Marina Albiol (Castellón, 1982) vende el discurso más fresco de la candidatura de IU para las elecciones europeas, donde va de número 4 avalada por una trayectoria de denuncia de los casos de corrupción, especialmente los que han salpicado al PP en la Comunidad Valenciana. Dicen que su aspiración era ser la número 1, en lugar de Willy Meyer. Ella elude hablar de ello. Fisioterapeuta de profesión, nos recibe en una cafetería en Sevilla, donde se encuentra para participar en una charla en el barrio de Pino Montano. En la conversación, se cuida mucho de usar el femenino siempre que habla en plural. “Es una cuestión política. Han sido muchos años de hablar en masculino”, confiesa.
¿Cree que va a haber sorpresas en estas europeas? ¿Tendrán los partidos más pequeños, e incluso los nuevos, un papel importante?
Lo que tenemos muy claro es que la clase trabajadora está realmente muy harta de las políticas del bipartidismo que se han convertido en reformas laborales, reforma de las pensiones… Estas agresiones de la troika con apoyo del PP y el PSOE en Europa las van a pagar los dos grandes partidos. Y no sólo en las europeas, sino también en las municipales y las generales. Si ellos son castigados, desde luego IU multiplicará el número de eurodiputados y es posible que otro tipo de formaciones también puedan incrementar su porcentaje de votos. Pero entendiendo que la gente apostará por formaciones como IU, que tiene una trayectoria consolidada.
¿Le preocupa la abstención? Tradicionalmente, el votante de izquierda suele ser más propenso a ello...
Nos preocupa menos de lo que se pueda pensar porque entendemos que la ciudadanía ya se ha dado cuenta de cómo nos afectan las políticas que se marcan desde Europa, como la de poner a los bancos por encima de nuestros derechos. No vale quedarse en casa y la ciudadanía tiene que movilizarse y participar.
¿Cree que la extrema derecha puede ganar huecos en el nuevo mapa que resulte de estos comicios?
Realmente es muy preocupante la subida de la extrema derecha. El bipartidismo le está dando alas con discursos como que hay 50.000 inmigrantes intentando saltar las vallas. El discurso xenófobo de negar la sanidad a los inmigrantes y de ilegalizar a seres humanos también alimenta a la extrema derecha. Intentan que el pueblo vea en el vecino a su enemigo para que no se den cuenta de que realmente está arriba, y son las elites económicas.
O sea, ¿que cree que el PSOE también le da alas a la ultraderecha?
El discurso de represión de la inmigración lo han compartido el PP y el PSOE, igual que el de la Europa de los muros, los CIE y las alambradas. Tanto socialdemócratas como liberales.
Frente a ello, usted es comunista. ¿Cómo se vende eso hoy día?
Trabajamos por una Europa del reparto de la riqueza y porque se acabe la explotación de la clase trabajadora. En estos momentos estamos viviendo una lucha de clases. Lo dijo Warren Buffett, una de las mayores fortunas del mundo: “Hay una lucha de clases, y está ganando la mía”. Están ganando los ricos.
Resuma las líneas maestras del programa electoral de ese comunismo, pues.
Una de las líneas básicas es que la deuda no se tiene que pagar, porque además es ilegítima. En todo caso, que la pague Emilio Botín. Si pagamos la deuda nos imposibilita para hacer políticas sociales a escala europea. Otra de las cuestiones que planteamos es que en Europa hay recursos suficientes para que todas podamos tener una vida digna y el único obstáculo para ello es el capitalismo. En este sentido, abogamos por la nacionalización de los sectores estratégicos. Energía, transporte, comunicaciones... tienen que estar en manos públicas. Y también, por una reforma fiscal con una presión fuerte para las grandes fortunas.
¿Cree también importante cambiar las instituciones para que Europa sea más democrática?
Es uno de nuestros objetivos más urgentes. Democratizar las instituciones. En estos momentos nos están gobernando aquellos que no han sido elegidos por el pueblo, como la presidenta del FMI, el del BCE… Ni siquiera hemos votado al de la Comisión Europea. Pero además están gobernando Europa la banca, las grandes multinacionales… Tenemos que llegar a la soberanía popular, que el pueblo pueda decidir realmente su futuro y tome las riendas.
¿Qué opina del desencanto hacia estas instituciones?
Hay mucha más conciencia de que cómo todo lo que se decide en Europa nos afecta y el ejemplo más claro es la modificación del artículo 135 de la Constitución Española llevada a cabo por el PSOE y el PP para el control del déficit público. Es una política marcada por Europa para poner el pago de la deuda por encima de nuestra sanidad, nuestra educación o las pensiones de nuestros mayores. En ese sentido, lo que combatimos no es Europa, sino la UE. Entendemos que la UE es hija del capitalismo con todas sus estructuras y políticas construidas para beneficiar a los poderosos. Buscamos otro tipo de organización.
¿Cuál?
Es un campo de batalla para la izquierda y queremos construir una Europa con la clase trabajadora y de la mano de toda la izquierda anticapitalista. Pero ese modelo no es la UE, porque se construyó con unos determinados principios -privatización de las empresas, desregularización de los mercados, imposición fiscal regresiva…- y está dando los resultados que está dando, con seis millones de parados en España y otros tantos sufriendo pobreza energética… Y por el contrario, beneficios para Repsol, Telefónica, el BBVA, el Santander… Necesitamos una organización que ponga por encima los derechos sociales y democráticos. La Europa social en este modelo era sólo el envoltorio y una vez que abrieron el regalito, lo tiraron a la basura.
