El diccionario de la Real Academia Española (RAE) afirma que el duende en Andalucía es un “encanto misterioso e inefable”. El poeta Federico García Lorca, en su conferencia Teoría y juego del duende (1933), lo definía como un “poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica”. Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han logrado medir de una forma científica y objetiva por primera vez en todo el mundo el duende, utilizando para ello la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que ellos han aplicado a la psicología.
Los científicos, pertenecientes al Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la UGR, han determinado mediante diversos experimentos cuál es la huella térmica del duende, un criterio objetivo que permitiría discernir qué bailaores lo sienten realmente y cuáles no. En el estudio participaron 10 bailaoras profesionales de flamenco, alumnas del último año de los estudios de flamenco del Conservatorio Profesional de Danza de Granada, que llevaban al menos 10 años bailando.
Todas ellas se sometieron a diversas pruebas en las que, mediante un termógrafo de última generación, los científicos midieron su temperatura basal en reposo, y la temperatura de diversas partes de su cuerpo mientras bailaban flamenco, y también mientras visionaban vídeos en los que otras personas lo hacían.
Tener una buena técnica no es suficiente
Los resultados demostraron que las bailaoras, que al bailar flamenco y concentrarse en sentirlo experimentan un estado que en el estudio de la empatía se define como “estrés empático”, experimentaron un descenso significativo de la temperatura de su nariz y glúteos (una media de 2,1 grados centígrados) mientras bailaban flamenco, algo que también ocurría pero en menor medida (de media un grado) cuando visionaban una grabación de flamenco.
Como explica la autora principal de este trabajo, Elvira Salazar López, actualmente investigadora de la Universidad Técnica de Munich (Alemania), la huella térmica del flamenco está relacionada con la activación de diversas áreas cerebrales, habilidades técnicas, empatía y duende de los sujetos. “Nuestros experimentos han demostrado que, cuanto mejor es la técnica al bailar, menor es el estrés empático del sujeto. Tener buena técnica ayuda a la bailaora, pero no es suficiente. Sentir el duende implica un estado emocional contrario a tener empatía y la temperatura de los glúteos y la nariz es un excelente marcador que determina una mejor comprensión emocional del flamenco, que implica, en términos psicológicos, un mayor estrés empático”.