Unas 15.000 mujeres, el 30% del total de población empleada en el sector turístico andaluz, trabajan haciendo camas, limpiando baños y sacándole brillo a las habitaciones hoteleras por las que el cliente paga de media unos 75 euros, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Cerca de la mitad de esa cifra pacede condiciones laborales precarias. Los sindicatos denuncian que, a medida que se van jubilando las que tienen buenas condiciones, son sustituidas por otras personas contratadas imponiéndoles menos derechos laborales.
De esos 75 euros que paga el cliente, la mujer que saca brillo con un cepillo de dientes a las juntas de los azulejos de los baños, se embolsa de media unos dos euros por cada habitación que limpia en unas condiciones de extrema precariedad.
“En el mejor de los casos nos pagan dos euros la habitación, pero yo he llegado a cobrar 1,75 euros por limpiar habitaciones”, dice Olivia, una camarera de piso que trabaja en un hotel sevillano y que, junto a compañeras de todo el país, se están organizando para denunciar la perentoria situación que padecen las trabajadoras de un sector feminizado casi al cien por cien.
Carmen, compañera de Olivia en esta batalla por dar visibilidad a las condiciones laborales de las grandes olvidadas del sector turístico, cuenta, con desgarro, que ha llegado a manchar las sábanas de las camas de menstruación: “No nos dejan ni cambiarnos las compresas”, dice con una cara de sufrimiento difícil de describir con palabras.
Carmen limpia al mes unas 300 habitaciones, 12 por día trabajado, y su sueldo no llega a los 600 euros. “Mi contrato dice que trabajo cuatro horas al día, pero la realidad es que trabajo seis y los días que descanso no cobro”, se lamenta esta mujer de 30 años, con dos hijos, y de la que depende en exclusiva el sustento de su familia.
Macarena trabaja en la Costa del Sol y no quiere hablar para eldiario.es/andalucia porque tiene miedo de perder su trabajo. “La situación laboral está pésima”, ataja. “Trabajo seis horas al día y sólo descanso un día, porque si descanso dos no llego ni a los 600 euros”, sentencia por teléfono esta contratada por una empresa de trabajo temporal que firma contratos por día.
“Lo que estoy viendo ahora, no lo he visto en la vida”
“Lo que estoy viendo ahora, no lo he visto en la vida”
Pepa Cuaresma, de CCOO, ha convocado en la sede andaluza del sindicato a un grupo de mujeres para preparar acciones de denuncia ante inspección de trabajo por fraude de ley en la contratación. Cuarema manifiesta que casi la mitad de las camareras de piso están contratadas a cuatro o cinco horas, “aunque están trabajando jornadas de seis y ocho horas”. Por supuesto, esas horas fuera de contrato no se cotizan ni se cobran.
“Todo empezó con la reforma laboral de 2010, que permitió que las empresas se descolgaran de los convenios colectivos para negociar directamente con los trabajadores”, manifiesta la responsable andaluza de CCOO del sector turístico.
Carol, de 45 años y con más de diez años de experiencia profesional, se queja de que las grandes cadenas hoteleras están externalizando la limpieza de las habitaciones con empresas multiservicios no especializadas en el sector turístico que han tirado los salarios, las condiciones laborales y la calidad turística por los suelos.
“Muchas de nosotras, además del neceser de pinturas, llevamos en el bolso otro neceser de pastillas para poder trabajar”, denuncia Mari Carmen, quien tiene 50 años y sufre varias lesiones musculares que le han reducido la movilidad de los brazos. “Nosotras nos tomamos los ibuprofenos de dos en dos porque uno ya no nos hace ni efecto”, espeta esta mujer con más de 20 años de experiencia como camarera de piso.
“Lo que yo estoy viendo ahora, no lo he visto en la vida”, dice Mari Carmen, que, aunque tiene aún un trabajo decente, ha decidido dar un paso adelante para defender a las otras compañeras que por sus circunstancias no pueden dar la cara por miedo a ser despedidas y quedarse sin los poco más de 500 euros con los que mantienen su casa.
“No somos personas, somos tratadas como material extensible de trabajo”, sentencia Judith, una madre joven que trabaja en uno de los hoteles más lujosos de Sevilla y que tampoco quiere hablar por miedo a represalias. “Gano 550 euros, muy poco, pero con eso estoy criando sola a mis dos hijos y menos es nada. Y si me voy yo, mañana vendrá otra y la explotarán igual”, recita casi de carrerilla en un alegato de desesperanza sobre una situación laboral que duda que vaya a cambiar.
El sector turístico ha aumentado sus ingresos un 11%
El sector turístico ha aumentado sus ingresos un 11%A pesar de la situación de precariedad que denuncian las trabajadoras del sector turístico, el turismo andaluz no está en crisis. En 2015, los empresarios hoteleros tuvieron un aumento de los ingresos del 11% y la contratación creció un 7,3%.
Susana Díaz, en respuesta a una interpelación parlamentaria de Antonio Maíllo, portavoz de IU, definió la situación del empleo en el sector turístico como “infame, cruel y roza la explotación” y anunció que todos los planes de su Ejecutivo “van dirigidos a que se ponga calidad en el empleo”.
Por su parte, Pepa Cuaresma, de CCOO, incide en que es necesario derogar las reformas laborales de 2010 y 2012 que han abierto la puerta a que las empresas se descuelguen de los convenios colectivos y se aprovechen de la necesidad y de las altas tasas de desempleo para negociar directamente con los trabajadores, quienes, como Judith, piensan que “menos es nada y por lo menos con esto doy de comer a mis hijos”.