Un trabajo de fin de carrera sobre la Cruzcampo o cómo hablar de la identidad andaluza con una cerveza
Defendió su Trabajo de Fin de Grado “Cruzcampo en mano”, como ella misma anunció en un tuit que se hizo viral a pocos minutos de publicarlo. Es Isabel Serrano, una “socióloga y politóloga en potencia” de Aracena (Huelva) a quien le apasiona el estudio de la identidad andaluza. Forma parte de esa generación que se está despertando en defensa del pueblo andaluz para reivindicar los símbolos, las raíces, los referentes de su tierra. Savia nueva - verde y blanca - que impulsa a través de los formatos innovadores de las redes sociales: “una nueva ilustración del andalucismo”, en palabras de esta joven.
Ha terminado recientemente el doble grado de Sociología y Ciencias Políticas en la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla). Y actualmente trabaja en asesoría política desde la capital del país “con Andalucía en el corazón y en la cabeza para construir una España mejor”, como reza la biografía de su cuenta de Twitter donde reúne a más de 10.000 de seguidores.
Antes de que su publicación sobre “el TFG de la Cruzcampo” alcanzara más de cuatro mil 'me gusta', ya sumaba una cifra similar porque lleva aproximadamente cuatro años compartiendo “vídeos de contenido político y social” que cuentan con gran aceptación en las redes. Aun así, afirma que “ni de broma” se imaginaba tal repercusión. “Lo subí para mis colegas porque estaba contenta por haber terminado la carrera, pero no me esperaba que se fuera a convertir en Trending Topic”, cuenta sorprendida esta andaluza que lleva por bandera el poemario Viento del Pueblo y a Miguel Hernández, “por estandarte”.
Cruzcampo, mucho más que una cerveza
Si bien el tuit derivó en un acalorado debate acerca de la calidad de la cerveza que más se consume en una parte de Andalucía, Isabel Serrano explica que su trabajo nada tenía que ver con entrar a valorar esta cuestión. Su propósito era investigar cómo la compañía cervecera “utiliza la identidad andaluza a través de sus herramientas de marketing”. Para ello, analiza el contenido de las campañas de Cruzcampo desde 2009 hasta 2021. Y observa cómo las referencias al andalucismo van evolucionando, desde una apelación al andaluz desprovista de acento y de referencias propias - sino “con valores extrapolables a la marca España” -, hasta introducir apelaciones “a la lucha del pueblo andaluz, a la juventud que empuja, a los orígenes, al habla”, en un momento en el que “estaba abierto el debate sobre el desprestigio del andaluz”.
De esta manera, demuestra cómo un tema sociológico - la identidad andaluza - se convierte en objeto de interés para la empresa a la hora de construir sus propios valores de marca. “Al final el marketing lo que intenta es influir en la sociedad y recoger esos elementos culturales y esos movimientos sociales que están en nuestro día a día”, apunta. Y para la autora del TFG, actualmente existe “un andalucismo cultural en auge”, recogido por el politólogo Jesús Jurado en su obra La generación del mollete. Libro que Isabel recomienda para comprender el sentimiento andalucista que está latiendo con fuerza al compás del 3/4 entre las capas jóvenes de la sociedad andaluza.
No hay que olvidar que la compañía utiliza esos elementos identitarios “con intereses comerciales” y no para “que el pueblo andaluz se empodere y se emancipe y sea soberano de sus políticas y de su realidad”. No obstante, Isabel defiende que “no por ello podemos rechazar la importancia que tiene que una marca recoja esos elementos de la identidad andaluza”, en la medida en que “les esté dando un valor que antes no se les había dado”. Así, de repente, Lola Flores resucita para reivindicar el acento y “en toda España se ve un anuncio en el que aparece Califato ¾, María José Llergo, donde hay palabras en andaluz y donde hay un argumentario y un discurso totalmente andalucista de reconocer nuestros valores, nuestro origen”, celebra entusiasmada.
Sentimiento verde y blanco en las redes
La devoción que siente Isabel Serrano por su tierra tiene mucho que ver con una frase de Carlos Cano: “quien ama su tierra, lucha por ella”. “El cariño y el amor que le tengo a mis orígenes, a mi familia, a mi abuela, a cómo se habla en mi casa”, ese sentimiento “se acaba convirtiendo en una lucha política”, explica Isabel. Una lucha que ella siente que tiene que librar. Y lo hace creando contenido en sus redes sociales para dar a conocer hitos y referentes de la realidad social, política y cultural andaluza que, a sus ojos, aún ignoran muchos ciudadanos. “Mi politización es andaluza porque me politizo sobre todo con el carnaval”. Para esta joven no hay mayor “referente andalucista, político, social y cultural que la voz del pueblo de Cádiz”.
Por eso, hablar de la Desbandá, de “la tarde de espanto” de aquel 4 de diciembre, del camino hacia el 28 de febrero o de la figura de Blas Infante es su forma de pedir “tierra y libertad”, “concienciando y divulgando sobre la importancia de defender lo nuestro para que Andalucía tenga voz propia”, así como “para que los más jóvenes sepan que hay una historia de soberanía y emancipación del pueblo andaluz”, expresa la joven socióloga y politóloga.
Cuando vivía en Sevilla, las paredes de la habitación en su piso de estudiante estaban decoradas con un póster de la proclamación de la autonomía del 28F, con el rostro de Blas Infante, el de Federico García Lorca y la bandera andaluza. Ahora se ha trasladado a Madrid porque “no nos queda otra”. “Tristemente Andalucía no nos da las oportunidades que los andaluces necesitamos”, lamenta. Pero al mismo tiempo, remarca, “el andalucismo se refuerza cuando estás fuera de casa”. De ahí que la autora del TFG de Cruzcampo confiese que se esfuerza por no perder su acento y que se junta con andaluces en la peña La Gata que han creado - “quedamos para comer molletes y esas cosas”. También allí, continúa encarnando y promulgando los valores del andalucismo que resuenan en la sociedad desde ahora y desde siempre.
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