Los críticos con Susana Díaz han visto esta semana cómo una puerta se les cerraba en las narices -el aplazamiento del 40º Congreso Federal del PSOE, que posterga, a su vez, el cónclave andaluz-, y cómo otra ventana de oportunidad se les abría: la decisión de Miquel Iceta de ceder al ministro Salvador Illa el cartel electoral en los comicios catalanes del 14 de febrero (recién aplazadas a mayo). Los nuevos plazos orgánicos han roto las previsiones de los movimientos internos que disputan a Díaz el control del PSOE-A, pero el paso atrás del líder del PSC en favor de “un candidato mejor” ha dibujado un relato que los críticos con la sevillana no han tardado en exportar a Andalucía.
“Iceta ha tenido altura de miras, ha pensado en el proyecto de partido, y no personal, y ha dejado paso al mejor activo que tenemos. En Andalucía hay que ir reflexionando sobre qué es lo mejor que podemos hacer”, dijo el miércoles, en Granada, el secretario de Relaciones Institucionales de la Ejecutiva federal, diputado del PSOE por Sevilla y vicepresidente primero del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Celis es un sanchista de primera hornada, pero antes que eso es un enemigo íntimo y visceral de Susana Díaz -se conocen desde las Juventudes Socialistas de Sevilla-, el que más veces se ha enfrentado a ella y probablemente el que mejor conoce a su rival.
Antes de que los susanistas tuvieran tiempo de celebrar el aplazamiento del Congreso Federal, Gómez de Celis viajó a Granada y lanzó su bomba: ese paralelismo “envenenado” entre el primer secretario del PSC y la secretaria general del PSOE andaluz, el primero cediendo la candidatura a president de la Generalitat, la segunda aferrada con las uñas a su despacho de San Vicente, sede de los socialistas andaluces. Los sanchistas animan a Díaz a seguir el “ejemplo” de Iceta, echarse a un lado para facilitar la renovación de la federación más numerosa y musculada del PSOE, empezando por su líder.
Los susanistas afean a Gómez de Celis que haya “mezclado deliberadamente y de forma torticera lo orgánico con lo institucional”. “No existe la 'vía Iceta', porque en Andalucía no hay elecciones ni está en juego el cartel electoral. El debate aquí es el partido. Si quieren el control del PSOE andaluz, saben que la única forma es pelearlo en un congreso y en unas primarias contra Susana”, explica a eldiario.es/andalucía una persona muy próxima a Díaz. El run run orgánico, amplificado por las redes sociales, subió tantos decibelios que finalmente la aludida compareció el viernes en San Vicente con el claro propósito de zanjar ella misma el debate sobre su futuro: “Voy a presentar mi candidatura a la secretaría general del PSOE andaluz, y los militantes decidirán. Doy este tema por zanjado hasta dentro de un año, cuando se convoque el congreso regional. Punto final”.
El futuro de Díaz y la renovación del PSOE andaluz es una herida permanentemente abierta que provoca un apetito voraz en los medios de comunicación, y que neutraliza toda posibilidad de ejercer como líder de la oposición al Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla. Cada vez que la líder socialista y su círculo intentan poner el foco en una denuncia contra la derecha, son abordados por los periodistas con una larga lista de preguntas sobre el relevo de Díaz, los críticos, los posibles candidatos a sustituirla. “Así es imposible hace oposición, pero tampoco podemos ejercer de altavoz del Gobierno de Pedro Sánchez en Andalucía, y eso debería preocuparle a algunos”, dice un alto dirigente del PSOE-A, que echa en falta que Ferraz o el propio presidente intervengan para zanjar el debate interno hasta el congreso.
Las primarias en los estatutos del PSOE
Los susanistas han recordado esta semana que Miquel Iceta no ha renunciado a la secretaría general del PSC, sino a ser candidato (por tercera vez) en las catalanas. En Andalucía no hay elecciones a la vista -salvo adelanto, tocarían en diciembre de 2022-, de modo que Gómez de Celis propone a Díaz que se aparte para facilitar su relevo como secretaria general de los socialistas andaluces. Esto ahorraría muchas tensiones internas pero, sobre todo, evitaría a las distintas corrientes críticas con la dirección regional la dificultad de consensuar posturas, listas y proyecto, y de elegir un candidato de peso capaz de vencer a Susana Díaz en un congreso andaluz, que acaba de ser aplazado hasta final de año.
