Almonaster: la única mezquita rural
La Sierra de Aracena y Picos de Aroche esconde un total de 27 municipios cada uno de los cuales cuenta con un encanto distinto, y con numerosos rincones que son poco conocidos para el gran público aunque para sus vecinos sean joyas que cuidan como auténticos tesoros. Uno de esos tesoros por descubrir es la mezquita de Almonaster la Real, localidad situada en pleno corazón de la sierra onubense, en una colina desde la que se domina no solo una impresionante vista de este municipio, sino de decenas de kilómetros de extensa naturaleza en una panorámica inolvidable.
Aparte de ser un impresionante monumento, al que está adosado la pequeña plaza de toros de la localidad, se trata de la única mezquita rural que se mantiene en pie en suelo español. Una vez al año, en octubre, sirve de escenario de unas jornadas que unen a cristianos y musulmanes para promover el diálogo y la convivencia entre culturas.
Tal es la vinculación de Almonaster con su monumento que hasta su nombre procede del árabe, al-munastir, término de origen latino que significa “el monasterio”. Los 1.800 habitantes de este pequeño municipio han aprendido a mimar su mezquita y ponen un empeño parecido en las calles empinadas que conducen al monumento. Su primer consejo a los visitantes es siempre el mismo: “¡Deje el coche en la entrada!”. No es que no se pueda circular por sus calles, pero la estrechez de algunas de ellas invita a disfrutar del paseo.
Todo señalizado
A la entrada de Almonaster se ven los primeros carteles que indican las calles a seguir para llegar a la mezquita. El camino está jalonado por distintas evidencias del pasado milenario del pueblo. El visitante descubre incluso arcos mudéjares como los del centro histórico de Córdoba. Todo indica que los musulmanes no solo pasaron por el pueblo, sino que estaban cómodos allí. El paseo, eso sí, requiere paciencia, ya que el pueblo es famoso por sus cuestas. En su término municipal se ubica el punto asfaltado más alto de la provincia de Huelva, el Cerro de San Cristóbal, con 891 metros de altitud.
La mezquita, eso sí, compensa el paseo. Nada más cruzar la reja que cierra el acceso en algunas horas del día, surge su espectacular estructura. Antes, hay carteles explicativos de su historia, y en ellos se detalla que fue, inicialmente, un oratorio islámico construido durante el Califato de Córdoba, entre los siglos IX y X, sobre los restos de una basílica visigoda del siglo VI. Una buena parte de los materiales de esa basílica se utilizaron para la mezquita, aunque tras la Reconquista fue reconvertida a ermita, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción. Por encima de cuestiones religiosas, es una mezquita andalusí, y su advocación actual no quita que los musulmanes la tengan como propia.
Para protegerla y mantenerla en buen estado, fue declarada Monumento Nacional en 1931, y protegida específicamente por un decreto del 22 de abril de 1949.
Actualmente, todo el interior de la mezquita es visitable con la salvedad de su torreón más alto. Sí se permite, en la misma estructura del torreón, acceder a la primera planta, pero siempre con las reervas de estar en un monumento que ha sobrevivido los últimos doce siglos. En poco menos de media hora se puede recorrer el monumento completo, salvo que uno decida quedarse más tiempo disfrutando de una de las atalayas más espectaculares de cuantas se conservan en este rincón de Andalucía.