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La sombra de la segunda vuelta marca las primarias del PSOE-A por la aparente igualdad entre Díaz y Espadas

Díaz, Espadas y Hierro, momentos antes de iniciar el único debate a tres celebrado en la campaña.

Antonio Morente

12 de junio de 2021 22:23 h

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Un día decisivo... que tiene todas las papeletas para no serlo, o al menos con esa sensación llegan los dos favoritos. Susana Díaz y Juan Espadas han mantenido hasta el último minuto que se ven ganadores, que la militancia les respalda, que su proyecto ilusiona, pero con la boca chica en sus equipos reconocen que va a ser muy difícil evitar una segunda vuelta en estas primarias en las que el PSOE de Andalucía, la federación más potente del partido en España con más de 46.000 militantes, elige este domingo quién será su candidato a la Junta en las próximas elecciones.

Para evitar esta segunda vuelta, que tendría lugar el domingo 20 de junio, es necesario que algún aspirante se haga con el 50% de los apoyos. A la sensación de que la distancia entre Díaz y Espadas no es muy grande se une la presencia del tercero en discordia, Luis Ángel Hierro, que no figura en ninguna quiniela pero que puede restar a los favoritos los votos suficientes para hacer inalcanzable ese necesario 50%. De ser así, los dos candidatos más votados pasarían a esa segunda vuelta.

El factor de una alta participación

Espadas mantiene en principio su condición de favorito, aunque en su candidatura admiten que el trecho que le separa de Díaz parece insuficiente para liquidar el proceso en primera vuelta. A día de hoy eso sería una sorpresa, y para evitarla el principal factor sería el de la participación: el equipo del alcalde de Sevilla calcula que tendrían que acudir a las urnas al menos un 60% de los más de 46.000 militantes con derecho a voto para tener opciones de lograr esa ansiada mayoría absoluta.

En el entorno de Díaz también casi se da por hecho que habrá segunda vuelta, lo que algunos ya plantean como un éxito porque implica que habrá partido hasta el final, y eso lo interpretan en clave de que la expresidenta andaluza tiene opciones de ganar por mucho que digan los mentideros del partido. Entre sus colaboradores, aflora la misma comparación una y otra vez: las primarias federales de 2017, cuando la propia Díaz era la gran favorita con todo el respaldo del aparato, pero la militancia eligió a Pedro Sánchez. “Unas primarias son impredecibles porque aquí cada militante tiene voto, y una cosa es lo que dicen los cargos y los alcaldes y otra lo que piensa la gente”, argumenta una persona del círculo más cercano de la candidata.

Segunda fase: la Secretaría General

En el equipo de Juan Espadas están resignados a una segunda vuelta que, reconocen, “le da argumentos a Susana Díaz para seguir como secretaria general”. El escenario ideal dibujado por la candidatura del regidor hispalense era el de una victoria tan rotunda que aquello se convirtiese en un 2 en 1, asumiendo Díaz que debía dar un paso al lado para una renovación en la dirección del partido. Esta posibilidad, admiten, se ve ahora lejanísima.

“No se plantea un escenario que no sea seguir como secretaria general”, avanza una voz en la orilla de Díaz. “Pues claro que va a seguir como secretaria general”, apostilla otra persona de su círculo, “tiene que cumplir con su obligación con el cargo y garantizar la estabilidad”. “¿Acaso si Espadas pierde va a dimitir como alcalde o vicesecretario general del PSOE en Sevilla? Pues no, aquí no sobra nadie”.

Oposición interna dura

Así las cosas, y dando por hecho una victoria de su candidato, en el entorno de Espadas tienen claro que si Susana Díaz pierde “no va a renunciar y va a seguir dando guerra. Hará una oposición interna dura como con Pedro Sánchez, hasta que claudicó después de dos años de choques”. En esa desunión, subrayan, está el origen de las pobres expectativas electorales del PSOE en Andalucía hoy día. 

“Las encuestas –apunta una fuente cercana al alcalde de Sevilla– dicen que recuperar hoy la Junta es una utopía, una quimera, y en parte es también por la oposición tan intrascendente que se está haciendo. Es verdad que es muy difícil hacer oposición cuando has gobernado 37 años, pero por eso hace falta otro candidato”. “Nadie la quiere echar porque sí, si hay primarias es porque se perdió la Junta”, remacha.

Si se diera este escenario de que Espadas, tras una hipotética victoria, tuviese roces con una Díaz enrocada en la Secretaría General, ya hay quien ha planteado la posibilidad de que Ferraz intervenga imponiendo una gestora. Esta opción, a día de hoy, ni la desea ni la espera ninguna de las candidaturas. “Sería un error, el congreso regional es en diciembre, pero ahora viene el verano y a la vuelta lo que hay que hacer es elegir a los delegados que irán al congreso federal, que es en octubre”, señala una voz del equipo de Díaz, aunque precisamente la elección de estos delegados puede ser el próximo caballo de batalla.

Punto final a la campaña

Con todas estas aristas, los socialistas andaluces acuden este domingo a votar tras dos semanas en la que los candidatos han desarrollado una campaña sin grandes sobresaltos ni titulares, una descripción que también define cómo fue el único debate cara a cara entre los tres. Más allá de un arranque en el que, en el bando de Espadas, el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, cargó contra el “yoísmo” de Susana Díaz, el pico de mayor agitación se vivió cuando la propia Díaz denunció un tic machista en el partido por cuestionar que vuelva a presentarse como candidata, argumentando que cuando a compañeros masculinos en la misma situación no le ha puesto reparos. 

Ha sido esta la campaña de las camisetas con mensajes positivos de una Susana Díaz que ha venido a presentarse como una militante de base al margen del aparato a pesar de ser Secretaria General del PSOE andaluz, articulando un mensaje en el que votarle a ella es defender la independencia del PSOE andaluz, una secuencia que equipara al proceso de lucha por la autonomía en Andalucía que desembocó en el 28-F y el Estatuto de Autonomía. Enfrente estaría el intervencionismo de Ferraz que propiciaría Juan Espadas, señalado como el candidato de Pedro Sánchez. 

Andalucismo y andalucismo

Luis Ángel Hierro ha desarrollado una campaña con muchísimos menos recursos que sus contrincantes, centrando su mensaje en propuestas económicas y de unidad, aunque la que más recorrido ha tenido ha sido su compromiso de sacar al militar golpista Queipo de Llano de la basílica de la Macarena. También se ha asomado a su discurso un andalucismo al que igualmente se ha agarrado Espadas, para confrontar así el mensaje en clave verdiblanca de Díaz.

El regidor hispalense ha hurgado en los flancos débiles de Díaz cuando era presidenta andaluza, con actos sectoriales específicos de sanidad y educación (las mareas que tantos quebraderos de cabeza dieron a los socialistas en el Gobierno andaluz), reforzando lazos sindicales y jugando de manera permanente la carta del municipalismo. Pero sobre todo ha vendido unidad en el partido, algo que también han hecho Díaz y Hierro, y es que, como apostilla una voz desde el Parlamento, “las primarias tienen que servir para reforzar el partido, ya lo que nos faltaba es que después de esto estuviésemos más débiles…”.

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