Una cátedra para combatir la soledad no deseada tiene sentido pero nadie en Europa había caído en la cuenta, al menos hasta donde tiene conocimiento el profesor del Departamento de Sociología de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) Juan Manuel García González, director de la Cátedra Cruz Roja Sevilla en Estudios sobre Soledad no Deseada. La cátedra, ideada para combatir uno de los principales problemas de salud pública de este siglo y que se vio acentuado durante la pandemia de Covid-19 y su consecuencia social más conocida, derivada del novedoso confinamiento, comienza el 25 de abril el trabajo de campo en el Distrito Macarena de la ciudad de Sevilla, elegido como centro de operaciones del primer gran proyecto de colaboración en el marco de esta cátedra. ¿El objetivo? Caracterizar los hogares en situación de vulnerabilidad y aislamiento social y en riesgo de soledad no deseada para poder intervenir, prevenir, aliviar y proponer soluciones.
Porque hay muchas tipos de soledad. “Hay emocional, social, institucional... A veces nos sentimos solos porque no tenemos redes sociales o también porque nos sentimos desatendidos por el Estado”, explica el profesor, que alude a la sensación de una persona con movilidad reducida cuando se topa con un desperfecto en la acera que impide su paso y nota “el olvido por parte de la administración”. Es otro tipo de soledad, no tan simbólica como aquella descubierta al no poder salir de casa al encuentro físico con otros pero que también puede hacer mella en la salud mental de la persona, otro de los tristes reconocimientos que nos ha ido dejando el coronavirus a su paso.
García González explica a elDiario.es Andalucía que una cátedra es el “instrumento” del que se sirve la Universidad para establecer relaciones entre la academia y la sociedad, reconociendo que a veces a la institución en general se le ha achacado “no salir a la calle” y estar desconectada de la realidad. Merced a acuerdos como el que ha dado vida a la cátedra que dirige se posibilita la “transferencia de conocimientos” desde el ámbito universitario a la realidad social, apunta.
Salir del despacho y conectar con esa realidad es precisamente lo que se hará a partir de esta semana con cuestionarios y entrevistas personales de unos quince minutos a personas mayores de 55 años “para conocer verdaderamente la prevalencia de esa soledad no deseada y observar sus necesidades”, a fin de que “los programas de atención de Cruz Roja Sevilla sean lo más certeros posibles” a la hora de mejorar su calidad de vida. Otra cuestión relevante del programa es la puesta en marcha de actividades de formación y divulgación para que, por un lado, la sociedad sea consciente de la problemática de la soledad no deseada y, por otro, los profesionales tengan recursos para poder actuar con rigor y que sea lo más beneficioso posible para las personas y familias afectadas.
Mayores en riesgo de aislamiento social
Este proyecto piloto, denominado así porque servirá para analizar cómo funcionaría el diseño de la investigación y poder extenderlo a otros distritos, se llevará a cabo en una zona de Sevilla que tiene algunas particularidades, detalla el profesor, que comenta que el diagnóstico general del Distrito Macarena y el 'mapeo' de otros lugares ya está desarrollado. En sus aproximadamente cuatro kilómetros cuadrados hay una población “muy diversa”, con “una estructura demográfica envejecida que se compensa con una inmigración creciente, más joven”. La densidad es muy alta, además, favorecida por una estructura urbana de edificios altos y muy poblados construidos en la segunda parte de la dictadura franquista, señala García González, responsable también en la UPO del grupo de investigación Demografía e Investigación Social en Salud, y que cuenta con elevada experiencia previa en estudios de investigación social sobre vulnerabilidad, aislamiento y soledad de la población.
En esa apuesta por “observar el riesgo de vulnerabilidad”, especialmente en los colectivos de personas mayores y de personas migrantes, entre otros, la cátedra confía en establecer un diagnóstico de la prevalencia de soledad no deseada, con información “muy sustantiva” para que desde Cruz Roja y desde la administración pública, se puedan hacer los programas e intervenciones necesarias para afrontar esas problemáticas ante los perfiles de riesgo de esta nueva realidad social.
Según el Estudio sobre soledad no deseada en personas de 55 y más años en Andalucía, elaborado por la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, y cuyo investigador principal ha sido precisamente el profesor de la UPO, el 47% de las personas andaluzas de 55 y más años se encuentra en soledad no deseada. Aunque no todas las personas mayores que viven solas tienen por qué sentirse solas o encontrarse en situación de soledad, el sentimiento de soledad aumenta con la edad, siendo especialmente preocupante a partir de los 80 años. Además, un 15% se encuentra en riesgo de aislamiento social, cifras que aumentan entre los grupos de mayor edad como consecuencia de la rotura o pérdida de la red de amistades y una menor frecuencia de los contactos, motivos por los cuales la Junta ha puesto en marcha un programa para detectar y paliar esa soledad no deseada.
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