La baronesa andaluza no tiene ninguna intención de abandonar el cargo de forma voluntaria. Una dirigente que ha simbolizado como nadie el aparato del PSOE, ahora se aferra a los estatutos del partido, aprobados en el 39 Congreso Federal, y responde a los críticos que será la militancia quien pueda echarla con su voto en unas primarias, “no un apaño en un despacho de Ferraz ni las presiones diarias a través de los medios de comunicación”. Los estatutos del PSOE obligan a celebrar primarias para elegir al secretario general en todos los ámbitos territoriales, si los socialistas están en la oposición, como ocurre en Andalucía. En caso de que estén gobernando, como Guillermo Fernández Vara en Extremadura o Ximo Puig en la Comunidad Valenciana, no sería estrictamente necesario.
Fuentes próximas a la ex presidenta andaluza argumentan que el PSC es un partido distinto al PSOE, y que lo que acaba de hacer Iceta en Cataluña, eligiendo a dedo a Illa como candidato a president, “no se puede hacer en el PSOE, porque los estatutos lo impiden”. “El Comité Federal no ha anulado las primarias en Cataluña, porque no tiene competencias para hacerlo. El PSC es un partido hermano, pero tiene autonomía para tomar sus decisiones, como demostraron al pactar en algunos municipios con ERC en contra de la decisión del Comité Federal del PSOE”, explican.
El artículo 5.1 de los estatutos del partido establece que la elección del secretario general se realizará “a través del sistema de primarias mediante el voto individual, directo y secreto de los militantes”. “Las primarias se celebrarán por el sistema de ”doble vuelta“. En la primera vuelta, resultará elegido Secretario General el candidato/a que obtenga más del 50% de los votos válidos”. Para lograr la consideración de candidato a liderar el PSOE andaluz, será necesario conseguir un 2% de los avales de los militantes y afiliados directos a nivel autonómico (Andalucía es la federación más numerosa, con unos 45.000 afiliados).
Sin embargo, los estatutos también incluyen una cláusula volcánica que permite a la dirección federal “suspender las primarias por el interés general del partido”. El artículo 127.4 dice: “La Comisión Federal de Listas, a requerimiento de la Comisión Ejecutiva Federal, oída o a solicitud de la Comisión Ejecutiva regional o de nacionalidad, cuando las circunstancias políticas lo aconsejen o el interés general del partido lo exija, podrá suspender la celebración de primarias (incluso si ya estuvieran convocadas) en determinados ámbitos territoriales y acordar la designación directa, sin procedimiento de primarias, de una persona como candidato/a cabeza de lista a las elecciones autonómicas, a las Juntas Generales, a los Cabildos Insulares o a las municipales”. Los susanitas descartan que Sánchez, “el líder de la militancia”, apriete este botón rojo para evitar que las bases del PSOE andaluz elijan a su líder.
Movimientos críticos
Pero el problema de Susana Díaz no está en la letra pequeña de los estatutos del partido ni en las similitudes y diferencias con Miquel Iceta. La opinión de Gómez de Celis no hace sino sumar una gota más a una lluvia permanente de altos cargos, ex dirigentes, alcaldes, diputados provinciales y nacionales que defienden una renovación integral del proyecto socialista en Andalucía, tras la pérdida del Gobierno en 2018, y para ello ven “de imperiosa necesidad que Susana se eche a un lado”.
La renovación del PSOE de Andalucía está siendo impulsada desde diversos frentes por varias agrupaciones que, hoy por hoy, no hacen piña en torno a un solo candidato. “En Andalucía no hay mirlo blanco, no tienen un efecto Illa”, dicen los susanistas. Los críticos se dividen en dos corrientes, cada una con una estrategia distinta: están los que abogan por llegar a “un congreso de ruptura” que sirva de “revulsivo” al PSOE-A, enfrentando una candidatura potente y consensuada al proyecto de Díaz. Un formato inédito en Andalucía desde los tiempos del ex secretario general Carlos Sanjuán, que fracturó el partido entre guerristas y renovadores.
Otros, en cambio, ven mucho riesgo el “abrir en canal el partido a menos de un año de las elecciones andaluzas”, y buscan una solución de consenso entre Ferraz y San Vicente que evite “el choque de trenes”. Esta corriente está encabezada por el veterano alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, que busca una “transición tranquila” y ha propuesto buscarle “una salida digna” a Díaz, “como se ha hecho tradicionalmente en el PSOE con los líderes salientes”. Pero la ex presidenta ya ha rechazado antes esa puerta -cuando le ofrecieron ser presidenta del Senado- y su objetivo es emular los pasos de Fernández Vara, que recuperó la presidencia de Extremadura tras un corto mandato de la derecha en su comunidad.
