso pinsapar. En la Sierra de Mijas, la difícil orografía del terreno hacía temer un fuego nuevamente incontrolable, pero el intenso despliegue (más de 400 personas) y la mejora de las condiciones ambientales lo evitaron.

Las llamas arrasaron con una densa superficie forestal de pinos, pero también erosionaron el terreno, debilitaron laderas y alteraron el equilibrio del ecosistema. Apenas un mes después de dar el incendio por extinguido, la Junta de Andalucía adjudicó las obras de emergencia, que siguen ejecutándose hoy. Se trata de mitigar con diques e infraestructuras sobre las laderas el riesgo de erosión y avenidas durante las lluvias, y de evitar la caída súbita y las enfermedades de árboles afectados por el incendio.

En total, la administración autonómica ha destinado algo más de dos millones de euros, sufragados al 75% por fondos europeos, en tres lotes adjudicados a tres empresas diferentes: ha destinado 802.000 euros a 287 hectáreas de La Sierra; 769.000 a 213 hectáreas de La Mezquita y Puerto Blanquillo; y 385.000 a 111 hectáreas de Sierra Blanca y Bermeja. La dirección adjunta de los trabajos se adjudicó por 58.383,79 euros a Montes y Caminos Ingenieros Consultores, dirigida por el ingeniero de montes Luis Fernando Gutiérrez Jodra.

Aunque el 70% de las obras están certificadas desde el pasado mayo y la ejecución de los trabajos probablemente ya supera el 80%, fuentes de la consejería explican que se ha ampliado el plazo de ejecución de las obras de emergencia de nueve a 13 meses, hasta octubre, y no descartan que vuelva a ampliarse.

270.000 euros en madera quemada

La apertura de nuevas pistas forestales, teóricamente con el fin exclusivo de extraer la madera quemada y facilitar futuros trabajos de entresaca, degrada el paisaje, facilita el acceso al monte y eleva el riesgo de nuevos incendios, que se originan junto a caminos en un 55% de los casos, según Ecologistas en Acción. El pasado marzo, el grupo ecologista envió una carta a la Junta de Andalucía expresando su “indignación” por la “obsesión de sacar la madera quemada. No entendemos como a estas alturas se siguen utilizando prácticas forestales obsoletas, más propias de los años 70 y principios de los 80 del pasado siglo”.

La Consejería calcula que ya ha extraído 30.000 toneladas de madera de la Sierra de Mijas, que actualmente se está licitando por un precio base de “8-9 euros por tonelada”. Es decir, la madera de la sierra, calcinada en distinto grado, podría tener un valor económico de entre 240.000 y 270.000 euros.

La extracción de la madera quemada la rechazan quienes defienden un tratamiento “natural” tras el incendio. O sea, dejar la madera quemada en el terreno, porque aporta nutrientes al suelo, favorece la supervivencia y crecimiento de las plantas, incrementa la biodiversidad y favorece la llegada de semillas dispersas por las aves, según sus partidarios.

“Retirar los troncos muertos del monte supone retirar una gran cantidad de nutrientes (nitrógeno y fósforo, sobre todo) que habían sido extraídos del suelo por los pinos para poder crecer”, lamenta Eduardo Sáez, portavoz de la veterana Plataforma por la Defensa de la Sierra de Mijas (PDSS). Sáez coincide en su diagnóstico con Ecologistas en Acción: “Más allá de los nutrientes que se han perdido este año por la escorrentía y los que se van a perder en el futuro próximo, retirar del monte los troncos muertos supone empobrecer más el suelo”.

Un “plan integrado de caza” para la Sierra de Mijas

Algunos colectivos ecologistas locales lamentan que se esté perdiendo la oportunidad de orientar estos trabajos hacia una restauración ecológica de la zona y su protección mediante la figura del parque natural, y advierten de que los trabajos de ahora pueden ser contraproducentes. “Si lo que queremos es una especie de patio trasero de la Costa del Sol para poder organizar carreras a pie, en bicicleta, tirolinas y romerías varias, entonces cuantos más carriles hagamos, mejor”, dice Sáez. “Pero si a lo que aspiramos es a renaturalizar la sierra con la idea de preservar zonas lo menos afectadas posible por las agresivas actividades humanas de masas, entonces los carriles sobran”, opina.

La plataforma denuncia que, más allá de mostrar una buena predisposición inicial, la Junta de Andalucía ha ignorado sus sugerencias y las de otros grupos locales, algunos de los cuales integran un movimiento que promueve la declaración de la Sierra de Mijas Alpujata como parque natural y un “uso razonable” de su territorio que prevenga nuevos incendios o canteras ilegales como las que han horadado durante años la cara sur. También lamentan que la Junta no les haya informado de sus planes.

En respuesta a este medio, la consejería replica que su proyecto es la aplicación de un “plan integrado de caza”, aprobado el pasado enero, con directrices específicas para los cotos incluidos en el terreno quemado. El fuego arrasó o perjudicó gravemente la vegetación en el 54% de la superficie cinegética. El plan tiene el objetivo de “establecer el equilibrio poblacional de las especies cinegéticas” en los terrenos afectados por el incendio, “reajustando su efecto sobre la vegetación dañada”. “En circunstancias ecológicas excepcionales como la derivada del incendio de la Sierra de Mijas 2022 [la ley] permite su elaboración de oficio por la Administración Forestal”, aclaran fuentes de la consejería.

“¿Qué queremos restaurar? ¿Un gran parque para disfrute de la ciudadanía? ¿Un densísimo pinar de repoblación como el que se ha quemado? ¿Un ecosistema naturalizado?”, se pregunta Sáez, quien cree que es ahora (o quizá nunca) cuando la sierra podría ser, al fin, un parque natural. 

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