Hay maravillas de la Alhambra ocultas a los ojos del turista ocasional y del visitante primerizo. Lugares magníficos pero delicados que, por razones de conservación, permanecen protegidos del trasiego de los paseantes que recorren cada día uno de los monumentos más visitados del mundo. Solo durante un mes al año, el Patronato de la Alhambra y Generalife abre puertas, pasadizos o escaleras para acceder a estas joyas, convirtiéndolas en los Espacios del Mes.
Hay que estar atento a la web y los medios sociales del Patronato para saber cuándo se puede visitar cada espacio y sumergirse así, visita tras visita, en la profundidad de esta maravilla histórica, artística y arquitectónica de la ciudad de Granada.
Estas son las joyas secretas de la Alhambra que solo puedes contemplar una vez al año.
Uno.
Casa de los Amigos
En el Generalife, la finca de recreo de los sultanes nazaríes, que también se utilizaba como espacio agrícola, se sitúa la conocida como Casa de los Amigos, que debía ser un espacio para residencia de huéspedes y amigos.
La datación más aceptada de la casa corresponde a la época nazarí. Para unos es un edificio del siglo XIII y, por tanto, más enraizado con la tradición almohade, y para otros es de época nazarí posterior. Los expertos también apuntan a que desde finales del siglo XV y durante el siglo XVI sufrió importantes reformas.
La Casa de los Amigos se distribuye en torno a dos patios a diferente nivel, en una estructura de vivienda similar a las casas nazaríes de la Alhambra.
En época medieval, el Generalife tenía al menos cuatro huertas y la residencia era un palacio al que el visir Ibn al-Yayyab llamó la Casa Real de la Felicidad. La relación entre la Alhambra y el Generalife es tan estrecha, que no sería posible entender la evolución de la una sin el complemento de la otra.
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Dos.
Parte superior del Baño Real de Comares
El Baño de Comares es uno de los espacios más importantes de la Alhambra. En su parte superior, podíamos encontrar la vivienda del guardián, un sencillo pero importante espacio que quedó abandonado durante siglos, inaccesible y envuelto en leyendas, como la que decía que era el espacio destinado a músicos ciegos.
Su función, sin embargo, era clave para el uso del baño, pues desde ella el guardián podía las dos únicas puertas del recinto al exterior: la de los usuarios y la de los leñadores que subían combustible al horno de la caldera.
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Tres.
Casa nazarí
La Alhambra no debe contemplarse solo como el espacio en el que vivió la corte nazarí, sino como una pequeña ciudad en la que también habitaban todas las personas que daban soporte a esa realeza.
En el interior de la Alhambra podemos encontrar los vestigios de todas las infraestructuras que sirvieron para atender las necesidades de esa población. Como ejemplo, una zona residencial en la que, además de casas, existían tiendas y talleres al servicio de la corte nazarí.
En la Calle Real Alta, podemos encontrar la Casa Nazarí, construida por Muhammad III en 1304, como relata Ibn al-Yayyab, y sigue el típico esquema nazarí con un patio con alberca y salas alrededor, de las que sólo se conservan dos: una en el testero occidental y otra en el lado meridional, con numerosos elementos arquitectónicos que bien merecen una vista.
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Cuatro.
Habitaciones del Emperador
En el proyecto de adecuación del palacio islámico a sus usos cristianos, se incluyen las habitaciones que se construyeron en época cristiana en lo que era conocido como el prado, cercano a la Sala de Dos Hermanas. En ese espacio se proyectó la construcción de una serie de habitaciones que unían el Palacio de los Leones con el de Comares. La construcción de estas habitaciones está atribuida a la época de Carlos V aunque algunos investigadores han señalado unas posibles intervenciones en la época de los Reyes Católicos.
La primera estancia, conocida como Despacho del Emperador, conserva una chimenea y un artesonado, realizado en 1532 por Pedro Machuca, que da paso a una antecámara por la que se accede a los dormitorios reales. Una placa de mármol colocada en 1914 recuerda al escritor norteamericano Washington Irving, quien se hospedó en las salas conocidas como Salas de las Frutas. Entre 1535 y 1537, Julio Aquiles y Alejandro Mayner, cercanos a Rafael, fueron los encargados de pintar las paredes de estas estancias, aunque las composiciones renacentistas llenaban las paredes se han perdido casi por completo.
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Cinco.
La Velera
En la tercera planta de la Torre de la Vela, sin duda uno de los símbolos más destacados de la Alhambra y de la propia ciudad de Granada, encontramos una vivienda que tradicionalmente ha sido conocida como La Velera.
Tras la conquista cristiana, la Alcazaba quedó en manos de la administración militar, y estas estancias se destinaron a ser residencia de la persona encargada de realizar los toques, de carácter castrense, de la campana de la Torre de la Vela.
