Los actos enfrentados de Susana Díaz y Pedro Sánchez en Sevilla evidencian la división del PSOE

Sendos mítines la tarde de este viernes, a 48 horas de las primarias del PSOE y a orillas del río Guadalquivir a su paso por Sevilla, como mejor fotografía de la división del partido. Los candidatos a la secretaría general Susana Díaz, que jugaba en casa frente a su barrio de Triana y ha ganado esta vez la batalla de los aforos, y Pedro Sánchez, en lo que se ha considerado una provocación por parte de los susanistas, y que en cualquier caso han brindado todos los ingredientes para el morbo en la recta final de la campaña.

Lugares comunes en los discursos con la dicotomía de un PSOE que no esconde su división ni la inquina que destila un bando hacia el otro: el que reivindica a sus históricos y el que es acusado de renegar de ellos; el que se abstuvo con el PP y que se presenta como más de izquierdas; el que propone a una mujer como salvación del partido y garantía de victoria y los que son vistos como los que se resignan a no ganar; el que se supone del aparato y el que se vende como el de los militantes...

Y lógicamente no han faltado alusiones mutuas al acto de los rivales. “Muchos de los que están allí van a votar a Pedro”, “nosotros no nos hemos equivocado de muelle y estamos con Susana”, se oía en el público, llegado en autobuses desde todas las provincias de Andalucía, Extremadura e incluso Madrid. En definitiva, toda una metáfora, con socialistas en la misma orilla, separados por poco más de 1.000 metros, pero a tanta distancia que se atisba complicada la construcción del puente para cruzar el río y recomponer un partido con el que ganar en las urnas.

De hecho, no tanto por la temperatura, que superaba a esa hora los 35 grados, como por los dardos de la última semana sobre quién había previsto antes este escenario para el precierre de campaña -sólo el equipo de Pedro Sánchez ha mostrado a la prensa con papeles la fecha de su reserva- y las intervenciones han puesto en evidencia la tensión entre dos rivales que se sienten ganadores pero que en cualquier caso creen que será por la mínima y, por tanto, con un reto muy complicado para volver a hacer gala de unidad.

Como explicaba un veterano socialista en el mitin de Susana Díaz: “No es tanto por la pelea que estamos viviendo, que las hemos tenido peores, sino porque el escenario no es el mismo, con una crisis generalizada de la socialdemocracia y la amenaza de Podemos”. Secundaba esto otro diputado, quien agregaba que precisamente la primera vuelta, la de los avales, ha igualado tanto los pronósticos del resultado que “ya no importa que el que gane lo haga por muy poco, sino de lo que sea capaz luego”.

La banda sonora de uno y otro lado también tiene su lectura en una pugna en la que juegan a ver quién es más socialista de los dos: Los Fondones han animado el Muelle de la Sal -el de Pedro Sánchez- a la espera del acto, para concluir con La internacional, y no ha sonado ninguna vez la sintonía del PSOE, mientras que en el Muelle de la Delicias -el de Susana Díaz- ha sido una constante para esta puesta en escena en Sevilla, donde está la mayor agrupación del país, y se disputan 10.000 votos. Los dos han llegado arropados por sus padres y teloneros de excepción: el exvicepresidente Alfonso Guerra con Susana Díaz y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, con Pedro Sánchez.

Muelle de las Delicias

El de Susana Díaz ha empezado a la hora prevista: las siete y media. Siendo en el mismo escenario del cierre de la campaña del 26J en el que Pedro Sánchez contó con ella como anfitriona, esta vez se ha cuidado mucho más el montaje, como lo prueba el hecho de que se habían instalado gradas en todo el espacio, lleno hasta la bandera, o banderas, porque las había de todas las comunidades autónomas.

Susana Díaz ha ocupado asiento entre Alfonso Guerra, quien no ha hablado porque venía “sólo a apoyar”, y la presidenta del PSOE de Andalucía, Micaela Navarro. En la primera fila han estado también el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Manuel Jiménez Barrios, quien junto numerosos consejeros de la Junta de Andalucía han acompañado a su líder; la secretaria general del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez; su presidente, Fernando Rodríguez Villalobos; y el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, entre otros. No han faltado diputados como Antonio Pradas o Antonio Gutiérrez Limones, quien su día le disputó a Susana Díaz la secretaría general del PSOE de Sevilla y hoy día ejemplifica la habilidad de la candidata para atraer a sus rivales, de la que tendrá que tirar si gana estas primarias.

