Este año, el Banco de España alertaba de que el 42% de los municipios en España estaban en riesgo de despoblación. Sin embargo, Andalucía siempre ha resistido mejor ese peligro. Hasta el año 2015 que marcó un punto de inflexión: por primera vez hubo más muertes que nacimientos en Andalucía. Cinco años después, la comunidad autónoma ha perdido en torno a un 5% de habitantes. No se salvan ni las capitales: todas han bajado, a excepción de Almería y, sobre todo, Málaga. Esta última ha ganado casi 10.000 habitantes los últimos cinco años. En el otro extremo, Cádiz, que ha perdido cerca de 5.000 en el mismo periodo.
Pero mientras las capitales y sus áreas metropolitanas se redistribuyen los habitantes, comienza a notarse la despoblación en los municipios de menos de 5.000 habitantes y de carácter rural, aunque con un impacto menor que en otras comunidades autónomas. Esto municipios son el 90% de los núcleos de población del territorio, si bien en ellos vive poco más del 10% de los andaluces. Soportan males como cierres de colegios, falta de atención médica, exclusión financiera...
Según datos del Instituto de Cartografía y Estadística de Andalucía (IECA), dos de cada tres de los 787 municipios de la comunidad autónoma han perdido población en el lustro que va entre 2015 y 2020. En ese periodo, además, 14 han bajado de los 1.000 habitantes. El informe de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP)El despoblamiento de Andalucía hace una radiografía de la situación y explica que las áreas escasamente pobladas (menos de 50 habitantes por kilómetro cuadrado) ocupan dos tercios del territorio de la comunidad autónoma.
Desde la Asociación para el Desarrollo Rural de Andalucía (ARA) creen que tienen una oportunidad con los nuevos fondos europeos. “La crisis provocada por la Covid y el confinamiento al que ha estado expuesta gran parte de la población ha demostrado el gran valor del medio rural: hay interés por volver a desarrollar nuevos modelos de vida y de negocio en los territorios rurales y se ha comenzado a mirar nuestros pueblos con otros ojos”, subraya el presidente, David García Ostos (alcalde de Écija).
Entienden que es una oportunidad que hay que aprovechar, “siendo necesario para ello dotar de los servicios y medios adecuados nuestros territorios rurales, de tal forma que cualquier persona interesada pueda desarrollar nuevos proyectos empresariales”. Y esa labor de dinamización es la que anima a los grupos de desarrollo rural (GDR) desde hace tres décadas, 47 actualmente, y que representan a más de 5.000 entidades entre administraciones locales, organizaciones empresariales, agrarias y de otros sectores, sindicatos, ecologistas...
Pese a que los GRD no surgieron como un proyecto contra la despoblación, defiende que “ha sido la única política contra este fenómeno durante décadas” y siguen siendo “el mejor instrumento para mantener vivas las pequeñas empresas rurales”. Sin embargo, creen que las dotaciones económicas que reciben son “muy insuficientes para luchar contra la despoblación en solitario”.
Mirando por provincias, es llamativo el caso de Córdoba: todos sus municipios han perdido población entre 2015 y 2020, salvo Lucena y Montilla. Similar panorama en Jaén: de sus 97 municipios, 91 han registrado descensos en sus padrones. De los seis que han subido, la mayoría son área metropolitana: Los Villares, Mancha Real, Villatorres, Mengíbar y La Guardia de Jaén.
En la provincia de Cádiz, frente a esa pérdida de peso demográfico en la capital, se nota la subida del Campo de Gibraltar: han crecido en vecinos Algeciras, Los Barrios, La Línea de la Concepción y San Roque. En Huelva, se repite esta situación, a costa del crecimiento de todos sus municipios de más de 10.000 habitantes.
Los datos de Sevilla reflejan un área metropolitana cada vez más atractiva frente a la pérdida de habitantes de la capital, con un crecimiento sobre todo de Dos Hermanas y de la comarca del Aljarafe. También la provincia de Granada muestra esa redistribución entre la capital y el área metropolitana.
Por último, tenemos las dos provincias en las que sus capitales han ganado población. En Almería, ha crecido la capital, pero sobre todo el segundo mayor municipio de la provincia, Roquetas de Mar, con casi 8.000 vecinos más, frente a un descenso significativo del tercero, El Ejido. Crece también Málaga, igual que gana habitantes toda la Costa del Sol, y buena parte de La Axarquía y el Valle del Guadalhorce.
Todo esto en un contexto en que la Junta de Andalucía ultima la Estrategia frente al Desafío Demográfico, una herramienta importante para combatir la despoblación y que va a suponer un hito con el que la comunidad autónoma asegura que “desplegará una batería de medidas, de forma planificada y sostenida en el tiempo, para tratar de revertir esta situación y contribuir a que todos los pueblos estén vivos y generando prosperidad y oportunidades”, en palabras de Juan Manuel Moreno. Ya se han adoptado una serie de decisiones para frenar este éxodo paulatino vinculado al envejecimiento de la población y a la falta de oportunidades para las nuevas generaciones. Hay en el mundo rural, sobre todo, “una diversidad biológica y un atractivo ecoturístico como fuente de generación de empleo y riqueza y una pieza clave en la despoblación”, que es donde los expertos ven una de las oportunidades para combatirla.
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