La Real Academia de la Lengua Española define la palabra “metropolitano” como “tren subterráneo o al aire libre que circula por las grandes ciudades”. En Málaga, Junta de Andalucía y Ayuntamiento buscan distintas interpretaciones a este sencillo concepto. Y lo hacen a raíz de que la Administración autonómica, promotora del Metro de la ciudad, haya cambiado el proyecto constructivo de esta infraestructura y quiera ahora desarrollarlo en superficie por el corazón de Málaga, cuando antes ese mismo trazado iba bajo tierra.
La nueva propuesta no ha sentado nada bien en la capital malagueña. El Ayuntamiento, gobernado por el Partido Popular, lo rechaza frontalmente. El alcalde, Francisco de la Torre, dice que el proyecto “es malo para Málaga” y anuncia movilizaciones ciudadanas si la Junta sigue adelante con su idea de afrontarlo con o sin el apoyo municipal. Mientras tanto, la consejera de Fomento y Vivienda, Elena Cortés, defendía la pasada semana la nueva propuesta como “la única fórmula que permite cumplir con los plazos contractualmente previstos”.
Y es que esa fórmula permitiría que el Metro cruzase el centro de Málaga dentro de 18 meses. Eso sí, lo haría en superficie frente a la opción de soterrarla que inicialmente estaba proyectada y tendría un presupuesto de licitación de 41,5 millones de euros frente a los 200 previstos inicialmente para este tramo. Así, la Junta espera además que se puedan evitar las indemnizaciones que solicitaría la empresa concesionaria por los retrasos de las obras y asumir un sobrecoste de explotación que rondaría los 50 millones de euros anuales.
Pero esta iniciativa de la Consejería va más allá de construir el Metro en superficie. El proyecto presentado la semana pasada en Málaga quiere peatonalizar la Alameda Principal, por la que circulan actualmente 36.200 vehículos diarios. Para ello se actuaría en una superficie total de 25.000 metros cuadrados y se daría, según esta propuesta, el 70% del espacio de la zona para los peatones frente al 7% actual.
Sin embargo, la nueva solución aportada por la Junta no cuenta con el beneplácito de la ciudad. Cuando se conocieron las intenciones de la Administración regional el pasado mes de diciembre, el PP inició una recogida de firmas que recibió 50.000 adhesiones exigiendo que el Metro fuese soterrado. Ahora el Ayuntamiento estudia fórmulas que permitan evitar que la Consejería de Fomento inicie las obras ya que la intención de esta, según la propia consejera, es “licitar la obra ya para cumplir los plazos” y comenzar los trabajos el próximo mes de noviembre. Porque la Junta interpreta que no es necesario pedir permisos municipales puesto que la obra es de “interés autonómico”. Si se cumplen las previsiones de Fomento, y el Metro comienza a funcionar en 2015, podrían utilizarlo 19,8 millones de pasajeros anuales.
En lo que respecta al tramo no afectado por estos cambios de última hora, y si no hay nuevos sobresaltos en estos próximos meses, la primera fase de las líneas 1 y 2 del Metro (que forman una 'V' desde las estaciones de autobuses y trenes hasta el Palacio de los Deportes y el Campus Universitario) se abrirá a finales del presente ejercicio.
Sevilla, Granada y Cádiz
La Junta de Andalucía ha planteado esta solución alternativa en Málaga, al margen de la disponibilidad presupuestaria, para no encontrarse con los problemas derivados del retraso de su puesta en servicio que están ocurriendo en Sevilla. Allí, la concesionaria ha presentado una demanda solicitando 148 millones de euros por la demora en la apertura del Metro de la capital andaluza.
Sevilla tiene Metro desde abril de 2009 y transporta, anualmente, a unos 14 millones de pasajeros por los 18 kilómetros de una única Línea, que atraviesa cuatro municipios. De momento, este trazado –que consta de tramos en superficie y otros soterrados- es el único que los sevillanos podrán disfrutar a medio plazo ya que construir las otras tres líneas planteadas inicialmente supondría una inversión de 3.700 millones de euros, una cifra inviable en el actual contexto económico.
