En la ciudad sevillana de Lebrija, donde recibe influencias de los vientos marinos del Atlántico, Bodegas González Palacios ha recuperado un vino de Jerez cuya historia está llena de hitos, pues se trata del caldo que viajó a América poco después del Descubrimiento, y el mismo que menciona Shakespeare en algunas de sus obras.
La llegada de los comerciantes ingleses a Jerez a partir del siglo XVII cambió en la zona la forma de elaborar los caldos. Y es la que se ha mantenido hasta nuestros días en la producción de finos, manzanillas y olorosos. La bodega lebrijana ha decidido volver a las formas primitivas y brinda la oportunidad de probar un vino similar al que bebieron los conquistadores de ultramar. El resultado, un vino blanco de uva palomino, de menor graduación, con toque salino en boca y de difícil clasificación.