Córdoba ha lanzado un mensaje que no deja lugar a dudas: el movimiento de asociaciones pro-saharauis ha mantenido un “silencio cómplice” al no manifestarse contra los casos de “retenciones de una ilegalidad manifiesta”.
La Asociación Cordobesa de Amistad con los Niños y Niñas Saharauis (Acansa) apunta no sólo al caso de Maloma Morales, con nacionalidad española, que permanece con su familia biológica desde el pasado mes de diciembre en los que la familia adoptiva acusa de un “secuestro”, sino al de otras jóvenes “retenidas por sus familias biológicas”, como Darya Embarek Selam, Koria Badbad Hafed o Nahjiba Mohamed Belkacem.
La organización no se ahorra los calificativos para criticar “actos tan atroces como son las privaciones de libertad de jóvenes saharauis”, señalando como caldo de cultivo la “cadena de errores que durante anÌos se han consentido por el Frente Polisario, las familias bioloÌgicas y las familias de acogida”, pero defendiendo en todo momento y por encima de todo el derecho a “decidir su lugar de residencia”. Maloma es mayor de edad y se trata de “una clara violación de los Derechos Humanos”, zanjan.
La asociación cordobesa carga con dureza contra el Frente Polisario por tratar de contextualizar o rebajar la importancia de dichos derechos y libertades. “En ningún caso pueden ser catalogados como ”temas familiares“ o ”casos puntuales“. ”Nos resultan inaceptables las declaraciones del delegado del Frente Polisario en Andalucía“, Abidin Bucharaya, quien precisamente le declaró a eldiario.es/andalucía que el caso Maloma era una ”guerra entre familias“.
Tanto el de Maloma, como el del resto de mujeres retenidas, son, a juicio de la asociación cordobesa, “actos criminales al vulnerar la Declaración Universal de los Derechos Humanos”, tal y como lo catalogó la organización internacional Human Rights Watch.
Factor común de las secuestradas: son mujeres
“El Frente Polisario debe asegurar que estas mujeres puedan ejercer su libertad de circulacioÌn del mismo modo que castigar con delitos penales a aquellas personas que ejercen el secuestro o retencioÌn”, añaden. Recuerda Acansa que el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, ya señaló los caso de Maloma, Darya y Nahjiba, como de “retenidas contra su voluntad”. La asociación recuerda que hay “otros muchos casos” que no salen a la luz “ante la prudencia de la familia de acogida por miedo a que ellas puedan ser perjudicadas”. Resaltan que todas tienen un factor común: son mujeres.
Acansa hace autocrítica y señala a la propia federación andaluza (Fandas), presidida por Geli Ariza, por su “silencio cómplice” al no haber hecho público el manifiesto aprobado por unanimidad para apoyar la liberación de Maloma. La asociación teme el “débil posicionamiento del Polisario” y su incapacidad para enfrentarse al tribalismo de los campamentos a la hora de que Maloma pueda ser liberada.
“Condenamos los vídeos que se estaÌn emitiendo de Maloma donde aparece rodeada de familia, donde deja patente el estado de temor que tiene ante la presioÌn que estaÌn ejerciendo sobre ella”, subrayan.
Hasta que no se solucionen los casos de “retenciones en los campamentos, Acansa niega que pueda ”haber una cooperación fluida con el Gobierno de la RASD (República Árabe Saharaui Democrática)“.
Apoyo a Maloma y la familia Morales de Matos
Dan su apoyo a Maloma Morales de Matos “para que pueda expresar su propia voluntad en territorio neutral y bajo unas garantiÌas de seguridad, al igual que a su familia espanÌola por la situacioÌn tan complicada en la que se encuentran”. José Morales, padre adoptivo de Maloma, le manifestó a este diario que, durante estos cinco meses, había echado en falta precisamente el apoyo de muchos compañeros y amigos del movimiento prosaharaui.
Asimismo, la asociación cordobesa insta a Fandas y al resto de asociaciones a posicionarse sobre este problema y exige que el Frente Polisario “utilice los mecanismos necesarios a la vez que legales para dar una solucioÌn al caso de Maloma, asiÌ como a los demaÌs casos de retenciones ilegales”. Córdoba cuenta con el precedente de Maimuna Bachir, que fue retenida en agosto de 2009, y que consiguió escapar después de haber recibido malos tratos físicos y psicológicos.