El Congreso respalda declarar La Desbandá como Lugar de Memoria Democrática con la oposición de Vox y la abstención del PP
El Congreso de los Diputados ha aprobado este jueves una iniciativa para declarar La Desbandá como lugar de memoria histórica e incluirlo en el Inventario Estatal de Lugares de Memoria Democrática, sin el apoyo del Partido Popular y de Vox. Se trata de una proposición no de ley (PNL) presentada por el Grupo Socialista y defendida por el diputado malagueño Ignacio López el pasado martes, cuando ya quedó clara la postura de la mayoría de los grupos: todos a favor, menos el partido de extrema derecha, en contra, y el PP, que sin embargo fue ambiguo con su posición final. Finalmente, en la votación celebrada el jueves los populares se han abstenido. La PNL fue aprobada con 201 votos a favor, 53 en contra (Vox) y 86 abstenciones (PP).
La PNL insta al Gobierno a declarar La Desbandá como Lugar de Memoria Democrática, “en base a sus valores históricos intangibles y simbólicos”, garantizando su “perdurabilidad, identificación, explicación y señalización adecuada”. Un empeño abanderado en la última década por una asociación civil constituida al efecto.
También le pide que establezca los medios para difundir e interpretar la masacre perpetrada por las tropas franquistas, la aviación italiana y los buques Cervera y Baleares contra la población civil que huyó de Málaga en dirección a Almería a partir del 7 de febrero de 1937. La PNL pide al Gobierno que instale placas o distintivos en alguno de los emplazamientos más señalados a lo largo de la carretera Málaga-Almería.
Esta iniciativa choca con una realidad. No se ha aprobado la ley estatal que recoge esta figura. Otra opción es que el Gobierno realice el reconocimiento acudiendo a algún otro instrumento, como un Real Decreto. La ley de Memoria Histórica de Andalucía ya cataloga tres lugares: el Paseo de los Canadienses de Málaga, la desembocadura del Guadalfeo y la prisión de Almería.
“Memoria histórica hemiplégica”
En su intervención del pasado martes, el diputado Francisco José Contreras ya había anunciado el voto en contra de la extrema derecha, escudándose en el supuesto ánimo revanchista que inspiraría la propuesta. “Iniciativas como esta parecen dar cumplimiento a la promesa de la Pasionaria [en alusión a unas supuestas declaraciones de Dolores Ibárruri en 1974], porque no están inspiradas por la compasión sino por el deseo de revancha, la necesidad de reescribir orwellianamente la historia y la obsesión patológica por ganar por fin la Guerra Civil 83 años después de su final”, dijo Contreras, que calificó la iniciativa como propia de la “memoria histórica hemipléjica”.
Contreras llegó a cuestionar la veracidad de La Desbandá tal y como la relata la PNL, en la que se recuerda la huida de más de 100.000 personas (algunas investigaciones elevan la cifra a 300.000), hostigadas por tierra, mar y aire. Las investigaciones históricas estiman que murieron unas 5.000. “En realidad, la versión apocalíptica de La Desbandá como una masacre deliberada se apoya en el testimonio de una sola persona, el médico comunista Norman Bethune, que no estaba en la carretera sino en Almería”, dijo Contreras, que achacó las víctimas a la “imprevisión logística” de la evacuación de Málaga por parte de la República.
Obvió así las muchas decenas de testimonios orales, silenciados durante años pero sostenidos y reiterados en las últimas décadas. Algunos de quienes sufrieron los bombardeos, siendo niños, siguen vivos. Este medio ha hablado con decenas de ellos en los últimos años. Ahora lamentan el cuestionamiento del suceso, que abandera el catedrático de la Universidad de Málaga Antonio Nadal. “¿Tú te puedes creer que un historiador puede decir que esto es mentira? ¿Que los que fueron eran milicianos, que se llevaron a sus mujeres y niños? Vino gente de los pueblos de Málaga y Cádiz. Mi padre era pescador y no tenía nada que ver con la guerra”, se preguntaba hace poco Ana Pomares, que tenía nueve años y huyó con sus padres y sus hermanos de Comenar a Almería.
Contreras también ignoró los partes de operaciones del Canarias, las investigaciones de historiadores como Encarnación Barranquero, Andrés Fernández y Maribel Brenes, o los escritos de quienes fueron testigos, como el novelista francés André Malraux.