En la terna oficiosa para sustituir a Díaz aparecen desde hace meses algunos nombres significativos, algunos de ellos han encontrado una plataforma en el colectivo Hacer más PSOE, una facción crítica del PSOE de Sevilla, el más afín a la secretaria general. El diputado por Jaén en el Congreso, Felipe Sicilia, es el único que se ha postulado abiertamente para el cargo, cuenta ya con varias plataformas de seguidores en Andalucía, el respaldo de algunos alcaldes de peso, y el apoyo de la portavoz en la Cámara Baja, Adriana Lastra. Esta opción se trabaja más en Madrid que en Andalucía, donde la corriente crítica está elaborando una alternativa “desde abajo”. Aquí aparecen otros nombres, como el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, que esta misma semana ha dado un paso más al reclamar “un PSOE nuevo, diferente e ilusionante que consiga más votos” que los que obtuvo Díaz en 2018.
Espadas es el precandidato no oficial que más se ha dejado acariciar por los cantos de sirena de sus compañeros, pero por ahora no ha oficializado su intención de disputar el puesto a Díaz. Los susanistas creen que corre el mismo peligro que la ex presidenta afrontó cuando se lanzó a las primarias contra Pedro Sánchez para liderar el PSOE: “Estaba convencida de que sus apoyos la iban a llevar bajo palio hasta Ferraz, elegida por aclamación, y al final no fue así”, dicen, y añaden: “Si Juan quiere el cargo, va a tener que enfrentarse a ella”.
También ha abierto la espita del “proyecto renovador” la secretaria general de los socialistas de Cádiz, Irene García, que este jueves ha reproducido en una entrevista en 7TV el argumentario que vienen repitiendo machaconamente los críticos desde hace semanas: “El PSOE andaluz necesita ”un proyecto renovador, que genere ilusión, un importante revulsivo que vuelva a conectar con la ciudadanía. Nos jugamos algo tan importante como volver a gobernar esta tierra“, dice García, para luego matizar que no tiene en mente ”ningún mirlo blanco“. ”Desgraciadamente la pérdida del gobierno, aunque ganásemos las elecciones, ha determinado que nuestra posición hoy obligue a poner todo de nuestra parte para crecer“, subraya.
La dirección federal del PSOE anunció el lunes que aplazará el 40º Congreso Federal hasta el próximo otoño, frustrando a los rivales internos de la baronesa andaluza que confiaban en que Pedro Sánchez abriría el calendario orgánico una vez hubiera aprobado los Presupuestos Generales del Estado. Sánchez quiere un cónclave presencial, multitudinario, y la pandemia impide celebrarlo así en primavera, como muchos esperaban. El congreso federal en otoño posterga la pugna por el control del PSOE andaluz -la federación más numerosa- hasta final de año o principios de 2022.
Los críticos con Díaz confían en que las primarias se celebren en noviembre, pero la agrupación andaluza cree que “como mínimo se tardarán tres meses” en organizar el cónclave regional. Pero no habrá que esperar tanto para visibilizar la contienda interna. Antes de que se celebren las primarias en Andalucía, las federaciones tendrán que elegir a los delegados que enviarán al Congreso Federal. Ahí se fajarán susanistas y sanchistas para imponer sus nombres, y ahí quedará claro si concurren dos facciones enfrentadas de cara al cónclave andaluz, la relación entre ambas y el peso de cada una.
La secretaria general recibió el jueves en San Vicente al ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE federal, José Luis Ábalos, para abordar varios asuntos sobre las infraestructuras del Estado en Andalucía. Ambos dirigentes hablaron del debate orgánico “con normalidad”, y Díaz reiteró su intención de volver a postularse a la secretaría general. Ábalos no le ofreció ningún cargo de peso para facilitar la renovación, según fuentes conocedoras del encuentro, “porque ese papel le corresponde a Pedro Sánchez y, en todo caso, Susana ya le ha explicado a él por teléfono hace unos días que quiere repetir”. “El movimiento de fichas en el Gobierno por la salida de Illa no tendrá ningún impacto en el PSOE andaluz”, aseguran estas fuentes.
Un día después de ese encuentro, Ábalos se reunió con el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, y con el aspirante oficioso a su lado dejó claro que la guerra por el control del PSOE andaluz será inevitable: “El PSOE-A es fundamental para España en todos los sentidos. Es normal que un partido que ha gobernado muchos años en Andalucía y ahora está en la oposición tenga un debate sobre cómo rearmarse para conseguir la confianza de los andaluces. Sería un partido sin vida si no tuviera ese debate”. Y añadió: “Dentro de esa fortaleza, está la hegemonía socialista en las alcaldías y las diputaciones provinciales. Eso determina un partido con experiencia y con muchos cargos políticos, cargos a todos los niveles que pueden tener un papel protagonista en el presente y en el futuro de la federación. Tendremos primarias, cada uno jugará el papel que quiera jugar, y veremos quién recibe la confianza de la militancia”