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Úbeda y Baeza en 48 horas: la escapada perfecta

Plaza Vázquez de Molina, en Úbeda.

Nacho S. Corbacho

Primer día: Baeza

Primer día: Baeza10.00 horas. Desayuno. No hace falta madrugar para disfrutar de un estupendo desayuno en K'novas café (Portales Tundidores, 16) ubicado en una esquina desde la que se puede ver todo el Paseo de la Constitución. Tiene sabrosos churros, aunque lo más saludables es degustar unas estupendas tostadas con aceite de oliva virgen extra (AOVE), el producto estrella de la provincia.

11.00 h. Catedral de la Natividad de Nuestra Señora. Este enorme edificio se construyó sobre una antigua mezquita en el siglo XIII, aunque en los siglos posteriores tuvo numerosas transformaciones. Por ello cuenta con elementos góticos y renacentistas, así como motivos barrocos. La entrada cuesta 4,5 euros.

12.00. El centro histórico. Los alrededores de la Catedral baezana componen un entramado urbanístico medieval donde merece la pena perderse. Sus callejuelas discurren entre arcos, muros y pequeñas plazas donde el tiempo parece haberse detenido. Son muchos los edificios que destacan en esta zona, como el Palacio de Jabalquinto (hoy sede de la Universidad Internacional de Andalucía), la antigua universidad, el seminario San Felipe Neri o la iglesia de Santa Cruz, la mejor conservada de estilo románico en toda Andalucía. Al igual que este templo, el interior de la mayor parte del patrimonio baezano se puede visitar, casi siempre gratis.

14.00. Almuerzo. Los callejones céntricos son el lugar perfecto para que llegue la hora del almuerzo. En uno de los palacios más antiguos, de finales del siglo XVI, se ubica el restaurante Palacio de Gallego (Santa Catalina, 5). Lo gestiona Manuel Calvo, que ha restaurado buena parte del edificio, así como el bonito artesonado de madera que preside el comedor principal. “La idea es que la gente siempre se sienta como en casa y disfrute de su estancia en Baeza”, cuenta el restaurador, que también posee una bonita y pequeña bodega con casi 200 referencias de vinos. La carta se centra en carnes, pescados y verduras a la brasa, siempre alimentadas únicamente con madera de olivo. Entre sus platos más interesantes destaca el de huevos con trufa, jamón ibérico y gamba blanca, que se acompañan con un excelente AOVE. Para el postre, la milhoja de roquefort es la decisión perfecta.

Si la idea es buscar el sabor más tradicional de la zona, otra opción es acercarse hasta Casa Juanito (Avenida Alcalde Puche Pardo, 57), restaurante reconocido con un Sol Repsol y donde se cocina con las recetas más tradicionales. “Aquí buscamos la esencia, los sabores caseros y lo hacemos con mucho esfuerzo y cariño”, subraya Juan Luis Salcedo, uno de los tres hermanos que gestiona el espacio. En él, además de manitas de cerdo, alcachofas, escabeches o pichón, también se puede degustar el exquisito aceite que ellos mismos elaboran en su almazara familiar con aceitunas procedentes de sus tres fincas de olivo.

16.30. La hora del café. Es el momento perfecto para visitar la pastelería cafetería Virolo (Plaza de los Leones, 4). Es la casa de los auténticos virolos, un pastelillo hecho con hojaldre, cabello de ángel y azúcar glas. La familia guarda la receta original desde el siglo XIX y son toda una delicatesen baezana.

17.00. Plaza del Pópulo. Junto a la cafetería Virolo se encuentra esta plaza, también llamada De los Leones, donde se ubican las escribanías públicas, la fuente de los leones, las antiguas carnicerías y el arco de Villalar, que componen un precioso conjunto histórico. De paso, también es buen momento para pasar al interior de La Casa del Aceite (Plaza de la Constitución, 9), donde poder elegir el mejor entre las muchas marcas existentes en Jaén. También hay aceitunas, cosméticos y otros productos elaborados a partir del olivo.

