Teresa Rodríguez es hoy más fuerte que ayer. Las primarias de Podemos Andalucía le han otorgado una victoria aplastante sobre una rival que venía avalada por la dirección estatal del partido, con el objetivo de frenar el avance autonomista de la gaditana. Rodríguez ha logrado 8.582 votos, el 74,92% de los afiliados que han participado (11.522), frente a los 2.480 (21,6%) de Isabel Franco, diputada en el Congreso por Huelva, y ha superado en mucho a su rival en las ocho provincias andaluzas.
Sobre el papel, la líder de Podemos Andalucía se ha ganado el puesto para ser candidata a la presidencia del Gobierno andaluz en las próximas elecciones autonómicas. Hasta ahí, la lectura de los resultados que hace la dirección nacional. Pero la ejecutiva de Podemos Andalucía, que arropa mayoritariamente a Teresa Rodríguez, sostiene que las consecuencias de estas primarias van mucho más allá. Desde el principio se planteó como un pulso entre el centralismo de Madrid y las ansias autonomistas de Andalucía, un relato que los afiliados se han creído a rajatabla, y que ha terminado por aplastar el discurso de la dirección estatal, que alertaba de un intento de romper Podemos y formar un partido nuevo en esta comunidad. “Éste es un momento histórico. No se trataba de elegir una lista, sino de decir que somos mayores de edad, era una especie de 28F de Podemos”, ha proclamado hoy una solemne Rodríguez.
En su círculo están convencidos de que las primarias legitiman dos proyectos de largo alcance que trascienden la cita con las urnas, a saber: Podemos Andalucía ha ganado “por la vía de los hechos” una autonomía política que Rodríguez llevaba reclamando a Madrid año y medio, y que Madrid le había negado de plano. Fue su carta de presentación hace tres años cuando se postuló como secretaria general de Podemos Andalucía, fue un mandato de la asamblea regional que la respaldó mayoritariamente, y fue el leit motiv de una larga negociación con Echenique que no dio los frutos esperados.
Podemos Andalucía reclamaba más autonomía política, orgánica y financiera, y ninguno de los tres puntos se ha satisfecho del todo. La agrupación andaluza pedía asemejarse a En Marea, de Galicia, o En Comú Podem, de Cataluña, que son partidos políticos con un número de CIF propio, con grupo parlamentario propio en el Congreso, y con capacidad para decidir sobre sus candidatos y sus alianzas electorales. La diferencia es que En Marea y En Comú Podem son partidos independientes en los que Podemos está integrado, mientras que Podemos Andalucía es la representación del Podemos estatal en esta comunidad. Rodríguez se niega a ser “una sucursal del partido” en Andalucía, y tampoco está de acuerdo con la nueva política de aproximación al PSOE de Pedro Sánchez. “No vamos a ser subalternos del PSOE”, dice. Hoy los dirigentes de Podemos Andalucía se sienten menos tutelados que ayer para decidir quiénes serán sus candidatos en las autonómicas, municipales y generales, y cómo y con quién se aliarán en los futuros procesos electorales. “La autonomía política se expresa en la capacidad de elegir a tus candidatos y tu política de alianza. Ese espacio de autonomía nos lo hemos ganado sin necesidad de esperarlo como una concesión graciosa de nadie”, ha sentenciado Rodríguez. Desde su entorno niegan el temor por una posible intervención de la dirección estatal, como ocurrió en Catalunya. “No pueden intervenirnos. Tenemos el apoyo mayoritario y abrumador de los inscritos de Podemos. Si nos intervienen a nosotros, intervienen a las bases del partido”, advierten.
La confluencia, con peso proporcional
El segundo proyecto es el de la confluencia con IU y el resto de fuerzas andalucistas que van a concurrir juntos a las autonómicas, previsiblemente bajo la marca Adelante Andalucía. “El proyecto que se inicia con Adelante Andalucía es un espacio para un nuevo andalucismo. Estas primarias son un refrendo a un proceso de confluencia en el que hemos querido ser muy generosos y poner a Andalucía en el centro. A todo el que quiera una alternativa al susanismo, sin pedirles que disuelvan su identidad y su organización”, sostiene la líder morada.
Rodríguez había firmado un preacuerdo con el líder regional de IU, Antonio Maíllo, que allanaba la hoja de ruta para la confluencia. Ese documento estaba adherido a la candidatura de la gaditana en las primarias internas de Podemos, de modo que su victoria y el aval del 75% de los 11.522 inscritos del partido que han votado legitiman este proyecto. O al menos así lo defiende su círculo. El preacuerdo para la confluencia contempla unas segundas primarias conjuntas con IU, un proceso cuyo reglamento aún no se ha difundido, pero que previsiblemente va a alterar la lista electoral que ha salido elegida en las primarias internas de Podemos. Los candidatos de Rodríguez copan el 60% de los puestos de salida en las ocho provincias -el sistema de elección proporcional elegido no permitía más- y el 40% restante corresponde a los afines a la diputada en el Congreso Isabel Franco, la candidata rival.