Donde sí continúan las obras es en Granada. El Metro de esta ciudad, que conecta con distintas localidades del área metropolitana, está presupuestado en 502 millones de euros. Aquí apenas se han producido cambios más allá de modificaciones puntuales de trazado planteadas por los distintos ayuntamientos y los cambios motivados por la ubicación de la futura estación del AVE. Una vez que esta infraestructura esté en marcha podría trasladar anualmente a casi 13 millones de pasajeros. Su inauguración se prevé para 2014.
Junto a Málaga y Granada, la tercera infraestructura de movilidad donde la Junta de Andalucía mantiene su inversión inicial es en el Tren-Tranvía de la Bahía de Cádiz. Con una inversión de 225 millones de euros unirá Chiclana-San Fernando y Cádiz a lo largo de un trazado de 24 kilómetros, de los que 13,7 son de nueva construcción y el resto transcurrirá por las vías de ADIF. Su puesta en servicio se prevé, para el primer tramo comprendido entre la capital gaditana y La Isla, para finales del presente ejercicio. Eso sí, durante estos últimos años ha tenido que sorportar retrasos por disputas políticas entre la Junta y el Ayuntamiento de este municipio a cuenta del recorrido por Chiclana.
La Junta de Andalucía solicitará al Ayuntamiento de Jaén permiso para “realizar las pruebas en movimiento del tranvía para terminar de chequearlo”, según informan fuentes de la Administración. Dicha petición responde a la intención del Gobierno autonómico de resolver, este mismo mes de mayo, los trámites para la puesta en marcha de un sistema de transporte que, según la Junta, es propiedad municipal.
Dos años después de que finalizaran las obras, continúa parada una infraestructura de 4,7 kilómetros de longitud en la que se invirtieron 105 millones de euros. Ese trazado sirve ocasionalmente de aparcamiento. Los trenes que debían recorrerlos continúan en las cocheras ubicadas al norte de la ciudad. No obstante, el Plan General de Ordenación Urbana que acaba de aprobarse y remitirse a la Junta contempla la conexión por tren con la zona oeste del área metropolitana de Jaén, lo que en su día se anunció como la segunda línea del Tranvía de Jaén.
En los últimos días, según la Delegación de Fomento y Vivienda, la Unión Temporal de Empresas que acometió las obras está reparando las deficiencias detectadas, entre ellas, el sistema de comunicación interna entre los trenes y la central. Según la Junta, el arreglo de algunos de esos fallos se ha retrasado por culpa del Ayuntamiento, al que acusó de “falta de colaboración” tras la última reunión de la comisión mixta sobre el Tranvía de Jaén. La Junta insiste en que el Consistorio dificulta el acceso de las empresas que tienen que reparar los equipos.
El Ayuntamiento, por su parte, ha denunciado en distintas ocasiones deficiencias que alcanzan hasta un 30% del sistema y cuya reparación atribuye a la Junta. “Como esta obra no está recepcionada técnicamente por los técnicos municipales, es responsabilidad de la Junta de Andalucía, como promotora y responsable de la obra, exigir el arreglo de las deficiencias dentro del periodo de garantía”, aseguró el concejal de Hacienda, Miguel Contreras tras la comisión mixta. El periodo de garantía expiró el pasado 18 abril, pero las reparaciones se están realizando.
La Junta puso el tranvía a disposición del Ayuntamiento (entonces gobernado por la coalición PSOE e Izquierda Unida) el 18 de abril de 2011, mediante el trámite administrativo correspondiente. A comienzos de mayo de aquel año comenzaron las pruebas 'en blanco' para detectar fallos. La campaña electoral de las Municipales coincidió con las comprobaciones en carga, con pasajeros. Los viajes eran gratuitos y un juez paralizó los ensayos por competencia desleal hacia el servicio de autobuses urbanos. Después de las elecciones municipales, el nuevo equipo de gobierno (Partido Popular) ha mantenido su postura de que el tranvía es inviable económicamente y ha consolidado el mensaje de que se trata de “un capricho de PSOE e Izquierda Unida” que el alcalde de Jaén, José Enrique Fernández de Moya, repite con insistencia.