De la apertura se ha encargado Juan Espadas, a quien muchos ven como sucesor en Andalucía, seguido por el secretario general de Juventudes Socialistas de España, Nino Torre, los dos muy centrados en la condición de Susana Díaz como “ganadora y la primera mujer que llegará a la Moncloa. Luego ha hablado Micaela Navarro, en su habitual tono conciliador: ”El lunes, pase lo que pase, no voy a poner en duda a ningún compañero“.

“Quiero ser secretaria general del PSOE porque es lo mejor que le ha pasado a este país”, ha empezado la también presidenta de la Junta de Andalucía, quien ha continuado, hacia dentro y hacia fuera (Podemos): “Nadie nos va a dividir [...], que se vayan preparando”, convencida de que puede recuperar “la moral de la victoria”. La baronesa ha garantizado “coherencia y generosidad” si llega a la secretaría general. Y no le han faltado cariñosas referencias hacia Alfonso Guerra -por cierto en un acto plagado de guerristas- del que ha dicho que es “un gran socialista, decente y honesto”, del que se siente orgullosa: “De él aprendí que primero estaba el país y después el partido y que para tener la confianza de los ciudadanos uno se tenía que comportar como un buen socialista”.

Muelle de la Sal

Mientras, en la primera fila de Pedro Sánchez, flanqueado por Anne Hidalgo, y su lugarteniente en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, alto cargo de Susana Díaz, se han sentado también inmaculada Acevedo, la única edil del Ayuntamiento de Sevilla que es pedrista; Nieves Hernández, portavoz de la plataforma de críticos; los diputados del no, Susana Sumelzo, Zaida Cantera, Odón Elorza y Adriana Lastra; y otros como Eva Patricia Bueno y Encarnación Martínez, ex concejales de la capital hispalense, y José Chamizo, exdefensor del Pueblo Andaluz.

Muy duro ha sido Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, quien ha empezado burlándose de la polémica por la elección del lugar para este evento comparándolo con el coyote y el correcaminos. Para luego dirigirse a Verónica Pérez, “la que se proclamó como la máxima autoridad [...] y ahora dice que para dedicarse a la política hay que tener poderes sobrehumanos”, en alusión a las declaraciones más controvertidas de la líder del PSOE de Sevilla. “Pues nosotros lo tenemos: tenemos el vuestro, el de los militantes [...] y al contrario que en el otro acto, somos de izquierdas y rojos”.

“La socialdemocracia está en crisis, pero no ha muerto y aquí estáis reinventando las soluciones. Antonio Costa también abrió ese camino en Portugal”, ha exclamado Anne Hidalgo, el golpe de efecto de Pedro Sánchez para la ocasión y de quien muchos en el PSOE de Andalucía no entienden por qué se ha metido en esta guerra. Y dirigiéndose a Pedro Sánchez: “Tú has implicado a toda la ciudadanía. ¡Qué riqueza inmensa! Lo que estáis haciendo aquí nos da ánimos en Francia, en Bruselas, porque con líderes como tú vamos a poder decir en Europa que hay otra vía, una alternativa humanista”.

Pedro Sánchez, quien se ha confesado “con más moral que el Alcoyano” y “dispuesto a sudar la camiseta hasta el último minuto”, ha apelado a que lo respalde el domingo “ese socialismo andaluz de siempre que no tiene miedo al cambio”, porque ha reiterado su convencimiento de que “al líder socialista lo elige el poder del voto de la militancia”. También ha salido al paso de los que le achacan que no quiera ganar: “No solo estamos definiendo quien es el líder, sino también el rumbo que va a tener la izquierda de España durante los próximos años y nosotros queremos sacar al PSOE de la deriva y ponerlo rumbo a la Moncloa”.

Su intervención ha concluido pasadas las nueve y media, con gente que tenía ganas de más en un acto que ha empezado con retraso. Es más, cuando intervenía Pedro Sánchez ya había terminado Susana Díaz, y a más de uno de los asistentes al mitin de ésta le cogió en el paseo de vuelta y pudo echar un vistazo al escenario del enemigo.

[[Esta crónica ha sido elaborada tras pasar 50 minutos en cada uno de los mítines]].