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Las mujeres en la pesca andaluza: cada vez más pero no en los barcos

María del Carmen Navas sabe que ella es una excepción. Es patrona mayor en la Caleta de Málaga, uno de los puertos pesqueros más importantes del Mediterráneo andaluz y español. Pionera en alcanzar dicho escalafón en el sur de la península en un sector tradicionalmente masculino, su situación explica por sí misma por qué en la pesca sigue habiendo un techo de cristal para las mujeres, pese a que cada vez son más. Una investigación de la Universidad de Sevilla, en colaboración con la Asociación Andaluza de Mujeres en el Sector Pesquero (AndMuPes), fundada en 2018, pone cifras y sienta las bases para explicar una profesión que busca reinventarse.

Según el estudio universitario, encabezado por David Florido, doctor en Antropología, entre 2010 y 2020 se habían incorporado un 30% más de mujeres al sector pesquero de Andalucía. Una evolución social sin precedentes que se explica desde varios puntos de vista. Eso sí, hay que partir de una premisa clara: las mujeres siempre han estado ahí, tradicionalmente integradas en la cadena de producción, sobre todo en las lonjas.

La investigación se ha realizado a través de 70 entrevistas a 5 hombres y 65 mujeres del sector de 25 puertos pesqueros andaluces y de un muestreo del sector. De las 215 mujeres que trabajan en estos puertos, más de la mitad lo hacen en el área comercial y de administración, y sólo un tercio se dedican a actividades extractivas o técnicas. Además, las mismas encuestas arrojan otros resultados que ponen de relieve esta separación de funciones.

Por ejemplo, en función del eslabón de la cadena que representen, las mujeres sienten más limitada su capacidad laboral. Aquellas que están en el área de gestión, sienten mayoritariamente que es imposible compatibilizarlo con una vida doméstica en las que ellas deban llevar la carga. Y las pocas que consiguen estar en la extracción pesquera desmienten el mito de que sea un trabajo muy duro para las mujeres.

Una distribución desigual

Mientras la Junta de Andalucía tramita el primer estatuto para darle peso y seguridad laboral a las mujeres rurales y del mar en Andalucía, un informe del Ejecutivo regional de 2022 las sitúa con fuerte presencia en las lonjas (un 47% de los trabajadores totales), en el comercio al por mayor (un 27%) y en actividades auxiliares (un 33%), pero siguen siendo testimoniales en el área extractiva. Es decir, no hay apenas mujeres faenando. Solo un 1% en los buques y un 2% en el marisqueo o las inmersiones.

Con un sector en crisis, como denuncian las cofradías, sobre todo por la fuerte competencia de Marruecos y la crisis climática, las empresas familiares, que son mayoría en la pesca en Andalucía, apenas pueden afrontar los vaivenes económicos a los que se ven sometidos. Entre otras cuestiones, porque el sector primario cada vez es menos atractivo para las generaciones jóvenes, hasta el punto de que la edad media de los pescadores se eleva ya por encima de los 50 años.

David Florido asume que “más que hablar de un posible relevo generacional, conviene hablar más de un relevo de género”. Las mujeres quieren ocuparse de la pesca pero se encuentran con trabas normativas, problemas de conciliación, falta de incentivos y una tradición muy patriarcal.

El tema de la conciliación

“Las mujeres siempre han estado presentes en algunas tareas, pero esa presencia no se reconocía porque no se les daba importancia”, dice Florido. Ahora, la realidad se empeña en derribar esa barrera. María del Carmen Navas es un ejemplo. Trabaja desde 2007 en la pesca, cuando adquirió una pequeña embarcación junto a su marido, y apenas tres años después logró ser la primera mujer andaluza en escalar hasta el puesto de patrona en su cofradía. Un hito que le permite ver la evolución que ha experimentado la pesca en la última década y media.

“La visibilidad y participación de las mujeres han aumentado, pero aún existen muchos obstáculos, tanto por la falta de incentivos como por la conciliación familiar y las restricciones administrativas. La conciliación, de hecho, es uno de los motivos que alejan a las mujeres de la extracción en el sector pesquero y las coloca en las lonjas o en las labores administrativas. ”Es una de las mayores trabas a las que se enfrenta una mujer porque los cuidados siguen sin estar repartidos, sobre todo si el marido también es pescador“. Quien lo dice es María Ángeles Cayuela, presidenta AndMuPes, quien está convencida de que el sector tiene muchos desafíos que enfrentar para dignificar la labor femenina.

El barco y los incentivos

Otra de las pegas es las conidiciones en los barcos y la dificultad para poder realizar modificacione necesarias. “Las normativas exigen que las embarcaciones se adapten para la presencia femenina, lo cual no siempre es posible debido al espacio limitado a bordo”, explica a este medio Navas.

“El cambio de la normativa que solicitamos va encaminado también a realizar modificaciones en estos barcos, que son pequeñitos, para cuestiones básicas como poder construir un baño o modificar la zona de descanso de los tripulantes”. Por el contrario, las directivas europeas, según Cayuela, no están facilitando estos cambios. “Hay mucho postureo porque se habla del apoyo al sector pesquero, pero atraviesa una gran crisis que no se solventa cogiendo pescado de Marruecos. Las cofradías españolas, la mayoría de ellas familiares, no pueden afrontar los gastos y acaban quedándose en los puertos.