Jaime Istúriz (PP) no había avanzado la abstención, pero sí que su grupo no apoyaría la iniciativa. Según Istúriz, instar al Gobierno a reconocer La Desbandá constata el empeño de la izquierda en “abrir la herida sangrante” de la Guerra Civil, en contraposición al olvido del “periodo nefasto” de la Segunda República, según dijo. Además, Istúriz apuntó a un motivo formal, al que también aludieron algunos de quienes han apoyado la iniciativa: la figura de “lugar de memoria histórica” está contemplada en una ley, la de Memoria Democrática, que no ha sido aprobada por las discrepancias entre los socios de Gobierno.
“La cuestión es por qué hemos tardado 85 años en hacerlo”
López había defendido la iniciativa como un “deber moral”, asegurando que es un episodio que sigue siendo desconocido para una gran parte de la ciudadanía. “La cuestión no es por qué lo traemos 85 años después, sino por qué hemos tardado 85 años en hacerlo. Pero más vale tarde que nunca. Es una deuda con las víctimas”. Y la vinculó con la actualidad: “Seguramente podemos hoy tener mayor conciencia de lo que supone un éxodo masivo. Lo vemos en la televisión en Ucrania, y nos causa dolor. Y se une la indignación cuando a ese éxodo se bombardea. ¿Cómo puede ser tanta maldad? Pero es que pasó aquí, en Andalucía, en febrero del 37”. López también pidió al alcalde de Madrid que vuelva a retirar la calle en homenaje al crucero Baleares: “Es un absoluto disparate que los verdugos de una masacre tengan una calle y a las víctimas no las hayamos reconocido todavía”.
A pesar del apoyo a la iniciativa, el PSOE tuvo que escuchar el reproche de algunos de quienes contribuyeron a sacarla adelante, por distintos motivos. Martina Velarde le afeó que haya rechazado modificar el Código Penal para poder juzgar los crímenes de lesa humanidad y genocidio cometidos por el franquismo, sumando sus votos a los de Ciudadanos, PP y Vox. “El mejor homenaje que podemos hacer a las víctimas de La Desbandá es acabar con la impunidad de los crímenes del franquismo”.
Néstor Rego, diputado del BNG, recordó que Salvador Moreno, al mando del crucero Canarias, sigue enterrado en el panteón de marinos ilustres de la Escuela de suboficiales de la Armada de San Fernando.
Palabras de Bethune en las actas del Congreso
Quizá el apoyo más entusiasta a la propuesta socialista lo encontró en Guillermo Díaz. El diputado malagueño de Ciudadanos es un apasionado de la Historia, y formuló el alegato más contundente a favor del reconocimiento de La Desbandá como lo que fue: un terrible crimen contra la población civil, contra miles de personas, muchas mujeres, niños, ancianos, que huían con lo puesto, doscientos kilómetros a pie, de las represalias que intuían contra Málaga la Roja. Por el camino, los cañonearon el Cervera y el Baleares, les ametrallaron los Fiat italianos, los hostigaron los regulares. Al llegar a Almería fueron de nuevo bombardeados.
Díaz leyó un pasaje de los escritos de Bethune, “que debe figurar en las actas del Congreso”. “Es difícil decidir a quién llevar. Nuestro vehículo estaba asediado por una turba de padres y madres desesperados que con los brazos cansados y extendidos hacia nosotros nos entregaban a sus hijos. Los ojos y los rostros hinchados y congestionados por cuatro días de sol y sed. Llevaos a este, mirad este niño, este está herido. Los niños con trapos manchados de sangre alrededor de los brazos y las piernas, niños sin zapatos con los pies tan hinchados que habían duplicado su tamaño, llorando desconsolados de dolor, hambre y agotamiento. 200 kilómetros de miseria”.
“Españoles hicieron esto a españoles”, lamentó Díaz, entre llamadas a Jünger y a Chaves Nogales. “La barbarie y la tragedia sustituyen a la normalidad sin solución de continuidad. No frivolicen con estos asuntos. La democracia española se cimenta en la sangre de personas como las de La Desbandá, y la de cientos de miles que como ellos, por un ideal o sencillamente por dónde les pilló la guerra, perdieron su vida. Quienes tengan ganas de enfrentar a españoles con españoles buscando un rédito político, que se pregunten qué ideología tenía un bebé que llora en los brazos de su madre”.
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