El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, ya ha felicitado por su victoria a Rodríguez y ha proclamado, solemne: “Ahora todas juntas a vencer al susanato” [en referencia a la presidenta de la Junta, Susana Díaz]. Pero no, todavía no. Ahora se abrirán las primarias conjuntas, un procedimiento que viene avalado por la mayoría del Consejo Ciudadano Andaluz -máximo órgano de decisión entre asambleas-, pero que cuenta con el rechazo de la dirección estatal, en tanto que “se sale del marco reglamentario estatal que ha aprobado el partido para regular los procesos de confluencia con otras fuerzas”.
Rodríguez y Maíllo han planteado un formato de confluencia horizontal, de igual a igual, que respete el peso de poder de cada organización dentro de la marca Adelante Andalucía. Podemos aporta su fuerza parlamentaria -15 diputados frente a los cinco de IU- y la coalición de izquierdas entrega su implantación territorial, la mayor de IU en todo el país. Los comunistas tienen candidaturas en más de 500 municipios andaluces, ostentan 80 alcaldías y están presentes en docenas de gobiernos locales de coalición. En las pasadas autonómicas lograron 275.000 votos frente a los 590.000 de Podemos. La coalición de izquierdas resolvió su lista electoral para las próximas andaluzas mucho antes que sus socios morados, en un proceso interno mucho más pacífico. Ahora, ambas candidaturas deberían confrontar en esas primarias conjuntas, aunque lo previsible es que Rodríguez y Maíllo pacten una lista unitaria, mezclando candidatos de uno y otro lado, e integrando a personas de otras formaciones (Equo, Primavera Andaluza) e independientes.
Cómo se va a hacer esa fusión de listas es aún una incógnita, aunque la dirección de Podemos Andalucía ya ha desvelado hoy que ellos ocuparán más puestos de salida que IU en la candidatura final, porque hoy por hoy tienen más representación parlamentaria. “Nosotros no vamos a postular menos diputados en puestos de salida de los que tenemos ahora”, afirma un dirigente morado. Hasta hoy, Teresa Rodríguez siempre ha defendido que uno de los problemas que tuvo la coalición electoral Unidos Podemos en las últimas generales es que muchos votantes y dirigentes de IU no se vieron representados en esa marca, que les había hecho sentir subalternos.
La confluencia andaluza ha evitado cometer el mismo error, como demuestra la sintonía personal y política de sus líderes, y el trabajo coordinado que esgrimen ambos grupos en el Parlamento andaluz desde hace meses. El orden de los candidatos de IU en la lista de la confluencia es importante, no sólo a nivel interno. El PSOE de Susana Díaz lleva más de un año utilizando la debilidad política de IU como arma contra la confluencia, acusando a Maíllo de “regalar una formación histórica como el PCA”, y de dejarse “engullir, absorber o fagocitar” por Podemos. Las primarias conjuntas aún no tienen fecha, se preveían para finales de mes, pero tampoco se descarta aplazarlas hasta septiembre.
El adelanto electoral
La posibilidad de que Díaz adelante las elecciones a otoño puede precipitar las cosas. Aun falta que Podemos e IU sometan a una consulta interna el nombre de su marca electoral, que puede ser Adelante Andalucía, y mantenga el nombre de las formaciones matrices en el subtítulo. Esto último provoca recelos nuevamente en el equipo de Echenique, que recuerda que el 92% de los inscritos en el partido votaron a favor de que Podemos tuviera un protagonismo evidente en las futuras marcas electorales. La otra incógnita es quién será el candidato o candidata de la confluencia a la presidencia del Gobierno andaluz, o dicho de otro modo: quién dará un paso atrás: ¿Maíllo o Rodríguez? La mayoría de los dirigentes consultados, de uno y otro partido, apuestan por la gaditana, porque tiene un índice de popularidad mayor que su compañero.
El ambiente este martes en la sede de Podemos Andalucía era de euforia desatada. Son las terceras primarias que gana Rodríguez por mayoría rotunda en tres años, aunque esta vez con menos votos y participación que otras veces: en 2015, para ser candidata a la presidencia de la Junta, recabó 12.100 votos; en 2016, cuando se postuló a la secretaría general de Podemos, más de 13.300 votos. Ahora ha sumado más de 8.500 apoyos. “No hemos ganado unas primarias, hemos ganado ocho”, ha dicho hoy la gaditana, tras recordar que el proceso se celebraba por primera vez con circunscripción municipal. La lista de Teresa Rodríguez ha obtenido el 69% de votos en Almería, el 73% en Huelva; el 86% en Cádiz; el 63% en Jaén; el 78% en Córdoba; el 75% en Málaga; el 64% en Granada y el 75% en Sevilla. El nivel de contestación interna de las bases, que pretendía aglutinar la candidatura de Franco, está muy por debajo de lo que había previsto la dirección estatal. La victoria de la líder de Podemos Andalucía en las ocho provincias está muy por encima de lo que el propio reglamento de selección de candidatos permite en estas primarias.
Rodríguez propuso el método Dowdall, más exigente en cuanto al margen de proporcionalidad y pluralidad que el que usa la dirección estatal (Desborda). Este sistema impide que la candidatura ganadora acapare más del 60% de los puestos de salida, de modo que las listas rivales obtendrán más representación de lo que han logrado en las urnas (hasta un 40%). Franco no ha entrado en la candidatura de Rodríguez porque competía sólo para el puesto de candidata a la presidencia de la Junta.