Además “hay un envejecimiento de la mano de obra tremendo y hay una falta de especialización que no se está supliendo con mujeres capacitadas”, lamenta. “Hay embarcaciones que se quedan sin faenar por falta de trabajadores, habiendo perfiles que pueden realizar esas labores”. Por ello, desde AndMuPes, que dicen tener un respaldo absoluto de la Consejería de Agricultura y Pesca, reclaman cambios normativos que puedan facilitar el acceso a las mujeres. “Por ejemplo, incentivos en la Seguridad Social para que sea más sencillo que ellas puedan trabajar en alta mar”.

Los datos son reveladores. Sin ir más lejos, en el puerto de la Caleta, en el que María del Carmen es patrona mayor, solo dos mujeres están embarcadas. En el último informe emitido por la Junta de Andalucía sobre la situación del empleo pesquero, que data de 2022, la estadística no deja margen para la duda: de los 6.237 trabajadores que había en alta mar, 136 eran mujeres. “Es difícil que les dejen subirse a los barcos porque hay trabas burocráticas y es un sector muy patriarcal”, explica Navas.

Mujeres formadas

Lo que sí destaca el estudio de la US es que aproximadamente la mitad de las mujeres que están en el sector en Andalucía tienen estudios superiores, lo que explica cómo han entrado en el mismo. También se refuerza esta idea con un estudio de 2021 de la Agencia de Gestión Agraria y Pesquera de Andalucía (AGAPA), en el que explican que la mayor parte de las mujeres del sector tienen una edad superior a los 30 años, lo que demuestra que muchas de ellas vuelven al sector tras probar una aventura profesional fuera o formarse en la universidad. Un 39,2% de ellas pertenecen al grupo de 30 a 44 años, mientras que sólo el 20% tienen menos de 29 años.

Aunque no están en alta mar, David Florido estima que “ha habido un incremento significativo en la participación de las mujeres en roles productivos y administrativos dentro del sector pesquero, comparado con hace diez o quince años”. Es más, se han creado nuevos roles que se enfocan, por ejemplo, en el turismo pesquero o en desarrollar nuevas vías de financiación. “Son mujeres muy formadas que han decidido volver a una actividad que, en muchos casos, se organiza en cofradías familiares”.

A la espera del estatuto

Desde la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural afirman tener “un fuerte vínculo y compromiso con el papel de la mujer en todo el sector primario”. Un compromiso que se desarrolla con el citado estatuto de las mujeres rurales y del mar, con el que se plantean fortalecer su presencia individual y colectivamente, y también manteniendo una conversación constante con colectivos y asociaciones.

“La fuerza de esta ley es que es fruto del consenso. En su elaboración han participado, entre otras asociaciones, todas las entidades de mujeres de las organizaciones profesionales agrarias, de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, la Asociación Andaluza de Mujeres de la Pesca, la Coordinadora Andaluza de Mujeres Rurales, la Asociación de Familias y Mujeres del Mundo Rural y el Consejo de Participación de las Mujeres”, apuntan desde la Consejería.

Además de ello, se ha incrementado la dotación presupuestaria de asociaciones como AndMuPes que ha pasado de los 18.000 euros en 2019 a los 95.000 en 2023. “La apuesta es firme para que la mujer en el sector pesquero tenga un espacio en el que se la escuche y participe activamente en la toma de decisiones. De hecho, aprovechando la proactividad que demuestran, estas asociaciones forman parte de la Mesa de Interlocución de la Pesca de Andalucía, organismo en el que están presentes todos los agentes públicos y privados vinculados al sector, y también participan en el Comité de Seguimiento del Fondo Europeo Marítimo de la Pesca y la Acuicultura (Fempa)”.

Por último, en Agricultura están desarrollando normativas que obliguen, por ejemplo, a que haya presencia de mujeres en los Grupos de Acción Local Pesquero y Acuícola (Galpa). “La presencia de mujeres como técnicos o cargos directivos es mayoritaria, incluso con una presidenta. Es vital que la mujer forme parte de estos organismos, que son esenciales para la dinamización de zonas de influencia marítima, para aportar una nueva visión al desarrollo sostenible y al reparto de los fondos europeos que permitan poner en marcha nuevos proyectos y ayudas no solo en el ámbito pesquero, sino para el resto de la economía”.

Superstición

María del Carmen, patrona mayor, y con un pasado como máxima representante de las cofradías de Málaga y vicepresidenta de la Federación Nacional de Cofradías lo tiene claro: “Yo soy muy afortunada y tiendo a hablar por mi propia realidad, pero durante mucho tiempo he tenido que aguantar que se dudase de mis decisiones simplemente por el hecho de ser mujer”. Cree que, en ese sentido, hay mucho camino por hacer.

Un camino que suma a las trabas burocráticas, la falta de apoyo de las cofradías más patriarcales, que, aunque no lo parezca, mantienen tradiciones trasnochadas. “Hay muchos hombres que, por superstición, se niegan a que las mujeres nos subamos en los barcos. Mi padre era uno de ellos”, dice María del Carmen Navas.

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