Los alumnos de las escuelas de hostelería de La Cónsula (Málaga) y La Fonda (Benalmádena), cuya reincorporación estaba prevista para este jueves, no recibirán clases hasta nuevo aviso. Los alumnos habían abandonado poco antes de Navidad el encierro que mantuvieron en La Cónsula durante el mes de diciembre en protesta contra la Junta de Andalucía, de la que depende el centro. Esperaban volver a las clases el 7 de enero con los problemas de liquidez de las escuelas solucionados. Llegado el día, les dijeron que no se presentaran y ahora cuentan con que no retomarán el curso hasta mediados de febrero o marzo, como pronto. La Junta de Andalucía insiste en que cumplirá la hoja de ruta marcada por el decreto-ley aprobado en octubre.
El martes, los representantes de los trabajadores recibieron una llamada informándoles de que la auditoría de las cuentas, que debía estar culminada el 31 de diciembre, no lo estaba. Y se les ofreció dos alternativas: comunicar a los alumnos que no se presentasen a clase hasta que esa auditoría culminase o reanudar las clases, sin cobrar y por su cuenta y riesgo. “A nosotros no nos corresponde decidir eso. Esto no tiene ni pies ni cabeza”, explica Carmen Sánchez, portavoz de los profesores de La Fonda.
José Antonio Cobos, alumno de sala en La Fonda, admite que se lo esperaba por lo que percibió la última vez que se reunió con el Delegado de Formación Profesional para el Empleo: “Le preguntamos si tendría una solución y no nos dieron ninguna respuesta: ni buena, ni mala. Como siempre. Es deprimente. Viene un delegado para hacer un paripé. Eso no me sirve para nada”. Cobos relata que acaba de hablar con compañeros de Sevilla y Granada que le han dicho que el lunes recogerán sus cosas, saldarán cuentas y regresarán a sus ciudades. Ha recibido tres meses de clase, pero sólo teóricas: “Esto es peor que en septiembre nos digan que no. Te dicen que vayas vas a clase, que se va a solucionar en octubre, en noviembre… Me he comprado libros, uniforme…”.
Claudia Otero está en el segundo curso de cocina y ejerce como portavoz de los alumnos de La Cónsula. Como sus compañeros, superó varias pruebas porque estudiar en esta escuela daba un marchamo de calidad. Ahora equivale a incertidumbre. “Muchos profesores nos han dicho que si tenemos un trabajo no lo dejemos”, revela.
Los representantes de personal han pedido reunirse con los presidentes de los consejos rectores y los alumnos esperarán a conocer el contenido de ese encuentro para decidir qué camino seguir. Los estudiantes de La Cónsula se encerraron en las instalaciones de la escuela de hostelería desde el 30 de noviembre. Decían estar “cansados de palabras” y advirtieron que no abandonarían la protesta hasta que la Junta de Andalucía, de la que depende el centro desde que se disolvieron los consorcios, garantizase su continuidad. La Cónsula ha sido lugar de formación para Celia Jiménez, José Carlos García, Diego Gallegos o Dani García, todos ellos con estrellas Michelin, que reclamaron durante esos días una solución. El 18 de diciembre los estudiantes suspendieron la protesta, dejando en el aire la posibilidad de retomarla.
Un proceso de más de un año
El proceso para integrar las escuelas-consorcio comenzó en octubre de 2014. Después de varios meses de protestas y promesas fallidas por parte de la administración (incluyendo una de la propia Susana Díaz, quien dijo en diciembre de 2014 que la Cónsula iniciaría el año 2015 “con normalidad”), en septiembre de 2015 se decidió que el ente del que dependerían las escuelas consorcios sería el Servicio Andaluz de Empleo. Se inició entonces un proceso cuyo eje central es la aprobación del balance de liquidación y la auditoría de esas cuentas.
Los trabajadores de las ocho escuelas restantes ya han sido integrados, pero en el caso La Cónsula y La Fonda (de Benalmádena) en la Consejería de Empleo (donde estaban integradas hasta hace tres años) se ha enquistado porque, según la Junta de Andalucía, no se inició correctamente. Fuentes de la Junta de Andalucía insisten en que “no hay otra posibilidad” que la vía marcada por el decreto, y que cuando éste se cumpla las escuelas pasarán a formar parte del SAE. Está prevista una reunión para el lunes, en la que podrían fijarse nuevos plazos.
El 7 de diciembre la Junta de Andalucía emitió una nota en la que informaba de que la auditoría de las cuentas “debería estar culminada en un plazo máximo de quince días” a contar desde la aprobación del balance de liquidación, que en el caso de La Cónsula se produjo el 11 de diciembre y en el de La Fonda, el 15. No ha sido así. El 30 de diciembre, el delegado del Gobierno, José Luis Ruiz Espejo, dijo que las auditorías ya se estaban realizando y que confiaba en culminar el proceso a principios de enero, pero este martes las representantes de los trabajadores recibieron el aviso de que el informe necesario para iniciar la auditoría no estaba listo, y que por tanto no se había iniciado. “Me da coraje ver cómo pueden mentir y no pasa nada. No sé cómo pueden decir que la auditoría está lista a final de año con la boca llena y que luego nos encontremos con esto”, protesta Carmen Sánchez, portavoz de los trabajadores de La Fonda.
María Luisa Vargas, representante de los trabajadores de La Cónsula, explica que los liquidadores han confirmado que no hay liquidez en tesorería y cree que la suspensión se prolongará, al menos, hasta marzo. Los alumnos y los trabajadores, que acumulan ocho nóminas sin cobrar, reciben cada pocas semanas un nuevo plazo que se incumple invariablemente, sin que la madeja aparezca menos enredada de lo que estaba hace un año. Hace dos meses, el condicionante era la aprobación de los balances de liquidación de los consorcios por parte de sus respectivos consejos rectores, que fueron aprobados el 11 de diciembre. Ahora, la integración se supone pendiente de un informe sobre la liquidación de los activos y pasivos de los consorcios que debe emitir la Intervención de la Junta de Andalucía, antes de que Avanter Auditores, la auditora seleccionada, evalúe las cuentas. El año nuevo no ha devuelto la tranquilidad que las escuelas de hostelería malagueñas perdieron hace tiempo. “Esperábamos que hubiese un cambio, pero todo continúa igual o peor”, resume Carmen Sánchez.