Los Caballeros Mutilados, militares heridos de guerra, eran los encomendados, por orden del Gobernador, para efectuar los diferentes toques que durante siglos marcaron la vida ordinaria de la ciudad de Granada.
Encarnación “La Velera”, viuda del militar que ocupaba este puesto, fue la última persona que habitó en la torre, hasta mediados del siglo XX, momento en el que la Alhambra pasó de ser una administración militar para convertirse en una administración cultural.
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Seis.
Vestíbulo del Alcázar
El Vestíbulo del Alcázar está situado dentro de los Palacios Nazaríes, en la fachada del Palacio de Comares. Esta gran fachada, mandada edificar por Muhammad V (1338-1391) con motivo de la conquista de Algeciras en 1369, tiene dos puertas con accesos diferenciados al interior del Alcázar. La de la izquierda estaba reservada para los actos oficiales o solemnes, mientras que la de la derecha era la entrada habitual para la familia del Emir y el servicio del palacio.
El acceso al vestíbulo del Alcázar se hace a través de la llamada puerta de las Conchas, según un documento que se encuentra en el Archivo histórico de la Ahambra, y que se encarga al maestro Cubilla en 1538 para servir de cierre al vestíbulo de la Casa Real. Su nombre deriva de la forma de los remaches de la tablazón, clavos de venera, originalmente en número de 152, por los que se pagaron 12.920 maravedíes. El encargo fue realizado por la Orden de Santiago.
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Siete.
Camino de Ronda
El Camino de Ronda recorre todo el perímetro junto a la muralla y no sólo tiene carácter estratégico sino que también forma parte de la estructura urbana de la Alhambra. Por un lado, el Camino de Ronda puede asumir las funciones de foso cuyos accesos quedaría cerrado en caso de asalto. Por otro, es como un deambulatorio que deja autónomo el perímetro plenamente defensivo y que comunica diversas partes del recinto ya que, y a partir del aljibe cercano a la Torre de la Vela, y rodeando las caballerizas, llegamos a la Puerta de las Armas, cuya construcción data de finales del siglo XII, que nos conduce por medio de una calle empedrada a la Puerta de la Tahona en la Torre del Cubo que, una vez atravesada, nos lleva al Patio de la Madraza.
Por tanto, el Camino de Ronda no cumplía únicamente una función militar sino que delimitaba las funciones urbanas al ser la calle que permitía a los ciudadanos, y una vez atravesada la Puerta de las Armas, llegar al interior del recinto de la Alhambra. La propia Alcazaba nos muestra esta misma doble funcionalidad, encontrándonos en su interior el barrio castrense, el aljibe y el baño público que la hacen plenamente habitable.
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Ocho.
El Mirador Romántico
El Mirador Romántico fue construido en 1836 y su arquitectura y disposición contrasta con la arquitectura Nazarí más cercana del Generalife, incluso está rodeado por románticos jardines que nada tienen que ver con las huertas nazaríes.
A la hora de describir este mirador se habla de un edificio neogótico del siglo XIX. Es interesante destacar que se pensara en un mirador neogótico en vez de neoárabe en un entorno como la Alhambra, siendo clara la estética distintiva que se le quiso dar.
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Nueve.
La Torre de las Infantas
La Torre de las Infantas es uno de los espacios más significativos del contraste entre la sobriedad exterior y la riqueza arquitectónica y decorativa interior de la arquitectura nazarí. Es conocida como la Qalahurra nueva de Muhammad VII y está unida al cuento de las tres princesas que escribió Washington Irwing en sus Cuentos de la Alhambra.
Partiendo del volumen exterior sencillo de esta torre, el visitante podrá ver cómo en su interior se aglutina una gran complejidad volumétrica a través de la distribución de espacios y de la riqueza decorativa por medio de azulejos, yeserías y cubiertas. Así, en poco espacio interior se concentra una abrumadora decoración que reviste una insospechada complejidad arquitectónica.
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Diez.
La Torre de la Cautiva
La Torre de la Cautiva ha recibido diferentes denominaciones a lo largo de su historia: de la Ladrona, de las Damas y de la Sultana, aunque desde mediados del siglo XIX se la conoce como de la Cautiva por la leyenda literaria romántica que relata que en ella estuvo prisionera Doña Isabel de Solís, que posteriormente sería sultana con el nombre de Soraya.
La Torre de la Cautiva apenas se diferencia exteriormente del resto. Sin embargo, el interior de ésta es uno de los espacios de habitación más destacados de la Alhambra por su decoración. Se trata de una torre-palacio, o Qalahurra, cuya estructura y distribución es la misma que la de las casas y palacios del Conjunto Monumental.