18.30. Mirador. Cuando la tarde va cayendo, el entorno del ayuntamiento, la casa en la que residió Antonio Machado o las ruinas del convento de San Francisco prometen una caminata entretenida. La tarde puede acabar viendo las luces del atardecer desde el Paseo de las Murallas, un mirador natural hacia los miles de olivos que rodean Baeza.

20.30. La noche baezana. Una estupenda opción de arrancar las horas de oscuridad es disfrutar de la gastronomía en pequeñas dosis. El tapeo es muy tradicional en la provincia de Jaén, así que cada bebida se suele servir acompañada de una tapa. Un buen lugar para iniciar una ruta es el Rincón Baezano (Avenida de Andalucía, 34), donde Mari Carmen Cruz ha sabido adaptar la cocina tradicional a estos pequeños bocados con propuestas más que creativas. “Siempre estamos cambiando e introduciendo nuevos platos y tapas. Me encanta innovar”, afirma la cocinera.

Canela en Rama (Comendadores, 6) es otro recomendable sitio, con una cocina muy basada en el producto local y sabores sorprendentes. La Barbería (Comendadores, 13), puesta en marcha por tres jóvenes de la localidad, es otra buena recomendación gracias al buen hacer en la cocina de Alejandro Bohórquez. Hay que echar un ojo siempre a los fuera de carta, “donde se presta especial a tención a los productos de la tierra”, como explica uno de los socios, Juan Carlos Parrilla. Y, si hay suerte, en su planta baja se celebran periódicamente eventos y conciertos. A la recta final se llega a través de Burladero (Barbacana s/n), un bar de tapeo que justo a la medianoche se transforma en bar de copas. Más tarde, para acabar la noche, Café Central (Obispo Narváez, 19) programa conciertos y otros eventos. En él, la madrugada se estira sin prisas.

00.00. Para dormir. Son varios los hoteles en los que descansar en Baeza. Puerta de la Luna (Canónigo Melgares Raya, 7) es uno de los alojamientos más interesantes, en pleno centro histórico y a un paso de la Catedral. Otro cuatro estrellas es el TRH Baeza (Concepción, 3), así como los hoteles Campos de Baeza (Puerta de Córdoba, 57) y Palacio de los Salcedo (San Pablo, 18). También destaca el hostal Aznaitín (Cabreros, 2) con piscina y las habitaciones del Mirador del Renacimiento (Paseo de las Murallas, 7) aunque también hay otras posibilidades con un buen número de casas rurales en pleno casco histórico.

Segundo día: Úbeda

Segundo día: Úbeda9.00 horas. Desayuno. Tras pasar la noche en Baeza, la cafetería Virolo es también un buen lugar para desayunar enormes tostadas con aceite y tomate o un rico ochío (un pan local de aceite, pimentón y matalahúva) con jamón y queso son perfectos para tomar energías. En Úbeda, por supuesto, también hay estupendos bares para la primera comida del día, como el café Ibiut (Plaza López Almagro, 1), Al fondo hay sitio (Don Juan, 2) o la chocolatería churrería Nazaríes (Real, 47).

10.00. Plaza Vázquez de Molina. Este lugar es la verdadera esencia de Úbeda y la razón principal para que fuese declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Allí se ubica la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares, el Palacio de Juan Vázquez de Molina, el Palacio del Marqués de Mancera, la Sacra Capilla del Salvador y el Parador de Turismo. Los edificios componen un conjunto monumental único, que merece la pena visitar con tranquilidad. Antes de acabar el recorrido, merece la pena bajar por la calle Prior Monteagudo hasta un bonito mirador hacia los olivos ubetenses junto a las viejas murallas.