Durante la elaboración de la candidatura se habló de su hipotético interés por encabezar la lista, por delante de Willy Meyer, ¿es cierto?
Creo que tenemos una candidatura fantástica, con militantes dispuestos a plantar cara a los mercados y a dar la batalla. Fui propuesta por una asamblea para estar en la lista y la organización decidió en qué lugar iba cada uno. Se hizo de manera democrática y participativa. Yo estoy encantada del apoyo que he tenido de la militancia y espero estar a la altura.
¿Le hubiera gustado una renovación al frente de la candidatura en lugar de estar encabezada de nuevo por Willy Meyer?
Ha tenido el respaldo de la militancia para encabezar la candidatura. Y si lo ha tenido es por el buen trabajo que ha hecho estos años. Seguro que lo va a seguir haciendo, reforzado por todas las que vamos a llegar a Bruselas.
La configuración de la candidatura también ha generado polémica por los puestos reservados a agentes sociales. ¿Cree que esto distorsiona la imagen de democracia interna que quiere dar IU?
Lo que me parece positivo es que desde la calle la ciudadanía nos estaba exigiendo que fuéramos capaces de sumar y aglutinar en una misma candidatura a toda aquella gente que coincidimos en las movilizaciones, en las plataformas y en las mareas. Y así lo hemos hecho. Hemos sido capaces de conseguir esa candidatura que representa a una izquierda plural y que tiene a movimientos sociales y sindicales y a otras fuerzas políticas. Ese es el camino que tenemos que seguir.
Usted ha protagonizado muchas denuncias contra la corrupción en su tierra. Con esa experiencia, ¿cómo ve la situación que se vive en Andalucía?
Lo que demuestra es que la corrupción forma parte del sistema que tenemos. No es sólo que al PP le gusten mucho los sobres, sino que va mucho más allá. Es el propio sistema el que alimenta la corrupción. Las privatizaciones de los servicios públicos, determinadas políticas urbanísticas… Todo eso es un caldo de cultivo para la corrupción. Entendemos que se tienen que tomar medidas contra la corrupción pero también hay que cambiar el sistema para poder combatirla. Es un mecanismo del sistema para que la gente se desencante con la política y poder aprovecharse de ello los que están en el poder.
¿O sea que un mecanismo de autoprotección del sistema?
En cierta manera, sí. La corrupción lo que lleva es a que la ciudadanía se aleje de la vida pública y eso sólo beneficia a los poderosos. El discurso de “son todos iguales” beneficia a la derecha, y en parte también es consecuencia de la corrupción que ellos mismos practican.
¿Cómo ve el pacto en Andalucía, la única autonomía en la que IU está en el poder? ¿Es un banco de pruebas?
Entendemos que IU está siendo capaz de trasladar nuestras victorias en la calle y para nosotras eso es lo importante. Pero no se va a ganar nada desde las instituciones que antes no hayamos conquistado en las calles. Felicito la labor que está haciendo IU, porque está demostrando que puede plantar cara al poder y a las elites económicas. Se está viendo sobre todo en toda la política de vivienda.
¿Cree que IU se queda corta en el frente contra las irregularidades en materia de fondos para el empleo? ¿Dónde debe estar el límite si salen más trapos sucios que salpican al socio en el Gobierno de Andalucía?
IU está poniendo límites desde el primer día. Nuestra posición es clarísima: que se investigue hasta el final y que se devuelva todo el dinero que se haya podido extraer de las arcas públicas. De hecho, fue IU la promotora de la comisión de investigación en el caso ERE. Por tanto, creo que IU está combatiendo la corrupción, igual que en el País Valencià, en el Congreso de los Diputados…
¿Qué piensa de los que dicen que se está desprestigiando la imagen de Andalucía con estas denuncias?
¡Qué me van a contar a mí que soy del País Valencià! No puedo tener esa sensación cuando hemos vivido rodeados de toda la corrupción del PP, la Gürtel, Carlos Fabra… Han expoliado las arcas públicas y dilapidado nuestro dinero, que ha pasado a los bolsillos privados. Lo que no se puede es matar al mensajero. El problema no es que se denuncie y que salga en los medios de comunicación, sino que haya ocurrido.
También en Andalucía hemos vivido la crisis de la Corrala Utopía. ¿Cree que IU ha perdido en este pulso? Especialmente porque no han sido pocos los que han dejar entrever que todavía no está madura para ocupar el poder.
Fue un intento de desprestigiar a IU, por parte en este caso del PSOE. Pero sólo beneficia a los populares. Y eso cuando es IU la que le está dando estabilidad al Gobierno de Andalucía.
Reformas laborales, de las pensiones, del aborto, de la seguridad ciudadana... ¿Cuál le ha parecido la más dura?
Es difícil elegir. Todas estas políticas, además, han tenido un coste añadido para la mujer, que las sufre doblemente. Creo, de todas maneras, que el punto de partida está en la reforma del artículo 135 de la Constitución Española. Marcó el punto de inflexión. Luego se ha ido viendo que todas las políticas que nos iban a sacar de la crisis, como las reformas laborales y de pensiones, no sirven para ello, sino más bien lo contrario. Es la hoja de ruta para desmantelar el estado de bienestar.