ENTREVISTA

Teresa Vidal, fiscal de Menores en Sevilla: “Los jóvenes no son conscientes de los peligros de la red y los móviles”

Teresa Vidal, fiscal de menores en Sevilla con más de 20 años de experiencia en este ámbito, señala que la única forma de abordar la problemática de los menores y la tecnología es mediante educación y confianza de padres a hijos, de forma que estos últimos se sientan libres de contar se encuentran algún problema. Así pues, la fiscal apunta una especial preocupación ante los casos de acoso en menores y la forma de abordarlos: “Ante casos de acoso, lo mejor es tratar de resolver a través del centro educativo, no acudir directamente al juzgado como primera opción”, apunta en esta entrevista con SevillaelDiario.es la fiscal, que ha sido una de las ponentes esta semana de la jornada ‘Conectados y ¿protegidos? Defiende a tus hijos de los riesgos de las redes’, organizada por el Grupo Previsión Sanitaria Nacional (PSN).

¿Qué problemática observa en el acceso de los menores a las tecnologías?

Se trata de un problema de educación. Los jóvenes no son conscientes de los peligros que esconde el uso de la red y los móviles, ni asimilan las consecuencias del mal uso. Me preocupa especialmente el aumento de casos de bullying, ciberacoso, delitos contra la libertad sexual, etc.

¿Cree que existe alguna forma de prevenir el acoso a los menores en ese ámbito?

Es fundamental prevenir estos casos desde la primera línea, es decir, desde los centros educativos, porque la mayoría de estos no disponen de protocolos específicos de detección y actuación. Sin embargo, debido a la falta de confianza de los padres en la eficacia o diligencia de la actuación de estos centros, lo más recurrente cuando los padres se enteran de que sus hijos están siendo víctimas de acoso es llevar el asunto directamente al juzgado. Pero muchas veces iniciar un proceso judicial agrava las tensiones entre padres y entre víctimas y agresores.

¿Cómo reaccionan las familias cuando se enteran de que su hijo es víctima o acosador?

Los padres de las víctimas tienden a victimizar aún más a las víctimas y los padres de los agresores a restar importancia y negar los delitos de sus hijos, lo cual agrava la situación. El dilema parte de que muchos padres creen conocer a sus hijos y realmente no lo hacen. A veces, el perfil de los agresores o las personas que practican ciberbullying entre sus compañeros no se corresponde con la apariencia que muestran en casa, donde pueden tener buen comportamiento.

¿A qué tipo de condenas se enfrentan los menores en este tipo de ilícitos?

Depende como todo de la especificidad del caso y del delito. Uno de los casos más habituales es la difusión de imágenes de la víctima sin su consentimiento, lo cual se englobaría dentro del delito de revelación de secretos recogido por los artículos del 197 a 201 del Código Penal. En estos casos la pena aumentaría, además, si se trata de una imagen de la pareja. En el caso de los menores serían los padres quienes tendrían que hacer frente y subsanar la condena. Hay un caso muy llamativo: si la imagen es difundida por varios menores, el delito recaería sobre todos y, si todos los padres salvo uno se declarasen insolventes, ese uno tendría que asumir los costes económicos de la pena en concepto de responsabilidad solidaria.

¿Cómo pueden detectarse, abordarse y prevenirse los casos desde el ámbito familiar?

Es fundamental reforzar el vínculo de los menores con su entorno familiar desde una perspectiva de confianza y referencia. No se trata de ser amigos de tus hijos y otorgarles toda la libertad del mundo, pero sí de garantizar que, si tienen un problema, pueden contártelo.

¿Cómo aborda estos asuntos desde la Fiscalía de Menores?

En mi trabajo, cuando me llega un menor en las diligencias de investigación, además de abordar la problemática de lo que ha hecho e informarle de las posibles consecuencias, trato de realizar una labor educativa y hacerlo reflexionar, le pregunto por qué lo ha hecho y si le gustaría que se lo hicieran a él.

¿Cree que el problema se solucionaría añadiendo más herramientas de control y limitar el acceso de los menores a la tecnología?

Es inviolable controlar la edad de menores con acceso a redes. No obstante, los menores en ocasiones no están lo suficientemente formados y concienciados como para asumir las consecuencias de un empleo indebido de las mismas. No se trata tampoco de prohibir el empleo de los teléfonos, porque hay más hijos que ocultan la creación de cuentas a sus padres. Yo puedo quitarle el teléfono a mi hija y creer que con eso el problema está solucionado, pero no es así porque pueden crear cuentas a través del móvil de un amigo. Hoy un abogado me decía que su hijo no tenía móvil y no hacía uso de las tecnologías, por lo que se sentía tranquilo, pero pensé que es un padre muy inocente.

¿Qué inconveniente supone para las familias el control o limitación de la tecnología en sus hijos?

En ocasiones, restringir la tecnología puede desencadenar conductas violentas y maltrato filio-parental debido a la ansiedad que la ausencia de móvil genera en los menores. Se trata de un fenómeno social de mayor complejidad, pues las redes sociales generan la necesidad constante de estar conectados. Si un niño ve como todos sus amigos las usan, pero él no, se siente en situación de aislamiento.

¿Qué otras cuestiones derivadas del uso de las tecnologías le parecen preocupantes?

La proliferación de relaciones de pareja cada día más tóxicas entre menores en las que la tecnología juega un papel fundamental pues facilita un control absoluto sobre el otro. En uno de los casos que llevé, uno de los miembros de la pareja, en este caso el chico, obligaba a su novia a que se hiciera un video todas las noches para ver que realmente estaba en casa. Eso es muy preocupante.

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