Los resultados de las elecciones en Andalucía han arrojado un vuelco político histórico. El PSOE, tras 38 años en el gobierno de la Junta de Andalucía, tiene prácticamente imposible mantenerse en el poder. La suma de PP, Ciudadanos y Vox alcanza la mayoría de 55 escaños. El bloque de la derecha se impone al de la izquierda, aunque las posibilidades de pacto y las exigencias de los líderes de esas formaciones podrían romper esos bandos.
Con la práctica totalidad del voto escrutado, el PSOE ha caído de 47 a 33 escaños y no llega a la mayoría absoluta de 55 diputados ni con su socio actual, Ciudadanos -que pasa de 9 a 21-, ni con Adelante Andalucía -que pasa de 20 diputados a 15. El PP se deja 7 escaños -de 33 a 26- pero podría gobernar en Andalucía con la suma de Ciudadanos y Vox, que irrumpe con 12 parlamentarios.
Con estos resultados, en el Parlamento Andaluz hay una mayoría clara de la derecha: PP, Ciudadanos y Vox suman 59 escaños, cuatro por encima de los necesarios. El PP ya se ha abierto a sumar los votos de la formación de extrema derecha para gobernar y expulsar al PSOE del poder, pero Juanma Moreno va a tener más difícil que Ciudadanos les de su apoyo.
Su candidato, Juan Marín, ha sido recibido en la comparecencia para valorar los resultados entre gritos de “presidente, presidente” arropado por Albert Rivera e Inés Arrimadas. Su mensaje ha sido claro -“El cambio solo lo puede liderar un partido que crece”- y acorde con su posición durante la campaña: que iban a presentar a Marín a la presidencia de la Junta.
En el bloque de la izquierda no hay siquiera la posibilidad de sumar. Susana Díaz se ha dejado medio millón de votos y 14 escaños. El descalabro le impide sumar con su socio de la legislatura pasada, Ciudadanos, ni con Adelante Andalucía, que en estos comicios cae de 20 a 17 diputados.
En caso de que el bloque de la derecha no alcance un acuerdo -que Juanma Moreno ya ha pedido- se abren varias posibilidades. El PSOE puede pactar con Ciudadanos, proponiendo a Susana Díaz -una posibilidad remota porque todos sus rivales se han negado en campaña a pactar con ella- o aceptando perder el poder y apoyando a Marín, y tratar de convencer a Teresa Rodríguez de que su grupo se abstenga para cerrar el paso a Vox.
Otra opción sería buscar esa abstención en Ciudadanos ante un posible pacto de Adelante Andalucía y PSOE, pero la subida de los de Albert Rivera en estos comicios (de 9 a 21 diputados) hace muy complicado que se avengan a este acuerdo.
Díaz se ha abierto a la posibilidad de pactar con quien sea haciendo “un llamamiento a las fuerzas constitucionalistas para frenar a la extrema derecha”.
Con cualquiera de esas opciones, Ciudadanos tiene en su mano la decisión final. Puede sumarse a un bloque de la derecha -con lo que supone asumir los votos de la extrema derecha- o acercarse al PSOE. Por ahora, parece que siempre con Marín como opción para presidir la Junta. En último caso, los de Albert Rivera tiene la llave de los posibles pactos o del adelanto electoral.
Hay una única que dejaría fuera de juego a Ciudadanos, pero que se antoja remota. PSOE y PP suman 59 escaños, cuatro más que la mayoría absoluta. Ambos podrían ponerse de acuerdo sin contar con otros partidos, pero ninguno tiene la legitimidad suficiente para exigirle al otro que sea su candidato quien se convierta en presidente, después de que los dos se hayan dejado una cantidad ingente de votos y diputados.
Además, su duro enfrentamiento en Andalucía durante las últimas décadas y la promesa del PP de desalojar al PSOE de la Junta -el mensaje sobre el que han pilotado todas sus campañas- hacen prácticamente imposible el acuerdo entre estos partidos.