No hay castillo sin leyenda y así lo demuestra la ruta de las fortalezas de la provincia de Jaén. Porque bajo las piedras y el patrimonio, las conquistas de frontera y las batallas, hay historias que han perdurado a lo largo de los siglos. Buen ejemplo de ello los casos de castillo de Arjonilla y de La Mota.
En el casco histórico de Arjonilla, municipio situado en la campiña jiennense, casi rozando la cordobesa, se encuentra un castillo de origen árabe, más conocido por su leyenda, la del trovador Macías el Enamorado, que por su historia militar.
Al castillo se accede por una gran torre-puerta, de época calatrava, bajo la cual se puede ver una hornacina en la que, junto a una estatua del malogrado poeta medieval, se pueden leer unos versos del poeta Antonio de Jaén: “Aquí se quedó sin vida Macías el Trovador. Vivió para un solo amor. Murió de una sola herida y no tuvo ni una flor sobre su tumba dormida”.
Cada otoño, los habitantes de la localidad, ataviados con trajes de época, reviven en el castillo los amores imposibles de Macías y doña Elvira, trasladando el lugar a la época medieval. Pero ¿quién era Macías? Desde mediados del siglo XIV, época en la que al parecer vivió, han sido muchos los libros de literatura que hacen referencia a su historia y sus versos. Es considerado el último poeta medieval en lengua gallega, ya que fue originario de Padrón, y que gracias a su fama de poeta entró al servicio del Marqués de Villena, Maestre de Calatrava, trasladándose a vivir a Porcuna (Jaén).
Allí se enamoró, según la leyenda, de una dama de la corte, doña Elvira, que fue casada con un caballero. Esto no hizo que menguase el amor del trovador, tampoco el ser encarcelado en la torre del castillo de la vecina Arjonilla. Por el contrario, siguió cantando a su amada, a la que hacía llegar sus versos, hasta que una lanza, arrojada entre las rejas por el celoso marido, le atravesó el corazón.
Cuentan que su cuerpo fue enterrado en el castillo bajo una losa en la que ponía “Aquí yace mazias el enamorado”. Incluso hay quien dice que mientras existió el sepulcro nunca faltaron flores y que algunas noches aparece por el lugar de su tumba una sombra con figura de mujer.
El trovador Macías, ha sido a lo largo de estos siglos, más conocido por su leyenda que por la calidad de sus versos, recogidos en el Cancionero de Baena. Glorificado por poetas españoles y portugueses como verdadero modelo de sincero amor, fiel hasta la muerte, la realidad es que su historia ha inspirado a numerosos literatos como Lope de Vega o al romántico Mariano José de Larra, que se basó en ella para escribir “El doncel de don Enrique el Doliente”.
La Ciudad Oculta de La Mota
De un amor imposible trata también la leyenda de la mora Cava. Para conocerla hay que trasladarse hasta la ciudad oculta de uno de los sistemas defensivos más complejos y mejor conservados de Al-Andalus y a uno de los centros culturales y de poder más importantes tras su conquista cristiana, la Fortaleza de La Mota en Alcalá la Real (Jaén).
Un lugar que durante más de 150 años marcó la frontera entre los Reinos de Castilla y de Granada. Desde el año 713 hasta el 1341, momento en el que Alfonso XI la conquistó definitivamente, se llamaba Qal´at Banu Said o de Benzayde, y después recibiría el título de real.
Situada en un cerro, a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, la fortaleza conserva murallas, torres, adarves, bodegas, aljibes, el Nevero (donde se guardaba la nieve con fines medicinales), el barrio militar, la Alcazaba, o la Iglesia Mayor Abacial (que se siguió utilizando hasta que las tropas napoleónicas la quemaron en 1810). Restos de miles de historias y leyendas de frontera como el de la mora Cava.
Bajo el Conjunto Monumental de la Fortaleza de la Mota se esconde la otra ciudad, la formada por 120 metros de pasadizos, galerías subterráneas excavadas en la roca sobre la que se asienta la ciudad amurallada, que servían de acceso y salida para los habitantes de la parte alta en época de luchas, y que comunicaban los pozos y aljibes, que abastecían de agua a los habitantes especialmente en las épocas de asedio.
Por estos pasadizos, cuenta la leyenda que salía de la ciudad fortificada la mora Cava en 1340, durante el asedio de Alfonso XI. Los cristianos habían envenenado los pozos y ella salía a buscar agua para su madre enferma hasta una fuente a las afueras de la tercera muralla.
Allí fue sorprendida por dos soldados, que primero creyeron que una fantasma y después la apresaron, presentándola días después al capitán que le permitió llenar su ánfora de agua y se enamoró de ella. La mujer volvió a ver en varias ocasiones al capitán, siendo sorprendidos por el padre de ella, Zayde, que le lanzó una daga al corazón, muriendo Cava en los brazos del capitán. También cuentan que el padre de ella huyó y se ahorcó en una encina, en el lugar conocido como el callejón del ahorcado.
A esta ciudad oculta de pasadizos y galerías, que tuvieron una importancia capital en la toma de la ciudad fortificada en el siglo XIV, se puede acceder en una visita guiada, desaconsejada para personas con claustrofobia o dolencias cardiacas.
Estas son solo dos de las variadas leyendas e historias que encierran las más de 400 construcciones, entre castillos y atalayas, documentadas en la provincia de Jaén. El territorio con mayor concentración de castillos y fortalezas de Europa y donde se desarrollaron dos de las más batallas más significativas en la historia de España: Bailén (1808, que supuso la primera derrota del ejército napoleónico a campo abierto) y Navas de Tolosa (1212, que agilizó la pérdida de la hegemonía árabe en la península ibérica).
Una riqueza cultural y monumental eje de la propuesta turística ‘Ruta de los Castillos y Batallas de Jaén’ de la Diputación de Jaén Diputación de Jaén que recorre de norte a sur la parte occidental de la provincia de Jaén, y que propone la visita a una veintena de castillos entre los que se encuentran, además del de Arjonilla y la Fortaleza de la Mota, el de Baños de la Encina, uno de los castillos mejores conservados de toda al-Ándalus y la mejor muestra de arquitectura militar andalusí de toda Europa. Que incluso ha sido plató de cine de películas como “El capitán Trueno” y “El Santo Grial”.
O el Castillo de Santa Catalina en Jaén, que ejerció un papel clave durante las contiendas entre musulmanes y cristianos, y tuvo un especial protagonismo durante la Guerra de la Independencia al convertirse en importante centro de operaciones para las tropas napoleónicas.
Los castillos de Alcaudete, Vilches, de Santa Eufemia (Cástulo) en Linares, el aljibe del castillo de Arjona, el castillo de Lopera, las murallas y Torre de Boabdil en Porcuna, los castillos de la Villa y de la Peña de Martos, el castillo de Castro Ferral en Santa Elena, el castillo de Navas de Tolosa en La Carolina, el de Giribaile en Vilches, el de Linares y el de la Tobaruela, las murallas de Andújar, y los castillos de Torredonjimeno y del Berrueco en Torredelcampo, son otras de las propuestas.