13.00. De paseo. La Plaza del Ayuntamiento y la Plaza Primero de Mayo son otros dos interesantes lugares por los que caminar, pero el entramado urbano también invita a dejarse llevar por las callejuelas como Horno Contador, María de Molina o Juan Pasquau, que llevan a lugares como la Plaza de San Pedro, donde se ubica la iglesia del mismo nombre y en la que se respira una gran tranquilidad. En cualquier rincón, además, te cruzarás con la maravillosa cerámica de la Alfarería Tito (Plaza del Ayuntamiento, 12), que sorprende por su belleza.

14.00. Almuerzo. En los límites del centro histórico hay un restaurante que llama especialmente la atención. Se llama Cantina La Estación (Cuesta Rodadera, 1) y lleva más de una década creciendo. Aunque de primeras puede parecer un lugar como otro cualquiera, la opinión cambia cuando se conoce su interior; sobre todo su planta baja, decorada a modo de vagón comedor. El servicio comienza con una cata de cinco aceites de oliva virgen extra, una maravilla para abrir el apetito y, después, existe la opción de pedir a la carta o adentrarse en un estupendo menú degustación. Ochío con morcilla, sándwich de papada, una torrija con AOVE y ventresca de atún o un falso bloody mary son algunos de los muchos deliciosos bocados que conforman este viaje gastronómico liderado por Antonio Cristofani en sala y Montse de la Torre en los fogones. Ojo, también hay hueco para las tapas: “Es algo a lo que nunca podemos renunciar”, relata Cristofani.

16.45. Sinagoga del Agua (Roque Rojas, 6). Sólo se puede visitar en momentos concretos del día y, este, puede ser buena opción. El edificio se descubrió por casualidad cuando comenzaban las obras para realizar unos apartamentos, pero la importancia del lugar hizo que se cambiaran los planos. Se cree que la sinagoga es del siglo XIV y cuenta con varias galerías, patios, salas y un espacio para el baño ritual de purificación.

18.00. Hospital de Santiago (Obispo Cobos, 28) En 2017 ha cumplido su primer centenario desde que fuera declarado Monumento Arquitectónico Histórico Nacional en 1917. Es una de las joyas del Renacimiento español y está considerado como El Escorial andaluz. Fue realizado por el maestro Andrés de Vandelivira y su padre, Pedro de Vandelviria a finales del siglo XVI. Tiene diversos espacios, salas y una capilla, además de dos pequeños patios. Uno de ellos acoge la Biblioteca Municipal y el otro, varias salas que se utilizan para realizar eventos e interesantes exposiciones en las que perder la noción del tiempo.

20.30. De tapeo. Paseando por la Plaza de Andalucía y la Plaza Doctor Quesada se llega a la calle Real, que además de dividir el centro histórico casi por la mitad, es el epicentro del tapeo local. El recorrido comienza por La Imprenta (Plaza Doctor Quesada, 1), con propuestas clásicas a base de producto de calidad. Más abajo, la Tapería Antique (Real, 25) ofrece pescados y carnes de caza, así como una amplia selección de pequeños bocados creativos, como el tomate relleno de ensalada de beicon y judías salteadas, la ensalada de pollo en escabeche o la crema de patata con pulpo. La Taberna Calle Melancolía (Real, 57) es perfecta para la tercera parada. Rinde homenaje a uno de sus vecinos más conocidos, Joaquín Sabina, donde hay numerosas fotos del cantante, un repaso a alguna de sus mejores frases y un rico vermut. Como destino final, la taberna Misa de 12 (Plaza Primero de Mayo, 7) ofrece recetas tradicionales actualizadas y una amplia carta de vinos.

00.00. A descansar. Un maravilloso fin de fiesta es descansar en alguna de las habitaciones del Palacio de Úbeda, un cinco estrellas Gran Lujo donde darte, precisamente, un lujo. Otra opción es el Parador de Turismo, así como los numerosos hoteles, hostales y casa rurales que se reparten por el centro histórico. ¡Y a soñar con volver a Úbeda y Baeza!

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