Un total de 1.109 investigadores y científicos españoles del ámbito de la biodiversidad y la geodiversidad han firmado junto a 25 sociedades científicas el Manifiesto de la ciencia por la conservación de Doñana, un documento en el que alertan sobre el impacto que tendrá en este enclave la regularización de regadíos en la que trabaja el Parlamento andaluz. En él, advierten de que “el grado de deterioro global de Doñana es alarmante” y se agravará con una medida que prevé el indulto de más de 1.400 hectáreas en el entorno del Parque Nacional (1.900 según los cálculos de WWF), por lo que reclaman la “estricta aplicación de la legislación” para frenar el deterioro de este enclave.
El manifiesto se presenta como la “respuesta desde el ámbito científico” ante la propuesta para legalizar cultivos que ahora utilizan el agua del acuífero de Doñana de manera ilegal, una iniciativa impulsada por PP, Cs y Vox que contó con la abstención del PSOE en la Cámara andaluza. Los científicos recuerdan el enorme valor del Parque Nacional para el conjunto del planeta y su frágil equilibrio, ya que “se sitúa en un territorio donde se enfrentan las medidas en pro de la conservación de la naturaleza con las presiones de un modelo económico que emplea los recursos del medio rural de forma insostenible”.
Asimismo, inciden en que la zona sufre desde 2011 un periodo seco y que en el último año hidrológico las precipitaciones estuvieron un 70% por debajo de la media histórica, lo que ha provocado la sequía más grave desde la declaración como Parque Nacional. Esto se está traduciendo en la desaparición de lagunas, manantiales y aportes de agua a los arroyos, una situación a la que también ayudan las “extracciones desmedidas de agua subterránea”.
Una situación camino de ser “irreversible”
La situación actual es muy grave, se insiste, con una tendencia que, “en lugar de revertir, se agrava y tornará irreversible”. “A pesar de ello, el Parlamento de Andalucía ha dado luz verde a la tramitación del plan de regadíos de Doñana”, sin tener en cuenta que cualquier incremento de la superficie regable en esta zona “resulta una amenaza que desoye las voces de alarma” de la comunidad científica sobre la “extrema precariedad” del Parque Nacional.
Por ello, y porque “pone en riesgo el prestigio y fama de esta comarca”, los científicos que rubrican el manifiesto exigen “la estricta aplicación de la legislación para frenar el deterioro al que se encuentra sometido” el enclave. El objetivo es proteger Doñana, que presenta un “grado de deterioro global alarmante”, con unos niveles de explotación de los recursos hídricos “insostenibles” y una alteración de la dinámica hidrológica, todo lo cual “compromete gravemente este singular ecosistema”.
Un peligroso “efecto llamada”
El manifiesto también carga contra la reivindicación que hacen los agricultores de la zona de potenciar los trasvases de agua para así reducir la explotación del acuífero. Esta opción “genera expectativas inalcanzables y un efecto llamada”, a lo que se une que “no va a evitar afecciones importantes en el entorno del Parque Nacional”, como la entrada de fertilizantes y productos químicos fitosanitarios usados en los cultivos.
Antes al contrario, abogan por la restauración de los ecosistemas como “medida clave” para aumentar la biodiversidad, mitigar el cambio climático y prevenir y reducir los impactos de los desastres naturales. “Esta y no otra debería ser la línea de actuación” en Doñana, sentido en el que advierten de que “el mantenimiento de un parque nacional sin los valores naturales para su declaración carece de sentido”.
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