La universidad andaluza, al rescate de los alumnos frente a la ley Wert

El mes de julio supone el cierre de expedientes y los últimos pasos administrativos en la tramitación de las becas de convocatoria general.

El endurecimiento de los requisitos académicos para obtener una de estas becas de la mano del ministro Wert, que el año pasado cambió del 5 al 5,5 de nota media, ha provocado que muchos alumnos se descuelguen de la carrera universitaria por motivos económicos. Conscientes de esta coyuntura, la Junta y la mayoría de las universidades andaluzas han ido tomando decisiones a lo largo del curso para minimizar estas medidas y evitar una sangría de expulsados que, en junio, ascendía a un total de 6.500 estudiantes, segun datos recabados por eldiario.es/andalucía. Más aún cuando las nuevas reformas de becas del ministro anuncian cambios aún más restrictivos para poder aspirar a ser becario.

Pago fraccionado ampliado en terceras y cuartas matrículas

La Universidad de Cádiz fue la pionera a la hora de tomar en consideración una de las reivindicaciones más escuchadas en las manifestaciones, encierros y asambleas estudiantiles, que los consejos de estudiantes, voz institucional de los universitarios, hicieron llegar a los rectorados. El Rectorado de Cádiz aprobó la ampliación de los plazos del fraccionamiento de pago a cuatro. El último en septiembre sólo “para casos excepcionales”.

La Junta de Andalucía aceptó la semana pasada la ampliación de los pagos hasta en tres plazos para los becarios del Ministerio. Ya el verano pasado, el Gobierno andaluz acordó con el Consejo Andaluz de Universidades la posibilidad de articular un Plan de Compensación a través de las ayudas propias de las mismas. Es así como la Universidad de Córdoba o la de Almería ya ha podido fraccionar el pago de las tasas a los alumnos de 3ª y 4ª matriculación para evitar “el estancamiento de los estudiantes en el sistema universitario”.

Modesto Luceño, vicerrector de Estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide, admite abiertamente que su centro no ha podido desarrollar planes extraordinarios “por falta de liquidez”. Este Rectorado fue el primero en admintir que los 700 alumnos que no habían pagado la matrícula serían expulsados. De ellos, diez se han podido acoger al fraccionamiento de pago ampliado. “Estamos desarrollando una normativa específica para el próximo curso”, señala Luceño. La UPO cuenta con ayudas propias para “estudiantes que han demostrado insolvencia económica para hacer frente al pago de la matrícula en los dos plazos estipulados”, entre estas ayudas están el comedor y el Instituto de Idiomas, con un presupuesto de 8.650 euros y 34.450 euros respectivamente.

Ayudas sociales extraordinarias

Por su parte, la Universidad de Sevilla ha aprobado unas ayudas sociales extraordinarias a la que ha destinado una partida presupuestaria de 171.910 eurosayudas sociales extraordinarias. Este paquete se destinará a alumnos que hayan sufrido “una disminución drástica de los ingresos por causas sobrevenidas en los cursos 2011 y 2012” y que deben justificarse de forma adecuada para que la Comisión de Becas estudien sus casos. Estas medidas vienen a reforzar las ayudas propias del centro que presta cobertura a alumnos con necesidades económicas especiales ya sea por discapacidad, desplazamiento, manutención, formación específica, etc.

Dentro de sus posibilidades presupuestarias, todas las universidades andaluzas han convocado este curso este tipo de becas extraordinarias. Rosa María García, vicerrectora de Estudiantes de la Universidad de Granada, explica que esta modalidad de ayudas “se ha visto notablemente reforzada”. Según García, “Se han adjudicado 624 ayudas, frente a las 425 inicialmente convocadas. Todas las solicitudes que cumplían los requisitos previstos en la convocatoria han sido estimadas”. Esta estimación ha provocado un incremento de la dotación inicialmente presupuestada que ha pasado de 170.000 a 250.000 euros.

El Consejo de Gobierno de la Universidad de Córdoba aprobó la semana pasada también con carácter excepcional una convocatoria de ayudas sociales extraordinarias de matrícula para cubrir parte de los precios públicos de alumnos que hayan visto desestimada su solicitud de una beca del Régimen General y Movilidad por no alcanzar la nota media de acceso mínima exigida. Estas ayuda podrá pedirse hasta el 31 de julio y pretende “cubrir los huecos” que el endurecimiento de los requisitos de las becas generales ha ido dejando.

En la UMA, becas de emergencia durante todo el curso

Juan Antonio Perles, vicerrector de Estudiantes de la Universidad de Málaga explica en qué situación están ahora mismo las universidades andaluzas: “No es un problema de liquidez. La Universidad de Málaga va presupuestando en función al dinero que le llega y destinando dotación presupuestaria donde se necesita. El problema son los recortes del Ministerio que va ajustando las posibilidades de los alumnos cada vez más y son las universidades las que tienen que hacer frente a la situación”.

En su institución, se han aprobado unas becas de emergencia sin precedentes que podrán pedirse durante todo el curso. “Son becas de emergencias. Se han pensando para alumnos cuyos padres de repente se quedan en paro, muere un familiar, hay una enfermedad repentina”, cuenta. “La dotación presupuestaria se ha reforzado de 650.000 a 810.000 euros por esta causa”, sostiene.

Perles recuerda una realidad: “La Universidad es comprensiva con los alumnos y entiende la situación, pero en última instancia tienen que pagar. Los ingresos por matrículas son muy importantes para sostener los centros”. y añade: “Los estudiantes deben recordar que nosotros gestionamos la tramitación de las becas según las reglas marcadas por el Ministerio”.

“Tuve que elegir cuántos créditos cursar para evitar que la matrícula se duplicara”

Fabricio Saquilán es estudiante del Grado de Ingeniería Mecánica (Además de presidente del Consejo de Estudiantes y miembro del Consejo Andaluz de Universidades) y ha sido uno de los alumnos de la Universidad de Almería que se ha acogido al pago fraccionado en tres plazos. Reconoce que para poder hacer frente a los pagos ha tenido que planificar su matrícula cuidadosamente y se ha inscrito a menos asignaturas de las que tenía pensado en el inicio del curso. “Tuve que elegir de cuántos créditos matricularme y según fuera primera matrícula o no para que la factura no se duplicara respecto al año anterior”. “Este año he pagado unos 300 euros más. El problema de que la tercera y cuarta matriculación sea tan cara es que produce un estancamiento de los alumnos en la universidad”, explica.