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Un fraude masivo podría dejar sin título a decenas de socorristas

La Federación Andaluza de Socorrismo y Salvamento, o alguien en su nombre, lleva casi un año emitiendo y promocionando títulos que no sólo no tienen validez oficial, como proclamaban, sino que no podían expedir por estar inhabilitados o dimitidos los miembros de la anterior junta directiva. “Los títulos emitidos con fecha posterior a 19 de enero de 2017 no tienen validez y se estudiarán las medidas necesarias en cada caso afectado”, dice la gestora de la Federación Andaluza en una nota. Sin embargo, las dudas alcanzan a todos los certificados expedidos después de la inhabilitación, que se hizo efectiva en mayo de 2016. Muchos jóvenes que han obtenido acreditación de socorrista de la Federación pensando que con él podrían trabajar en la campaña de verano podrían quedarse sin su certificado.

El desgobierno de las enseñanzas no regladas y de las certificaciones para ejercer de socorristas, del que informó este medio hace meses, puede desembocar ahora en un fraude masivo. Pese a que la federación quedó descabezada con la dimisión de sus miembros y la inhabilitación de su presidente, algunas personas han seguido entregando certificaciones en su nombre e ingresando dinero por cursos que no podían validar. Por cada uno de esos títulos se pagaban 400 euros. Por cincuenta euros más, se entregaba también un título de monitor de natación.

La gestora, que tomó posesión el 19 de enero de 2017 ante el desgobierno en la Federación, es clara en su comunicado: los títulos emitidos después de esa fecha no son válidos. Desde la gestora prefieren no aventurar cuántos títulos estarían afectados. Pese a que no lo aclare, las dudas se extienden también a gran parte de los expedidos en 2016, porque la resolución que inhabilitó al presidente tiene efectos desde el 16 de mayo de 2016. Según esa resolución, “desde esa fecha la FASS no cuenta con ninguna persona que legalmente pueda ejercer su presidencia”.

Los cursos en el limbo se han realizado durante 2017, aunque las certificaciones de algunos tienen fecha de 2016 y están, en algunos casos, selladas por la Federación pero sin firma. Este mismo fin de semana se ha realizado un curso en Reserva del Higuerón (Fuengirola), publicitado como si estuviese impartido por la Federación. Fuentes del sector ponen también en duda las convalidaciones de títulos TAFAD (Técnico Superior en Animación y Actividades Físicas y Deportivas) en licencias federativas que habilitaban para el ejercicio profesional del socorrismo.

La actual gestora, nombrada por la Consejería de Turismo y Deporte, también aclara que la entidad no tiene actualmente delegados que la representen. Sin embargo, muchas de sus delegaciones (Málaga, Sevilla, Marbella, Cádiz, Jerez de la Frontera o Huelva) han realizado cursos de socorrismo en este primer trimestre de 2017, promocionándolos en una web que los actuales responsables no reconocen como propia (fassandalucia.com, ya sin servicio, en lugar de fassandalucia.es) y en sus redes sociales, cuyas claves habrían seguido en mano de antiguos responsables. Se han publicitado títulos de socorrista de apenas 40 horas presenciales (180 en total). Una fuente del sector cree que con estos títulos se fomentaba “el intercambio de dinero por un certificado” y se pregunta: “¿Qué ocurriría si se produce un ahogamiento en una playa, una piscina o un parque acuático donde el socorrista no cuenta con titulación válida?”.

La Federación, en proceso de desintegración

La Federación Andaluza está inmersa en un proceso de desintegración que arranca con las denuncias, reiteradas durante años, del uso desleal que se hacía de ella. Después de investigar durante dos años, el Comité Andaluz de Disciplina Deportiva inhabilitó al presidente de la Federación, Juan José Sánchez Maspons, por la “expedición fraudulenta de licencias”. Era el único que aguantaba de su junta directiva, dimitida a finales de 2015. En la resolución del Comité, con efectos desde el 16 de mayo de 2016, y a la que ha tenido acceso eldiario.es/Andalucía, se detalla cómo la Federación había expedido licencias deportivas para una actividad profesional como el ejercicio del socorrismo.

Una fuente de la gestora asegura que pretenden que a partir de ahora el deporte sea “la base de la estructura federativa”. Los anteriores responsables, Sánchez Maspons y su equipo aprovecharon la doble naturaleza de la federación (de utilidad pública y privada, según su actividad) para, según la resolución, expedir “licencias para el socorrismo acuático, que es una actividad profesional y no deportiva”, y convalidar en licencias deportivas “actividades privadas ajenas al ámbito deportivo” mediante convenios suscritos con varias empresas. El gancho era la pátina de oficialidad que le daba su carácter federativo y el sello de la Junta de Andalucía, que utilizaban recurrentemente pese a las advertencias en contra del Defensor del Pueblo Andaluz.

Condena por competencia desleal y publicidad engañosa

De esta forma, la Federación Andaluza utilizaba expresiones como “título oficial” o “único título validado”, lo que le ha valido, además de la inhabilitación administrativa, una reciente condena por competencia desleal y publicidad engañosa en el Juzgado Mercantil 2 de Málaga. En la sentencia, dictada el 17 de enero, el juzgado concluye que la Federación emitía títulos de “Técnico en Salvamento y Socorrismo, para los que no tiene competencia”. Además, pese a impartir cursos que no estaban ni siquiera homologados o subvencionados por la Junta de Andalucía, la Federación Andaluza utilizaba el logo de la administración autonómica y de la Unión Europea, lo que constituye un “claro supuesto de publicidad engañosa” haciendo creer a los clientes que obtenían títulos oficiales.

El sistema aprovechaba el vacío en la regulación de esta profesión, en la que lo mismo ejerce un graduado en Ciencias de la Actividad Física o un técnico superior, que quien ha obtenido un certificado de entidades privadas sujetas a unos requisitos que ni la propia administración es capaz de aclarar. Un miembro de la actual comisión gestora resume un sentir generalizado: hay un vacío que da margen para que “muchas empresas y cualquier entidad con nombre ”salvamento“ monten su chiringuito. Mañana viene alguien que dice que imparte cursos, y adelante”.